Clemente Cebrián (El Ganso): “Soy experto en direcciones secretas de carretera”

Hace 20 años que tuvo un sueño: revolucionar la industria textil. Junto a su hermano Álvaro, Clemente Cebrián (Madrid, 49 años) creó la marca El Ganso. Fiel a su estilo: elegante, pero desordenado. En 2006 abrieron su primera tienda en la calle de Fuencarral de Madrid. En poco tiempo cogieron vuelo: más de 150 puntos de venta repartidos por medio planeta y 600 empleados. Era una marca atractiva. Los inversores se acercaban a la firma. No se resistieron a la oferta del fondo inversor de LVMH, y vendieron el 49% del capital. La operación no salió como esperaban y tres años más tarde recuperaron el control de la firma. La previsión para 2023 es haber facturado entre 67 y 69 millones, un 15% por encima del ejercicio anterior que cerró en 55 millones.

Pregunta. Está acostumbrado a los vaivenes empresariales, ¿cómo los sobrelleva?

Respuesta. Al principio me costaba, pero una vez que tocas fondo y sales a flote, lo ves como parte de la vida. Y aprendes que lo importante es lo importante, lo más cercano, la familia, los amigos. La empresa es importante, pero pase lo que pase siempre puedes salir a flote.

P. ¿Cómo desconecta?

R. Hago deporte y me gusta salir al campo con mi perro, con el que me subo a Navacerrada; allí desconecto muchísimo. También me sirve una cena con amigos y con mi familia.

P. ¿Le gusta la cocina?

R. Me gusta mucho y me creo que soy el mejor chef del mundo. Disfruto yendo a restaurantes, como Casa Salvador, donde me tomo la mejor merluza y el mejor filete empanado. Mi padre tenía la costumbre de ir y yo sigo la tradición. Otro restaurante que frecuento es el japonés Soy de Pedro Espina, un sitio en el que dejas llevar por el cocinero.

P. ¿Qué le gusta cocinar?

R. El solomillo Wellington. Tengo cuatro hijos y les encanta que les haga hamburguesas. Intento hacer platos sencillos, sin mucha complicación, pero bien cocinados.

P. Es propietario de una firma de moda, ¿tiene claro cómo le gusta vestir?

R. Sí, lo importante es la comodidad. Hay marcas que me encantan, como Edmmond o Pompeii, que van en sintonía con mi estilo. Ahora se vuelve a vender mucho la americana, y lo que está también de moda es la sudadera. El traje y la corbata se ha quedado reservado para eventos, celebraciones y para determinadas profesiones, como son los abogados y la consultoría.

P. ¿Tiene alguna prenda fetiche?

R. Las zapatillas y el abrigo. Reconozco que los abrigos me gustan finos, me gusta mucho ese rollo y cómo queda.

P. ¿A qué huele?

R. Me gusta oler a limoncello. En El Ganso hemos hecho una fragancia con esas notas frescas y cítricas de limón recién exprimido que tanto me gustan.

P. ¿Un libro para recomendar?

R. Magallanes, de Stefan Zweig. Una historia que narra el viaje del navegante portugués por el mar que separa América de Asia y que marcó la historia de la navegación y de la humanidad.

P. ¿Alguna película o serie?

R. Soy de series, sobre todo de la oferta que ofrece la plataforma Filmin. Me ha gustado mucho la segunda temporada de la serie The Bear. Y de películas, la saga de El Padrino y Calle Mayor, de Juan Antonio Bardem.

P. ¿Viaja con frecuencia?

R. Sí, pero no me gusta preparar el viaje. Me aburre hacer la maleta. Viajo mucho en coche a ver las tiendas que tenemos por España. Soy experto en direcciones secretas de carretera. Me gusta parar en pueblos, en ciudades o en gasolineras para descubrir magdalenas, panes o embutidos. Me encanta esa parte del viaje.

P. ¿Qué recomendaría?

R. Parar en el Mesón Los Rosales, en la A-3, hacia Valencia y Alicante, en Atalaya del Cañavate (Cuenca), donde venden unas magdalenas buenísimas. O en el kilómetro 85 de la A-5, dirección a Talavera, donde hay una estación de Repsol en la que venden unos bollos muy buenos. Hay sitios en los que me conocen por el de las magdalenas. Invierto tiempo en descubrir sitios para comer y comprar en carretera. Viajo mucho solo, es algo que no me importa.

P. ¿Qué le acompaña al volante?

R. Mis pensamientos. Hay veces que la creatividad te llega viajando. Siempre pongo música, desde clásica a pop. Ahora me gusta la que escuchan mis hijos, pero yo siempre he sido de Joaquín Sabina, de Duncan Dhu, de Bruce Springsteen, de los Rolling Stones. De Sabina compraba hasta los libros de poemas, es como el Paul Auster de Nueva York.

P. ¿Tiene alguna asignatura pendiente?

R. Me haría ilusión escribir un libro. Me encantaría hacer un cuento con la historia de El Ganso, pero para eso necesito parar. Admiro el talento que tiene la gente para escribir.

P. ¿Algún viaje en la agenda?

R. Me gustaría conocer Japón. Un país que descubro a través de la lectura de Murakami. He estado dos veces en Tanzania y me ha fascinado, aunque mis veranos son tranquilos.

P. ¿Eso que significa?

R. Me gusta el rollo sano. Veraneo en el País Vasco francés, en la playa de Hendaya, en Zarautz, que combino con Cádiz. Me divierte mucho navegar a vela y a motor. Salgo con mi hijo mayor que tiene 18 años y es patrón de barco, y aunque no tenemos barco, salimos con una lancha del tipo menorquina.

P. ¿Qué es el lujo para usted?

R. Tener tiempo libre. Poder ver una película por la tarde, o tomar unas cervezas con amigos. La vida es el camino. Estoy orgulloso de lo que he hecho hasta ahora.

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