Meritxell Juvé, consejera delegada de Juvé & Camps: “El cava es un vino de felicidad, no de celebración”
La responsable de la centenaria bodega catalana asegura que por su sangre corren “burbujas”, prefiere los destinos exóticos para sus viajes y ha vuelto al gimnasio tras ser madre por segunda vez
Forma parte de la cuarta generación de la bodega centenaria Juvé & Camps, perteneciente al grupo J&C Prime Brands. Meritxell Juvé (Barcelona, 1984) es la consejera delegada más joven dentro de la D.O. Cava, y la primera mujer que dirige la empresa familiar, después de que su padre, Joan Juvé, diversificarse la compañía entrando en otras categorías de vinos y denominaciones más allá de los espumosos. Atiende a EL PAÍS mientras regresa a casa de uno de sus múltiples viajes de trabajo.
Pregunta. ¿Hace muchos kilómetros?
Respuesta. Muchos, pero me gusta. Lo aprendí de mi padre que se recorría España con la botella debajo del brazo. En el vino es importante aprender de lo que hacían las generaciones anteriores. El éxito de Juvé & Camps siempre ha estado, además de tener un buen producto, en ir a ver a nuestros clientes. El vino requiere hacer muchos kilómetros y a mí por la sangre me corren las burbujas.
P. ¿Eso le viene desde que era pequeña?
R. Sí, porque mis padres me llevaban siempre a sus viajes. Recorríamos España y Francia. Por eso creo que soy una enamorada de los vinos de Borgoña y de Burdeos.
P. ¿Piensa repetir esos viajes con sus hijos?
R. Son todavía muy pequeños. El niño tiene cuatro meses y la niña tres años, pero sí hacemos viajes a zonas fuera de nuestro entorno más próximo. Y espero que lo aprecien, como yo lo he hecho. Me siento muy afortunada, porque cuanto más conoces el mundo del vino más te gusta. También me he dado cuenta de que cuanto más mayor me hago menos sé del vino.
P. ¿Cómo es posible?
R. He crecido en una familia del vino y muchas cosas las das por sentadas, pero hay muchísimo por conocer. Nunca acabas de formarte.
P. ¿Qué le ha dado su oficio?
R. Me ha dado una de mis pasiones, viajar. Me ha permitido salir de la zona a la que estoy arraigada y descubrir mundo.
P. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido?
R. Todo el trabajo que hay detrás de una botella. Hay un viticultor, una elaboración, una zona, todo eso es aprendizaje. Para hacer una botella de Juvé & Camps tardamos como mínimo cinco años; hay mucho trabajo y esfuerzo detrás, y eso me fascina. Un vino tarda mucho tiempo en hacerse, se consume muy rápido y es garantía de placer.
P. ¿Es consciente de que hace feliz a mucha gente?
R. Eso es cierto. La de gente que nos cuenta anécdotas vividas con nuestros vinos. ¡Hay tantas historias y momentos vividos!
P. ¿Recuerda cuando probó el cava por primera vez?
R. Creo que lo probé antes de tener edad para acordarme. En mi familia todas las celebraciones se han hecho con nuestro espumoso, así que lo debí probar en algún momento de felicidad con la familia. Porque el espumoso es un vino de felicidad, no de celebración.
P. ¿Le gustaría ser testigo de ese primer momento con sus hijos?
R. Me encantaría. Teóricamente, el primer día en que puedan probarlo será cuando cumplan los 18 años, pero sería bonito que pudiera verlo. De pequeña yo tomaba mosto, y ahí empiezas a comprender el esfuerzo y el sacrificio que hay detrás de un vino.
P. Ahora todo ese peso lo lleva usted.
P. Mi padre sigue estando presente, es una fuerza de la naturaleza, pero se ha quitado los problemas. Ha estado cerca de 60 años al pie del cañón, y ahora le toca disfrutar. Lo ha cotizado todo.
P. ¿Usted hace las mismas jornadas maratonianas que él?
R. Me encanta trabajar, pero yo concilio más. He aprendido de él tanto las cosas que hay que hacer como las que no conviene repetir. He visto a mi padre poco, pero tengo que decir que con mucha calidad. Por eso tenemos la relación que tenemos. Ahora que me toca vivirlo a mí lo entiendo más y valoro su esfuerzo.
P. ¿Le queda tiempo para tener aficiones?
R. La más importante es pasar tiempo de calidad con los míos. Esto significa ir al Museo de Ciencias con mis hijos, por ejemplo. Y viajar, es lo que te ayuda a entender otras culturas. Una vez al año hacemos un viaje en familia. Me gustan los destinos exóticos.
P. ¿Le ha sorprendido alguno?
R. Bután, me dio mucha paz. Fue una experiencia única. También Nueva Zelanda, que es el país de mi marido, al que conocí en Singapur. Y los países africanos que he visitado me han parecido muy interesantes. No he vuelto de ningún viaje sin haber encontrado algo que me haya emocionado.
P. ¿Tiene alguna lectura preferida?
R. Me gusta leer, pero leo poco. Me gusta la novela policiaca del tipo Agatha Christie, pero sobre todo leo sobre enología.
P. ¿Alguna vez contempló dedicarse a otra cosa?
R. Me habría dedicado a algo relacionado con los animales. No lo exploré mucho, aunque el gusanillo está ahí.
P. ¿Practica algún deporte?
R. Ahora, después de tener a mi segundo hijo, he vuelto a cuidarme, he vuelto al gimnasio. Voy a las seis de la mañana y entro a trabajar a las ocho. Ya he vuelto a coger la rutina. Soy madrugadora, por la noche me cuesta todo más.
P. ¿Cuántas horas necesita dormir?
R. Con seis o siete horas es suficiente. Tengo un sueño de calidad, profundo. Tengo que tener mucha problemática para que la cabeza no frene.
P. Frecuenta restaurantes, ¿tiene alguno preferido?
R. No tengo preferidos, porque vivo en el país perfecto, porque no hay gastronomía como la española. Soy una pésima cocinera y una gran gastrónoma. Me gusta ir con mis hijos a restaurantes y que me recuerden que ya iba con mis padres.
P. En España se come bien, pero ¿se bebe igual de bien?
R. Diría que sí. Creemos que se bebe mejor en otros países, pero aquí tenemos muy buenos vinos. Con los espumosos nos pasa que recurrimos a los de otras zonas, cuando aquí los tenemos muy buenos. Se bebe poco, y se deberían descubrir más vinos de calidad. Aquí no tenemos tanta cultura de pagar por una botella de vino cara. Hay mucho recorrido de mejora.
P. ¿El último capricho que se ha dado?
R. Un fin de semana con mi marido para desconectar a Mallorca. Pero también ir al gimnasio es un capricho.
P. ¿Algún deseo en la carta a los Reyes Magos?
R. Pido paz, porque el mundo está revuelto, y tiempo para pasar con los míos. Me gustaría poder ir en algún momento a Laponia a conocer a Papa Noel, pero eso lo tengo complicado, porque en Navidad es cuando más trabajo tenemos. En diciembre yo estoy más para vender que para gastar.
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