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El rey del ácido hialurónico nació en una rebotica de Barcelona

Mesoestetic, laboratorio de cosmética y medicina estética de la familia Font, busca nuevos mercados para seguir creciendo

Mesoestetic
Una trabajadora en el laboratorio de I+D de Mesoestetic.
Josep Catà Figuls

Al igual que muchas tecnológicas californianas aseguran que empezaron en garajes, la familia Font, al frente del laboratorio de cosmética y medicina estética Mesoestetic, explica que su empresa empezó en un pequeño cuarto: la rebotica de una farmacia en el centro de Barcelona, en 1985. Ahí, el presidente no ejecutivo y pater familias, Joan Carles Font, realizaba las mezclas para preparar productos para una industria creciente en aquel entonces, la medicina estética: “Le poníamos mucha imaginación”, admitía, enfundado en una bata blanca, en una visita reciente a las instalaciones que la empresa tiene en Viladecans (Barcelona). Esta es hoy la sede, con un laboratorio lleno de cremas y aplicativos para la piel, de una empresa que facturó 63 millones en 2022, un 35,3% más que el año anterior, una senda de crecimiento que no ha parado en los últimos años.

Pero en la rebotica —donde Font preparaba productos inyectables con líquidos como el extracto de alcachofa, para una generación de médicos que, si no iba a su farmacia, tenía que ir a Andorra a buscar los productos— terminan las comparaciones con los garajes de las start-ups: “Nosotros hacemos las cosas a la antigua, crear productos que tengan valor y que sean viables. Esta cultura del emprendimiento, de tener un alto apalancamiento y de tener balances con pérdidas cada año… no veo donde está el valor”, dice Carles Font, uno de los dos hijos que están al frente de la compañía, en su caso como responsable de desarrollo de negocio. “No somos de ir quemando billetes, tenemos beneficios cada año y tenemos una deuda ínfima”, zanja.

El sector en el que trabaja Mesoestetic es el del lujo, y sus clientes, los médicos, que son los que luego recetan sus productos a los pacientes. “Trabajamos con productos de mucho valor añadido, y tenemos márgenes muy buenos, alrededor del 30% de ebitda sobre las ventas”, detalla Font, quien añade: “Estamos en el sector del lujo, si aseguramos que nuestros productos funcionan, no se dejarán de comprar. Hay que tener en cuenta que cada tratamiento, entre los productos que se dan en la clínica y los que se aplican en el domicilio, cuesta alrededor de 1.500 euros”.

La facturación ha aumentado año tras año. En 2018 fue de 25,8 millones de euros, y desde entonces ha crecido a doble dígito en cada ejercicio —excepto 2020, que creció un 9% a causa de la covid—, hasta los 63 millones de 2022. Tiene 211 empleados, con una media de edad de 37 años, y vende en 100 países mediante 94 distribuidores oficiales. Su negocio se divide en tres ramas: la domiciliaria (productos del cuidado de la piel con tratamientos pautados por profesionales, una división que supone el 59% de la facturación), la médica (tratamientos que, al ser inyectados o al tener una concentración de activos mayor, son aplicados por el médico, que suponen el 18% de las ventas), y la profesional (tratamientos que usan los profesionales estéticos en sus centros, una rama que es responsable del 23% restante de las ventas).

Mesoestetic tiene una baza: el ácido hialurónico. Se trata de una especie de santo grial para los que quieren que su piel rejuvenezca, ya que permite retener el agua dando volumen y relleno a la piel de manera natural. Esta sustancia, que se encuentra en varias partes de los seres vivos, fue aislada por dos farmacéuticos alemanes en los años 30 del siglo pasado a partir de los ojos de las vacas, y ya entonces vieron su potencial terapéutico —más tarde se pasó de los ojos de vaca a las crestas de los gallos, una fuente importante de su recolección—. Mesoestetic cuenta con la única autorización en España para fabricar inyectables de ácido hialurónico reticulado, más denso y duradero que el no reticulado. De entre los más de 300 productos que tiene esta firma, el que más éxito tiene es el sérum HA densimatrix, un concentrado de ácido hialurónico. Los productos con esta sustancia representan el 5% de las ventas, pero esperan que esta línea sea una de las que más se desarrollen en los próximos años. Otros productos estrella son los de su línea despigmentante o productos de mesoterapia. “Somos líderes mundiales en estos ámbitos”, señala Font.

Desarrollo

La presencia internacional de Mesoestetic ayudó a la empresa durante la pandemia. El mercado español representa el 10,8% del total. Además de España, Portugal y Francia, donde trabaja de forma directa, Mesoestetic está presente en varios países mediante filiales, como por ejemplo Polonia, que supone el 3% de la facturación, pero que da acceso a todo el mercado del este. A finales de 2023 también abrirán una filial en Dubái, con una inversión de un millón de euros. La empresa está enfocándose ahora en los mercados de China, Tailandia y Australia, con especial interés en el gigante asiático. “En el futuro queremos tener una filial ahí, pero requiere de mucha especialización en cuanto a marketing dirigido a ese público. Es un mercado muy grande que tiene que estar bien controlado. La buena aceptación en este país es uno de los motivos por los que ha aumentado tanto la facturación”, explica Font, quien da otra pista del éxito: “Con la covid, muchas de las clínicas estéticas tuvieron que cerrar, y reformulamos nuestra estrategia hacia los tratamientos domiciliarios, que aumentaron mucho. Ahora las clínicas han reabierto, y hemos mantenido el canal domiciliario”.

Los responsables de la empresa explican que en cada ejercicio destinan alrededor del 40% de los beneficios a la inversión (en 2022 obtuvieron un beneficio antes de impuestos de 14 millones). Por ejemplo, en la ampliación de las instalaciones con nuevas máquinas para producir en alta capacidad. Paseando por las instalaciones, donde las máquinas vierten los productos en los recipientes y estos se sellan sin que entre ninguna partícula dentro (lo que se consigue gracias a que las salas tienen más presión que el exterior), el presidente Joan Carles Font abre una gran caja donde hay una bolsa con litros y litros de espuma de limpieza facial. Font anima a hundir la mano en la bolsa, con orgullo. “Nosotros continuamos con nuestro modelo, estamos lejos de las multinacionales, las redes sociales o el metaverso”, resume Font, descendiente de una importante familia manufacturera en Cataluña: “Tenemos tres ejes fundamentales: la plantilla, reinvertir constantemente, y llevar la gestión a la catalana: no gastar más de lo que se puede”.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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