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Vietnam aprieta las tuercas a los corruptos

La economía del país asiático será una de las que más crezca este año, pero su Bolsa se hunde por la sucesión de fraudes empresariales

Vietnam
Los motoristas pasan frente a cajeros automáticos en una calle de Saigón, en Vietnam.Maika Elan (Bloomberg)

La economía vietnamita es la que más crecerá en la región de Asia-Pacífico este 2022, según los pronósticos del FMI y el Banco Mundial, que sitúan su ritmo de crecimiento por encima del 7%. Discretamente, Vietnam ha evolucionado de ser una de las economías más pobres del planeta a una de las que crecen a un ritmo más rápido, favorecida, especialmente en los últimos años, por el aumento de la competencia entre China y EE UU. Estos buenos datos económicos, sin embargo, contrastan fuertemente con el reciente desplome de su mercado bursátil local. Los parqués de Hanói y Ciudad Ho Chi Minh perdieron en noviembre de manera combinada casi un 40% de su valor, tras obtener magníficos resultados en 2021. Los analistas consideran que, además de las turbulencias económicas que afectan a todo el planeta, la agresiva campaña anticorrupción lanzada por las autoridades y la restricción del crédito han provocado que la renta variable vietnamita empate con la de Sri Lanka como la menos rentable para invertir este año.

“Las Bolsas tienden a mirar a futuro y reajustarse según imprevistos”, opina Trinh Nguyen, investigadora de mercados emergentes de Natixis. “El año pasado, aunque en términos de PIB el crecimiento de Vietnam fue lento, los índices bursátiles fueron de los mejores del planeta, impulsados por las expectativas a futuro. Este año, ocurre a la inversa”, apunta. 2021 fue un ejercicio de récords sin precedentes en cuanto a revalorizaciones, liquidez y número de nuevas cuentas abiertas por los inversores. Sus índices bursátiles obtuvieron ganancias del 122%, motivadas principalmente por la reapertura tras la pandemia.

Gracias a la liberación de su política comercial —forma parte de 15 acuerdos de libre comercio, entre los que se incluye uno con la Unión Europea—, esta nación de 98 millones de habitantes ha logrado situarse como uno de los destinos preferidos de las empresas que buscan diversificar sus cadenas de suministro de China. Vietnam es el centro de producción de Apple más importante fuera del gigante asiático, donde se fabrican los ordenadores portátiles MacBook y la mayoría de los auriculares AirPods, e irá recortando distancias tras el reciente establecimiento de nuevas plantas de Foxconn en su suelo. Microsoft también produce en este país algunos de sus productos de Xbox, mientras que Samsung ha invertido 16.400 millones de euros y realizará un desembolso adicional de 3.100 millones para producir componentes de semiconductores. Synopsys, firma de software de diseño de chips, anunció recientemente que invertirá en formación de ingenieros. Google, por su parte, planea trasladar la mitad de la producción de sus teléfonos Píxel.

Esta fortaleza, no obstante, es también su talón de Aquiles. “Al ser un mercado fronterizo, Vietnam y su moneda se enfrentan a mucha presión a medida que la Reserva Federal estadounidense sube los tipos de interés”, considera Nguyen, quien agrega que el Banco Central vietnamita se ha visto obligado a hacer lo propio para mantener a raya la inflación y frenar la devaluación del dong frente al dólar.

Más agresividad

Además de la subida de los tipos de interés, los recientes arrestos de varios empresarios del mercado inmobiliario y la limitación del crédito impuesta por el Banco Central han espantado a los inversores de las Bolsas. Y es que la campaña anticorrupción lanzada en 2012 por el secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong, se ha vuelto especialmente agresiva este 2022. Conocida coloquialmente como “el horno ardiente”, la cruzada se ha acelerado tras varios escándalos durante lo peor de la pandemia, como la fijación de los precios de las pruebas PCR o los sobornos aceptados por funcionarios para organizar vuelos para repatriar a ciudadanos vietnamitas tras el estallido de la crisis sanitaria. Según cifras oficiales, 168.000 miembros del partido han recibido una sanción disciplinaria y 7.390 han sido condenados por corrupción. El ministro de Sanidad, el alcalde de Hanói (la capital) o el presidente de la Bolsa de Valores de Ciudad Ho Chi Minh son algunos de los cargos públicos que han caído en desgracia.

Esa drástica ofensiva contra actividades fraudulentas también ha tenido un efecto dominó sobre el sector privado. “El Gobierno tiene en el punto de mira ciertas industrias”, considera Quoc Tuan Ho, profesor de Finanzas en la Universidad de Bristol. “Los arrestos de los promotores más importantes de Vietnam han afectado a la Bolsa, porque los inversores son escépticos. Esas grandes empresas inmobiliarias son a su vez propietarias de otras compañías cotizadas y que emiten una gran cantidad de bonos. Al congelar sus activos, se ha interrumpido toda la actividad”, explica Ho.

En marzo, Trinh Van Quyet, fundador de la promotora FLC —­matriz de Bamboo Airways, la tercera mayor aerolínea del país—, fue acusado de manipulación de acciones y ocultación de información. En abril, Do Anh Dung, presidente del grupo inmobiliario Tan Hoang Minh, fue arrestado por apropiación fraudulenta tras la emisión de bonos por valor de 10.000 millones de dongs (401 millones de euros). En octubre, la detención de Truong My Lan, fundadora del conglomerado Van Thinh Phat Group Holding —entidad acusada de emitir de manera ilegal bonos por valor de 25.000 millones de dongs entre 2018 y 2019—, provocó una avalancha de clientes exigiendo retirar sus ahorros del banco Saigon Joint Stock Commercial, que guarda fuertes vínculos con el grupo inmobiliario.

Bonos corporativos

“Todo está conectado. Las detenciones afectan al mercado bancario, de bonos y a los parqués”, defiende Ho. Si bien el crecimiento del mercado de bonos corporativos ha sido una ambición del país (aspira a que alcance el 25% del PIB en 2030), tras las detenciones, las autoridades han emprendido una serie de reformas para regular la emisión y proteger a los inversores, ante el temor de una asunción excesiva de riesgos. Después de que los bancos endureciesen los canales de préstamo al sector inmobiliario, la industria recurrió a los bonos corporativos en busca de liquidez. En septiembre, el crédito privado en Vietnam alcanzaba el 125% del PIB, del que el 40% correspondía al sector inmobiliario. Desde la intensificación de la regulación de la emisión de bonos corporativos, la liquidez para el sector se ha secado.

A pesar de la coyuntura, Nguyen de Natixis se muestra optimista y asegura que Vietnam es “la estrella del rock de la economía asiática” y continuará siéndolo en 2023, aunque prevé una desaceleración del crecimiento del PIB al 6,5%, debido al debilitamiento del consumo en EE UU y Europa y, por ende, de la demanda de exportaciones. Ho coincide en que “el atractivo de Vietnam sigue ahí”. “A largo plazo, los pronósticos son más que positivos, pero a corto plazo, mientras el Gobierno aborda estos problemas para desarrollar debidamente el mercado financiero, continuará la incertidumbre”, concluye.

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