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energía
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un, dos, tres

Las iniciativas nacionales sobre el mercado eléctrico mayorista, a autorizar por la Comisión, deben ser transitorias, con justificación de los topes propuestos

Nord Stream 2
Trabajadores en la construcción del gaseoducto Nord Stream 2, cerca de la localidad de Kingisepp, en la región rusa de Leningrado, en junio de 2019.Anton Vaganov (Reuters)

La invasión rusa de Ucrania ha traído muerte, destrucción, incertidumbre y, desde un enfoque meramente económico, un choque negativo con un señalado componente energético, en plena transición además hacia las renovables. Un acontecimiento, la invasión, afecta doblemente, al precio y al suministro de energía, y lleva a la UE a tres grupos de medidas para paliar el daño y acelerar la transición renovable.

La guerra aumenta la preocupación por la seguridad del suministro energético y por los impactos de las subidas de precios. Europa importa el 90% del gas que consume y cerca de la mitad viene de Rusia. Y en precios, dos puntos porcentuales de los casi seis de la inflación del área del euro en febrero se deben a electricidad y gas (3,5 puntos de los 7,6 de inflación en España).

En este contexto, la UE presentó REPowerEU, con tres grupos de medidas. Primero, reponer reservas de gas para el próximo invierno aumentando los mínimos exigidos y reduciendo tarifas en gasoductos. Segundo, un plan para eliminar gradualmente (antes de 2030) la dependencia de Rusia. Se espera cubrir el 40% del suministro ruso de gas con otros proveedores; otro 50% con la introducción acelerada de biocombustibles e hidrógeno verde; y el resto provendría del fomento de la electrificación y la eficiencia energética. No es un reto menor dada la necesidad de construir una capacidad de canalización y proceso de gas que no existe, o que la demanda global de gas será estructuralmente más alta por su papel en la transición energética. Europa y EE UU enfatizan que harán sus mejores esfuerzos para que las nuevas inversiones sean compatibles con la futura explotación de hidrógeno verde, clave para actividades en las que la electrificación no es una opción.

Finalmente, la Comisión da a los gobiernos margen de actuación para regular costes energéticos. Además, evalúa los pros y contras de distintas opciones, desde ayudas directas a los más vulnerables hasta la limitación de los precios de la electricidad generada con gas, gravando los windfall profits, que en condiciones de competencia son el incentivo para seguir invirtiendo en tecnologías más eficientes (y basadas en renovables). Las iniciativas nacionales sobre el mercado eléctrico mayorista, a autorizar por la Comisión, deben ser transitorias, con justificación de los topes propuestos, no lesivas para la competencia y sin afectación a los flujos internacionales de electricidad. Y todo ello, a la espera de propuestas de reforma del mercado eléctrico orientadas a largo plazo, que llegarán en mayo.

Con todo, la clave para la transición es que las inversiones para atender la seguridad en el suministro sean complementarias para la estrategia de descarbonización; y que las reformas de emergencia sean eso, transitorias ante una situación de necesidad.

J. Julián Cubero, de BBVA Research.

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