Las exportaciones españolas a EE UU se desplomaron más de un 30% en agosto, tras entrar en vigor los nuevos aranceles
Los envíos de las empresas españolas al país norteamericano representan ya solo el 4% del total, y están por debajo de los 1.000 millones mensuales


Abril fue la fecha del anuncio de aranceles por parte de Donald Trump que dejó perplejo al mundo e hizo tambalearse la idea de globalización imperante en las últimas décadas, pero agosto fue la de su aplicación. Y las consecuencias para el comercio fueron notables. Las exportaciones españolas de mercancías a Estados Unidos cayeron aquel mes un 30,5%, un desplome muy superior al que venían sufriendo, y una tasa mayor a la del conjunto de la UE con EE UU, del 22%. Como consecuencia de ese shock, el peso de EE UU en el total de los envíos al exterior por parte de compañías españolas cayó con fuerza, del 4,5% que representaba en julio, al 4% de agosto; y su valor ya está por debajo de los 1.000 millones de euros. Para ponerlo en contexto, esa cifra es similar a la de las exportaciones españolas a Bélgica y Austria juntas, un mercado mucho más pequeño tanto en tamaño económico como en población.
Los productos europeos que llegan a Estados Unidos están, desde agosto, sujetos a un arancel del 15%. En lo peor del pulso con Trump, había llegado a amenazar con imponer el 50%. La cifra final dejó un cierto poso de alivio, porque se había evitado el escenario más peligroso. Pero eso no significa que la deriva proteccionista de Trump no haya tenido consecuencias nefastas en el comercio transatlántico. La incertidumbre también se trasladó a las importaciones en España de bienes producidos en Estados Unidos, que cayeron en agosto un 15,2%.
“Es lógico por el caos normativo desatado por los aranceles y también porque en marzo se acumularon bastantes mercancías en aduana adelantándose a lo que pudiera suceder. Probablemente esto se normalice en los próximos meses”, opina el economista Javier Santacruz.
Más allá de los intercambios con la primera potencia, el octavo mes del año fue, en líneas generales, muy negativo para las exportaciones españolas, que se redujeron un 9,3% a nivel global. Los envíos a países europeos cayeron un 10,5%, y los de Asia (sin contar Oriente Próximo) un 4,1%. China, con un retroceso del 19,9%, no fue un refugio para las empresas exportadoras, y su peso es todavía bajo, del 2%, la mitad que EE UU. Tampoco la India tuvo un comportamiento favorable: las ventas hacia el país más poblado del planeta se redujeron un 24,3%.
Las mejores noticias llegaron de América Latina, un mercado donde las firmas españolas tienen un nivel de penetración privilegiado. El incremento del valor de los envíos hacía allí fue del 7,7% en agosto, con muy buenos datos en Panamá, Chile, Honduras, Nicaragua y Haití. Su peso global gana así importancia frente al declive de Estados Unidos: supuso un 6,4% de las exportaciones españolas.
También resisten Oceanía (2,2% más), y África (0,8%). En esta última, llama la atención el auge de Argelia, del 181% gracias a la normalización de las relaciones con España. Ambos países dejaron atrás en febrero la crisis que se desencadenó en marzo de 2022, cuando el Gobierno español abandonó por sorpresa su neutralidad tradicional en el conflicto del Sáhara Occidental y se alineó con la posición de Marruecos.
Obviando los casos más marginales, donde pequeños aumentos tienen un impacto importante, individualmente llaman la atención para bien las mejoras de las exportaciones a Malta (192% más) y Singapur (153%), ambos por encima de los 100 millones de euros en valor absoluto. Y para mal, los de Francia, el primer socio comercial de España, sumido desde hace meses en la inestabilidad política, donde las exportaciones cayeron un 14,9%. Bélgica (-21,2%), Israel (-25,3%), e Irlanda (-76,9%) también contribuyeron al mal mes para el sector exterior español.
Las importaciones también se redujeron en agosto, pero lo hicieron solo un 4%, por lo que la balanza comercial se adentró en unos números rojos de casi 6.000 millones de euros, un 25% más que hace justo un año.
Estancamiento en 2025
Ampliando el foco, el acumulado en los ocho primeros meses de 2025 deja un crecimiento de las exportaciones de apenas el 0,3% respecto al mismo periodo del año pasado, con 255.921 millones de euros, y un avance de las importaciones del 4,1%, hasta los 291.026 millones. La balanza comercial, por tanto, aumentó su saldo negativo en un 47,5%, hasta los 35.105 millones.
Los déficits más elevados se registran con China (26.946 millones), EE UU (9.504 millones), y Alemania (6.963 millones), aunque de esos tres, el contabilizado con Washington es claramente el que más sube, un 37%. Los países con los que la economía española sumó los mayores superávits fueron Francia (12.187 millones), Portugal (11.462 millones) y el Reino Unido (9.876 millones).
En un comunicado difundido este jueves, el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa evita hacer alusiones al hundimiento de los envíos a EE UU en agosto, y contextualiza el estancamiento de las exportaciones españolas en lo que llevamos de 2025, situándolo en un panorama de bajo crecimiento también de sus socios comunitarios. “Las exportaciones españolas en el periodo enero–agosto 2025 mostraron un comportamiento similar al de las principales economías europeas como Italia (2,6%), Francia (-0,2%) o Alemania (-0,4%)“, compara el documento.
La adversidad comercial no está haciendo mella de momento en la economía española, que se ha erigido en el país avanzado que más crece, con previsiones que rondan el 3% de avance de la actividad para este año. Predicciones de centros de análisis como Funcas apuntan a que el sector exterior restará este año y el que viene dos décimas al PIB, y el principal motor será la demanda interna.
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