El cava teme que los aranceles de Trump quiten gas al crecimiento en Estados Unidos

Los productores de cava no están para brindis. El año 2024 se cerró con un volumen de ventas global de 218 millones de botellas, un 13,4 % menos, y este ejercicio amenaza con dejar otro revés, por el impacto directo de la política arancelaria en Estados Unidos. “Es nuestro tercer mercado más importante”, admite Javier Pagés, presidente de la DO Cava. Aún bajo los efectos que ha tenido la pertinaz sequía en la producción, obligando a rebajar volúmenes y a sacrificar mercados como el de Alemania, los elaboradores de cava tratan de asumir qué consecuencias podría tener en su negocio la confirmación de la amenaza de Donald Trump, de cargar con hasta un 200% las importaciones de vinos y licores europeos. “De lo que dijo, no se ha concretado nada”, reflexiona Pagés. Pero, el descrédito que merece el presidente norteamericano no rebaja la incertidumbre que provoca tratar de vender en un mercado con reglas cambiantes.

Hace años que los productores de cava trabajan en la estrategia de dar más valor a sus botellas, y el aumento de precios ―en España la botella ya alcanza un precio medio de 10,4 euros― ha ayudado a que la facturación cayera en 2024 solo un 4,2 %, hasta los 2.270 millones de euros. Pero el mercado interior representa un 36% de las ventas, y es en las exportaciones donde el cava se reivindica “como una plataforma para generar riqueza en nuestro país”, en palabras de Javier Pagés.

En este sentido, genera recelo el anunciado giro arancelario de Estados Unidos, donde se colocaron casi 18 millones de botellas el año pasado. “Puede tener un impacto fuerte en un mercado en el que estamos creciendo”, dice el presidente de la DO Cava. Buscar un cliente alternativo no es una posibilidad con vistas de éxito inmediato: “Las ventas no se pueden forzar de la noche a la mañana”, explica Pagés. Y advierte: “Dejar de invertir en un mercado implica el riesgo de perder presencia allí, y luego puede costar mucho volver a recuperarla”.

La Denominación de Origen Cava, que agrupa a las principales productores de cava en España, entre ellas Freixenet o Codorníu, ha dado a conocer este martes los resultados de 2024, que reflejan que las ventas en España descendieron un 3,56%, pero en el extranjero se desplomaron un 18%.

Por ventas, el mercado nacional sigue siendo un puntal, con 78 millones de botellas, y cuando se mira el comportamiento en el exterior destaca Bélgica, con 20,3 millones de botellas. Estados Unidos, con 17,8 millones de unidades, queda por delante del Reino Unido, casi 16 millones, pero la política cambiante de la administración Trump tiene capacidad para revertir la tendencia. Pagés analiza que, si llega el incremento arancelario, “afectará a todos los espumosos que llegan desde la Unión Europea, y entonces habrá que ver cómo reacciona el consumidor americano”. “No hay tantas alternativas”, sintetiza.

En cualquier caso, Pagés ha dejado claro que el sector del cava continuará apostando por el mercado estadounidense pase lo que pase. “Un mercado no es de quita y pon, sino para toda la vida”, ha dicho.

Lo que de momento se da por descontado es la posibilidad de revertir el efecto comercial de la sequía de los últimos tres años. La falta de agua en las viñas ha pasado factura a la oferta, y ha sido necesario restringir envíos a algunos mercados. Una práctica que se ha notado especialmente en países como Alemania, que ha perdido 19,9 millones de botellas en ventas y ha sido superada incluso por Suecia.