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Al cava se le secan las ventas

Los productores del popular espumoso tratan de compensar con un aumento de precios el efecto de la pertinaz falta de agua en los viñedos, que provoca una caída de 21 millones de botellas este año

Viñas en el Penedès, en una imagen de antes del verano.
Viñas en el Penedès, en una imagen de antes del verano.Massimiliano Minocri
Marc Rovira

La sequía deja resaca a los productores de cava. Este 2024 se va a cerrar con una caída de ventas de 21 millones de botellas, desde los 170 millones a los 149, por efecto de una “situación coyuntural” que amenaza con ser recurrente: la falta de agua en los viñedos. Ya van tres años consecutivos que las tierras del Penedès, cuna del cava, saca la lengua por falta de hidratación. “Una sequía así yo no la había visto en la vida”, manifiesta Javier Pagés, presidente del Consejo Regulador del Cava en su segundo mandato y que, anteriormente, fue consejero delegado de Codorníu durante más de una década. “Dependemos de la naturaleza. Menos uva es menos vino base para hacer el cava. No podemos sacar vino de donde no lo hay”, reconoció Pagés este miércoles, en una convocatoria con varios medios en Barcelona. Admite que “a nadie la gusta perder ventas” pero su análisis esquiva la pesadumbre porque la pérdida de envíos se produce de manera paralela a un aumento del precio medio de cada botella, acercando uno de los retos que ansía la marca cava desde hace años: “Se baja en volumen pero se sube en valor”, concede Pagès.

Una vendimia normal reservada para la elaboración de cava reporta 300 millones de kilos de uvas. En 2021, el último año óptimo, fueron 304 millones. A partir de ahí se cerró el grifo y la cosecha ha ido mermando: 277 millones de kilos en 2022 y 213 millones en 2023. Este 2024 no ha sido mucho mejor: 219 millones de kilos. La situación ha provocado que “las bodegas hayan tenido que gestionar sus inventarios”, manifiesta Pagés. Una salida ha sido renunciar a mercados que daban poco margen , lo que ha contribuido a elevar el precio medio. Los datos del Consejo Regulador revelan que, de media, en España el incremento ha sido este año del 10%, y en las exportaciones ha remontado un 20%.

La distribución del negocio refleja que el mercado internacional concentra el 68% de las ventas, 101 millones de botellas, y el mercado interior se queda con algo más de 47 millones de botellas. Bélgica es el cliente número 1, por delante de Estados Unidos y Reino Unido. El caso de Alemania, normalmente un comprador fiable, ha registrado una singularidad. Freixenet, que es propiedad de la multinacional alemana Henkell, anunció la pasada primavera que se ha visto obligado a comercializar espumosos alternativos al cava en algunos de sus principales mercados internacionales. La maniobra ha provocado un efecto dominó para la DO Cava, que ha notado un pinchazo del 55% en el mercado germánico.

Javier Pagés evita hacer predicciones acerca de cómo puede evolucionar la meteorología en las campañas venideras, pero sí pide “inversión para la irrigación de las viñas”. Señala que no es algo que los productores puedan afrontar de la noche a la mañana, “son proyectos super grandes” y pide ayudas de la administración para poder afrontar los costes.

El Consejo Regulador también ha modificado su normativa para permitir que los productores puedan echar mano de un fondo de provisión de vino base para sortear los años de carestía. La medida habilita una suerte de despensa, regulada y limitada, donde las bodegas puedan abastecerse cuando la cosecha viene mala. La decisión ha generado ciertos recelos entre los más puristas del sector.

La del cava es una de las D.O españolas que más exporta, reúne más de 38.000 hectáreas de viña y a más de 6.200 viticultores. Además, sus más de 349 bodegas asociadas están presentes en más de 100 países. El órgano regulador señala que la caída de ventas que ha experimentado el cava no es un caso excepcional. Los productores del champán también han visto decrecer sus ventas entorno al 8%, según datos aportados por Pagés, pese a que en su caso no se debe a la sequía sino a un efecto rechazo por un incremento de precios. En cambio, quien sigue en buena forma es el prosecco. el popular chispeante vino italiano sigue registrando buenas cifras de comercialización.


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