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Una nueva propuesta plantea crear una tasa a los ricos para financiar la reindustrialización y el gasto en defensa en la UE

El Observatorio Fiscal de la UE estima que se podrían recaudar 67.000 millones con un impuesto del 2%; España ingresaría 5.200 millones más

bruselas
Sede de la Comisión Europea en Bruselas. Nicolas Economou (NurPhoto/ Getty Images)
Laura Delle Femmine

La UE vive un despertar complejo. El terremoto económico y geopolítico desatado por Donald Trump ha puesto a Bruselas delante del espejo y le ha hecho ver todos sus fantasmas: su economía vive horas bajas, la competitividad está estancada y su influencia en el tablero internacional es cada vez más endeble. Pero el diagnóstico no es suficiente para salir adelante. El cambio de paradigma que anhela requiere mucho dinero y fórmulas imaginativas para conseguirlo. Mientras los socios del bloque exploran opciones para financiar el aumento del gasto militar y reactivar su economía, el Observatorio Fiscal de la UE propone fijar un impuesto a los más ricos para cubrir parte de esa factura: calcula que una tasa mínima del 2% para las fortunas superiores a los 100 millones de euros brindaría 67.000 millones a los Estados miembros, una cifra que podría sufragar parte de los programas dirigidos a revitalizar la industria y ahondar en la transición energética y que cubriría hasta un cuarto de las inversiones necesarias para el capítulo de la defensa europea. En España, la recaudación adicional alcanzaría los 5.200 millones de euros.

El informe publicado por el organismo desarrolla a nivel europeo la propuesta que el economista Gabriel Zucman presentó el año pasado, bajo encargo del G20, para elevar la imposición fiscal a los megarricos, y que dio pie a la firma de una declaración conjunta para cerrar la brecha de evasión fiscal de los más acaudalados. El estudio calcula que los 537 multimillonarios que viven en el Viejo Continente soportan un tipo efectivo en impuestos de tan solo el 0,2 % de su patrimonio en cada país de la UE. Si los contribuyentes con fortunas de más de 100 millones tributaran cada año por el 2% de su riqueza, las arcas públicas de los Estados miembros tendrían 67.000 millones adicionales, que se elevarían a 120.800 si el porcentaje se elevara al 3% —9.300 millones en el caso de España—. Francia sería el país con más potencial de ingresos: 19.400 millones en el primer caso y 34.800 en el segundo, seguida por Alemania e Italia.

El informe incide en que el impuesto no generaría problemas de liquidez, por ser el 2% “significativamente inferior” a la rentabilidad del capital de los mayores patrimonios, que ha superado el 7% anual de media durante las últimas cuatro décadas, descontada la inflación. Además, propone que el IRPF sea deducible en esta nueva figura, por lo que quienes ya tributan lo suficiente sobre la renta no tendrían que elevar su aportación al fisco. “Solo afectaría a los contribuyentes extremadamente ricos que pagan impuestos insuficientes”.

No sería la primera vez que los países del Viejo Continente recurren a este tipo de fórmulas para hacer frente a situaciones extremas. “Ante un conflicto o una guerra, los gobiernos europeos históricamente han financiado el aumento del gasto en defensa mediante una combinación de deuda y subidas de impuestos a las personas con un alto patrimonio”, recuerdan en una nota los autores del informe —Quentin Parrinello, Giulia Varaschin y Gabriel Zucman, que es también el director del observatorio—, titulado Recursos para una Europa segura y resiliente: Argumentos a favor de una tributación mínima para las personas con un patrimonio ultraelevado en la UE, que se debatirá este martes 18 de marzo durante el Simposio Fiscal de la UE, coorganizado por la Comisión y el Parlamento Europeo.

“Durante la Segunda Guerra Mundial, tanto Francia como el Reino Unido introdujeron impuestos extraordinarios a los ricos para financiar sus esfuerzos militares. Francia recurrió a impuestos de guerra progresivos y el Reino Unido aumentó significativamente los tipos impositivos sobre la renta para los ciudadanos más ricos”.

Ahora, el escenario no es tan drástico, pero igualmente mala tempora currunt. La Comisión Europea ha propuesto un instrumento para movilizar 150.000 millones de euros en préstamos a través de deuda común que vayan a sufragar el gasto militar. El centro de estudios bruselense Bruegel estima que la UE necesita 250.000 millones de euros adicionales al año para cubrir las necesidades de inversión en defensa. La reindustrialización del Viejo Continente, las medidas asociadas a reforzar la competitividad y a luchas contra el cambio climático y la desigualdad precisarían 800.000 millones de euros para dejar de perder terreno frente a los mercados competidores, según el informe elaborado por Mario Draghi sobre el futuro del bloque.

Algunos países del club comunitario ya están tanteando la posibilidad de elevar la imposición fiscal a los más acaudalados, o al menos han puesto el foco en un debate que había salido por completo de la agenda durante los años de euforia de la globalización y el libre comercio. La Asamblea francesa ha votado a favor de un tributo temporal sobre los patrimonios más altos —aunque tiene pocos visos de salir adelante en el Senado—; los socialdemócratas alemanes han propuesto una tasa los más ricos. En España ya se grava desde hace año a los grandes patrimonios, el único país de la zona euro que cuenta con una figura de este tipo.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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