Los aranceles de Trump amenazan hasta una cuarta parte de las exportaciones españolas a EE UU, pero apenas afectarán al PIB
Con un gravamen generalizado del 25%, las ventas a este país se reducirían en aproximadamente 4.300 millones de euros, según un estudio de la Cámara de Comercio de España


La Cámara de Comercio de España ya ha puesto cifras al retroceso que experimentarían las exportaciones españolas en caso de que la Administración de Trump cumpla su amenaza de fijar nuevos aranceles. La imposición generalizada de tarifas del 25% reduciría casi una cuarta parte las ventas al mercado estadounidense, lo que representaría unas pérdidas de hasta 4.300 millones de euros. Pero este escenario, que se sitúa como el más desfavorable, supondría un impacto de apenas el 0,27% sobre el Producto Interior Bruto. Las cifras hacen concluir a los expertos que sería muy limitado el efecto directo que tendría en la economía nacional el nuevo capítulo de hostilidades, que se enmarca en la guerra comercial desplegada por el mandatario republicano, aunque el golpe sería desigual por sectores.
El estudio, basado en un modelo econométrico que analiza las barreras comerciales y su impacto sectorial, destaca que incluso en el peor de los escenarios, el impacto quedaría limitado al 5% de las exportaciones totales de bienes de la economía española, que es el peso que representan las ventas a Estados Unidos sobre el total de envíos al extranjero que hace España de sus productos. El efecto es tan residual gracias a que el grueso de lo que se vende fuera tiene como destino la Unión Europea y el resto de Europa (en torno al 74% del total).
Y lo más probable es que el impacto sea incluso menor. Así lo consideran los analistas de la Cámara de Comercio, en línea con otro informe sobre la materia que elaboró el propio Banco de España, al coger como escenario central una subida arancelaria del 10% para todos los productos que entran en Estados Unidos. Bajo esta hipótesis, el impacto en el PIB sería de apenas el 0,06%, según los cálculos de la organización empresarial. El organismo regulador lo había cifrado en torno al 0,03%, lo que reafirma la idea de que la nueva estrategia proteccionista de Trump tendrá poca influencia directa sobre la economía española.
La diferencia entre ambos porcentajes se explica porque, en el primer caso, se calcula el impacto solo para 2025. En el segundo caso, en cambio, el análisis se basaba en un promedio de tres años, lo que suaviza el golpe anual estimado. “Lo lógico es que las compañías respondan a la presión inicial de nuevos aranceles con estrategias que mitiguen el golpe. Esto incluye la negociación con exportadores estadounidenses, la diversificación hacia nuevos mercados y la modificación de los formatos de los productos, pero esto no va a ocurrir en el primer año”, detalla Raúl Mínguez, director de estudios de la Cámara de Comercio de España.
Hasta ahora, el Gobierno estadounidense no ha cristalizado ninguna de las amenazas comerciales lanzadas por Trump contra Europa. Desde que llegó al Despacho Oval hace apenas un mes, ha prometido aranceles de alrededor del 25% a la importación de aluminio, acero, coches, chips y de productos farmacéuticos, así como a los productos provenientes de México y Canadá. Pero el hecho es que hasta ahora no se ha fijado una cifra exacta y no hay una fecha para su entrada en vigor, por lo que se interpreta como una estrategia de negociación para reducir el disparado déficit comercial que mantiene la primera economía del mundo.
Impacto sectorial
Aunque en una visión amplia España tenga poco de que preocuparse, hay algunas ramas de actividad especialmente expuestas y que podrían sufrir recortes importantes en sus ventas a Estados Unidos. “Los productores de maquinaria, herramientas, motores o equipamiento de oficina, así como los de medicamentos, plásticos o abonos, podrían ver en riesgo una parte considerable de sus exportaciones al país norteamericano”, incide Mínguez. Los fabricantes de maquinaria y material eléctrico, con exportaciones a Estados Unidos superiores a los 4.000 millones de euros en 2024, sufrirían el mayor revés. En un escenario de aranceles del 25%, las ventas podrían desplomarse hasta un 28%.
La industria química y farmacéutica también sería vulnerable, con caídas proyectadas del 16,5% en el peor de los supuestos. Para el sector metalúrgico el impacto también sería significativo, con reducciones del 10,3% en exportaciones de hierro, acero y aluminio. El agroalimentario, tradicionalmente sensible a las barreras comerciales, enfrenta una situación peculiar. Aunque la caída general estimada es del 6% en el contexto más adverso, productos icónicos como el aceite de oliva y el vino podrían ver reducida su presencia en el mercado estadounidense de manera similar a lo ocurrido entre 2019 y 2020, cuando las restricciones arancelarias impuestas entonces por Trump hundieron las ventas de aceite español en la primera potencia mundial un 70%.
A estos descalabros sectoriales habría que sumar algunos “efectos indirectos”. Estos llegarían “por la vía de mermar las exportaciones indirectas de bienes al mercado estadounidense ―ventas de productos a terceros países que acaban finalmente en EE UU― y reducir también determinados servicios asociados a las transacciones de mercancías, como el transporte y la logística, seguros, servicios de reparación y postventa, o servicios financieros”, explica el analista de la Cámara de Comercio.
En efecto, en la diana de la política proteccionista del presidente republicano figuran algunos de los principales socios comerciales de España en Europa. Entre ellos están Alemania, Francia e Italia, que exportan entre el 22% y el 17% de sus bienes al país americano. Un golpe a su crecimiento económico, que ya atraviesa por un bache, podría resultar en una menor demanda de bienes o servicios españoles para sus procesos de producción. Esto se traduciría en una caída de las ventas también a esos países.
Pero antes de llegar a ese escenario, se tiene que concretar el giro proteccionista de Trump. El objetivo de Bruselas es evitar que la guerra comercial se haga realidad, por lo que está dispuesta a negociar un acuerdo con Washington. La semana pasada, el responsable comercial europeo, Maros Sefcovic, ya inició conversaciones con sus homólogos estadounidenses para abordar el asunto. Europa busca mantener a EE UU, pero también ha dejado claro que, si no se alcanza un entendimiento, responderá con “firmeza y proporcionalidad”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
