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El BCE se prepara para acometer su cuarto recorte de tipos consecutivo

Fráncfort afronta su primera reunión de la era Trump sin cambiar un ápice su hoja de ruta pese a la amenaza arancelaria y el previsible desacople con la Reserva Federal

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, durante una intervención en el Foro de Davos, el pasado 24 de enero.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, durante una intervención en el Foro de Davos, el pasado 24 de enero.Yves Herman (REUTERS)
Álvaro Sánchez

En un mundo de constantes sobresaltos geopolíticos, bursátiles y hasta tecnológicos —DeepSeek es la última demostración—, el Banco Central Europeo y la previsibilidad de sus movimientos de tipos de interés parecen un oasis de estabilidad. Al menos en los últimos tiempos. Este jueves, si nada se tuerce, el Eurobanco volverá a bajar el precio del dinero en 25 puntos básicos, el cuarto recorte consecutivo tras los efectuados en septiembre, octubre y diciembre. La tasa se situará así en el 2,75%, por debajo de la barrera del 3% por primera vez desde comienzos de 2023.

Con la inflación de la zona euro cerca de sus niveles objetivo, y sin dar excesivos sustos —en diciembre subió dos décimas, al 2,4%, pero era lo esperado por el mercado—, Fráncfort puede permitirse el lujo de continuar con la senda de rebajas graduales que se ha impuesto hasta llevar los tipos a la tasa neutral —aquella que ni impulsa ni frena la actividad económica—. Ello le deja el camino despejado como mínimo hasta mediados de abril, cuando a priori los tipos estarán en el 2,5% tras las bajadas de este jueves y la de marzo, que también se da por descontada. Solo entonces debería avivarse el debate sobre cuál es el tipo neutral óptimo, que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha situado en un rango de entre el 1,75% y el 2,5%, pero que puede ser fuente de disputas entre las dos almas del banco, los halcones, partidarios de ir más despacio en las rebajas, y las palomas más favorables a suavizar la política monetaria.

Hugo Le Damany y François Cabau, economistas de AXA IM, estiman que el invierno será una fase de transición. “Se esperan tiempos mucho más desafiantes en la primavera, a medida que nos acercamos a la tasa neutral. Los datos entrantes serán primordiales para inclinar la decisión sobre si aterrizar dentro de neutral (2%) será suficiente, o si se requerirá un ajuste absoluto, como es nuestro escenario base. Mantenemos nuestra línea base de recortes continuos hasta junio en el 2%, alcanzando el 1,5% a finales de año”.

Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa, añade a la ecuación que hay estadísticas clave que todavía no han aparecido, lo cual resta información de cara a la reunión de este jueves. “Debería ser un evento sin noticias para los mercados, ya que los precios están plenamente descontados y la inflación de enero se publicará la próxima semana. Nuestra opinión sigue siendo que los datos acabarán obligando al BCE a seguir recortando hasta un tipo terminal del 1,5%, si no más bajo”, apunta.

Con todo el pescado vendido, la atención recaerá en el discurso de Lagarde, en el primer encuentro tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y en medio de previsiones que hablan de un claro desacople entre el BCE y la Reserva Federal, esta última más lenta en la desescalada del precio del dinero. La ausencia de aranceles contra Europa facilita el trámite a la francesa, que puede argumentar que la política monetaria del banco, como la ejecutiva de Bruselas, solo se basa en hechos y datos, y no actúa frente a palabras fuera de tono o amenazas comerciales. Segura-Cayuela no espera contundencia en los comentarios. “Esperaríamos respuestas vagas, señalando el ejercicio de previsiones de marzo como el momento adecuado para evaluar estos riesgos, que el impacto de los aranceles en la inflación es incierto y que los riesgos para la inflación en EE UU, debido a las posibles políticas de EE UU, no deberían extenderse necesariamente a la zona del euro”.

En los primeros compases del año, los precios de la energía han sembrado cierta inquietud. Especialmente el del gas, que repuntó tras el corte del suministro ruso a través de Ucrania por el fin del contrato con Gazprom que permitía la llegada del combustible a la UE. Pese a ser esperada, la medida encareció las tarifas, y aunque no llegó a provocar una crisis, su precio sí escaló a máximos de un año. Por eso, cuando Trump dejó clara su intención de perforar y perforar, y el precio del petróleo cayó de los 80 dólares por el previsible aumento de la oferta, supuso un cierto alivio en el flanco energético. “Es probable que el BCE ignore el reciente repunte en los precios de la energía, ya que no consideramos que este sea suficiente para alterar la dirección actual de su política monetaria”, sostienen los analistas de AXA IM.

Divergencias

El mediocre crecimiento europeo —del 1% en 2025, según el FMI, que augura un 2,7% para EE UU— tampoco permite al BCE hacer pausas en ese trayecto de regreso hacia unos tipos más bajos. Incluso cuando existen serias diferencias dentro de la misma zona euro, como recuerda Kevin Thozet, miembro del comité de inversiones de Carmignac. “En las últimas semanas, los principales indicadores macroeconómicos han mejorado, pero las sorpresas en los PMI están vinculadas a una recuperación en Francia desde niveles muy bajos, y las disparidades entre países ocultan realidades divergentes. Por ejemplo, España está creciendo a un ritmo más rápido que Estados Unidos, y Alemania sigue coqueteando con la recesión, sobre todo en el sector manufacturero”.

Esa falta de uniformidad interna también se da en la inflación, donde las tasas oscilan desde el 1% de Irlanda al 4,5% de Croacia, con Italia (1,4%) y Francia (1,8%) por debajo del objetivo del BCE, y España por encima (3%). El BCE ha insistido siempre en que no observa el fenómeno por separado, en clave nacional, sino que lo aborda como un todo. Mirando las tripas de esa inflación, las alzas de precios del sector servicios siguen siendo el mayor riesgo, como explica Eric Dor, director de Estudios Económicos en la IESEG School of Management, París y Lille. “La principal preocupación es el crecimiento persistentemente elevado de los precios de los servicios, del 4%, lo que proporciona argumentos para ser muy cautelosos en cuanto al ritmo de los recortes de los tipos”.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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