La pesca se levanta contra la propuesta de recortes en el Mediterráneo: “Es la muerte del sector”
Los pescadores se manifiestan en Madrid y en las poblaciones afectadas: “Es inviable subsistir con 27 días de trabajo al año. Ni un chiringuito de playa podría”
Los pescadores emplean estos días palabras muy gruesas para describir la propuesta de la Comisión Europea para la pesca en el Mediterráneo, que desde este lunes discuten los ministros del ramo en Bruselas. “Es una barbaridad. Le han dejado un regalo envenenado al nuevo Comisario [el chipriota Costas Kadis] con medidas incendiarias que acabarían con el sector”, describe Javier Garat, secretario de la Confederación Española de Pesca (Cepesca). La propuesta de reducción global del 66% de los días de faenado en el Mediterráneo, que en el caso español supone un recorte de hasta el 79%, se traduce en que los barcos solo podrían salir 27 días al año para limitar las capturas de gamba roja, langostino moruno, gamba de altura, cigala o merluza. Centenares de armadores, patrones y marineros de los puertos de todo el Mediterráneo se han desplazado a Madrid para manifestarse en contra de lo que califican como la “sentencia de muerte” del sector. Dejaron los barcos de arrastre amarrados en tierra y se subieron a los autobuses que les han llevado a la capital para mostrar su rechazo absoluto al plan haciendo sonar sus bocinas delante del edificio de la Comisión Europea. “Tal y como está planteado no es compatible con el mantenimiento de la actividad pesquera” aseguran los pescadores. Marineros pescaderos, restauradores, sus familiares, amigos y vecinos de poblaciones pesqueras afectadas han hecho lo mismo en sus respectivas localidades y han leído un manifiesto en contra del plan y en apoyo al sector.
Garat cuantifica que unos 3.000 profesionales españoles se podrían ver afectados directamente y que la medida arrastraría a muchas otras actividades: “Hablamos del turismo, de mayoristas, transportistas, fabricantes de hielo, industria auxiliar, astilleros”, enumera. Basilio Otero, presidente de la Federación Nacional de Cofradías lo resume así: “Es inviable que pueda haber un sector económico que subsista con 27 días de trabajo al año. Ni un chiringuito de playa podría”. Con esa idea se han elaborado las pancartas de la protesta de Madrid: “¿Te imaginas mantener a tu familia si trabajas solo 27 días al año?”.
“¿Quién puede subsistir trabajando menos de un mes?”, pregunta uno de los manifestantes en la capital. Es Joan Puigbert, tiene 37 años, es bisnieto, nieto, hijo y hermano de pescadores. Aunque nacido en el Port de la Selva, ahora es el segundo patrón del Germans Maure, un arrastrero de madera de 20 metros de eslora de Llançà, en el norte de Girona tocando la frontera con Francia. En este puerto todos sus arrastreros han dispuesto este 2024 de unos días más para faenar que el resto, 202, porque aumentaron la dimensión de la malla y Bruselas les regaló unos días. “Con la propuesta que nos hacen de trabajar menos de un mes será imposible pagar el amarre o los entre 10.000 y 20.000 euros que cuesta el seguro. Es insostenible, será la muerte del sector”, sentencia. “Tendremos que dejarlo y ¿de qué vamos a vivir? Pues tendremos que ir a hacer de peones de obra o a repartir para Amazon”. Joan había intentado comprar un barco, pero ahora ya no lo ve nada claro.
Juan Ferrer, marinero de Cullera, ha llegado a Madrid en autobús junto a decenas de compañeros de su localidad y de Gandia. Como el resto, está indignado. “Si prospera el plan ya podemos tirar los barcos a la basura. Las cofradías tendrán que cerrar y a ver de qué comemos. A mis 57 años, ¿adónde voy?”, se pregunta. En la concentración había unas 800 personas, según la delegación de Gobierno.
El Plan Plurianual de Gestión de la Pesca Demersal del Mediterráneo Occidental (West Med MAP), aprobado en 2019 para la conservación y explotación sostenible de las especies demersales, se ha ido implantando en los últimos cinco años con medidas transitorias que, de media, permiten a los barcos españoles trabajar durante 130 días, un 40% menos de los iniciales. La negociación para evitar que entre en toda su extensión a partir del 1 de enero para arrastreros y palangreros se augura complicada. “Creo que la propuesta es algo cercano a una bellaquería administrativa y que no debe ser atribuida al comisario Kadis, recién aterrizado. En los últimos cinco años, la Comisión no ha hecho su trabajo, que es adaptar el plan a una realidad socioeconómica” opina Iván López, presidente de la Coalición Internacional de Asociaciones Pesqueras. “La realidad es que la ley obligaba a no tocar al lobo, a disminuir la fabricación de ciertos coches y a reducir la producción agraria, y todos esos aspectos han sido enmendados o corregidos. Parece sin embargo que decirle a un pescador que solo puede trabajar un mes al año no es una barbaridad que deba ser estudiada, y más aun cuando no se ofrece ninguna alternativa. No se puede decir a una comunidad que el homicidio empresarial es el único futuro posible”, agrega.
El sector se confiesa cansado de pagar siempre el pato de los recortes y ataca que no hay argumentos científicos sólidos detrás, porque los informes sobre las poblaciones de peces se realizan con dos años de decalaje. “Este año se ha pescado un 20% más gamba y merluza trabajando menos días. Es una indicación clara de la recuperación de los stocks”, apunta Otero, que rechaza que se busquen compensaciones por dejar a los trabajadores en tierra. “Esto afecta a todo el ecosistema económico, no solo al arrastre. La pesca del Mediterráneo no puede subsistir solo con bajura y cerco”, argumenta.
Cristina Perelló, también de familia de pescadores, forma parte de ese ecosistema. Tiene una pescadería en Llançà (Girona). “La cosa está tan mal que nos hemos planteado volver a salir a pescar con artes menores para tener pescado de kilómetro cero″, afirma. Anna Paltré, la hija de Cristina, es la jefa de cocina del restaurante familiar l’Askata ubicado en el muelle pesquero de El Port de la Selva y especializado en todo tipo de productos del mar de cercanía. “Tendré que cambiar la carta, no me podré dedicar a servir pescado porque nos negamos a dar pescado de fuera”, explica. El hijo de Cristina, Josep, que el año pasado se fue a faenar a Mallorca, también es de los que está en Madrid manifestándose por la viabilidad de la pesca. La restauradora, con gran conocimiento del sector al ser hija, hermana, esposa y madre de pescadores, lamenta la respuesta recibida tras todos los esfuerzos que se han hecho en reducción de barcos, de días de pesca y de esfuerzo pesquero: “Todavía se ríen de nosotros a la cara”. “O consideran que lo que hay que hacer es fomentar la acuicultura o les interesa abrir mercados en países terceros”, explica sobre el plan de la UE. Además, critica que “Europa no ha hecho ningún estudio socioeconómico ni del impacto social que representa” la propuesta.
Lo mismo piensa Antonio Fernández, de 43 años, armador de El Paquera y propietario de la pescadería El Faro en Almería. “Algo tiene que haber detrás, no sé si favorecer a Marruecos o a otros pero no se entiende. Es la ruina del sector, que nos dejen trabajar”, pide el armador. Su hermano está con otros centenares de marineros manifestándose este lunes en la capital. Antonio se embarcó siendo un niño con su padre y como toda su familia vive de la pesca: “Tenemos que seguir comiendo nuestro pescado, que es el mejor que hay”.
Minoría de bloqueo
La estrategia española que encabeza el ministro Luis Planas será buscar una minoría de bloqueo para la que es necesario al menos el apoyo de cinco países. Los directamente afectados, sin embargo, son solo tres: Francia, Italia y España. “Tenemos que poner toda la carne en el asador”, piden desde el sector. Porque frente a esta propuesta no servirán, según Garat, las medidas paliativas que se han venido aplicando hasta ahora, como las estabilizaciones temporales. “Un gran número de barcos, de los 560 afectados, estarían abocados al desguace y la paralización definitiva”, considera.
En el juego de las negociaciones, desde el sector consideran que la medida le llega al chipriota Costas Kadis demasiado pronto y con un equipo heredado de su antecesor, el lituano Virginijus Sinkevičius. “Si hace solo caso a sus servicios quedará tan atado a ese precedente que se le presupondrá falta de cintura. Debiera tener cintura y encajar una solución que permita sobrevivir a la flota”, cree López. Los tratados de la UE obligan a tener en cuenta el ecosistema económico a la hora de poner en marcha medidas. Y si Francia, España e Italia se oponen con fuerza y buscan aliados, que podrían estar en países como Portugal, Croacia o Malta, llegarían a bloquear el plan. Siempre y cuando los ministros de los países afectados lo planteen con convicción.
Pero los pescadores no se fían. Xavier Marqués, de la Federación de Pesca de Baleares, critica desde Menorca “la hipocresía de Europa que quiere aniquilar la pesca española e importar de fuera, donde la producción es más barata”. En Baleares están convencidos que “la intención de la UE es cargarse el sector primario español y que España solo sea un país productor del sector terciario, de servicios, terrazas y sol y playa”, asegura Marqués. “De ahí el interés por el convenio firmado entre la UE y Mercosur”, recela.
Como cada año, la negociación de los TAC (capturas totales que se admiten en el periodo de un año) para el Atlántico y el mar del Norte, así como las cuotas pesqueras o derechos respectivos de pesca de cada Estado se augura larga. Este 2024, además, viene con protestas añadidas.
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