Estragos de la alquimia financiera
Los problemas de las cajas de ahorro, el encubrimiento de los problemas de solvencia de algunos bancos o la inutilidad de los informes de auditoria, algunas de las causas de la crisis económica
Las secuelas de la crisis financiera siguen siendo una pesada carga. La más evidente es la montaña de deuda pública que ocasionó. De los 380.000 millones de euros de 2007 pasamos a los más de 1,2 billones en 2019. El coste de su financiación no baja de los 30.000 millones anuales. Más que el gasto conjunto del Gobierno central en Sanidad, Educación e Investigación civil. Otras pérdidas son las sufridas directamente por los particulares atrapados en irregulares operaciones.
Banco Popular y Bankia, que han tenido un relevante papel en la crisis, han sido estudiadas por el economista Jorge Pérez Ramírez, en Dos historias extravagantes. Banco Popular y Bankia. Una investigación rigurosa que desmenuza la alquimia contable utilizada para ocultar pérdidas que no evitó su tremendo fiasco final.
El autor es un estudioso de la banca a cuya tarea ha dedicado numerosos libros desde 2009. Obras en las que ha volcado su experiencia como jefe de Regulación del Banco de España, que constituyen un referente para muchos inspectores del supervisor y académicos.
El autor subraya la vulnerabilidad de la banca incluso para dos entidades que fueron modélicas. Banco Popular, dirigido por Luis Valls, fue valorado como el mejor banco en 1993 por la publicación Euromoney. Caja Madrid, la matriz de la futura Bankia, tuvo también una gestión ejemplar durante la presidencia de Jaime Terceiro. En 1996, la entidad registró un ratio de solvencia del 13,99%, frente al 8% exigido, “el más elevado de su historia, la pasada y la que estaba por venir”.
La crisis española no se explica sin el papel de los grupos bancarios europeos. Pérez Ramírez establece un curioso paralelismo entre la España de los Austrias analizada por el historiador Ramón Carande, y los primeros años del euro. “Como en tiempos de los Austrias”, explica, “la España de los primeros años del euro no contó con una política económica y bancaria para proteger y desarrollar su economía de manera sosegada limitando la manía especulativa con la vivienda alimentada por un sistema bancario desbocado en el que la banca internacional jugaría un papel fundamental”. Antes de la crisis, las entidades españolas se nutrieron de las inversiones especulativas de las europeas. Los países más activos fueron Alemania (19%), Francia (10%); Estados Unidos (10%) y Reino Unido (9%).
La crisis española se describe con causas definidas: “Los problemas de las cajas de ahorro, el encubrimiento de los problemas de solvencia de algunos bancos, la inutilidad de los informes de auditoria o la divergencia entre las normas y su cumplimiento”, entre otras. El relato detalla las operaciones que perjudicaron a cientos de miles de accionistas y preferentistas del Popular y Bankia. El uso de paraísos fiscales, como Luxemburgo para ocultar operaciones y la alquimia del Fondo de Comercio. Unas veces es positivo para ocultar pérdidas, Popular, que pierde 10.000 millones en un mes. Otras, negativo como en Caixabank, que obtiene una ganancia teórica de 4.300 millones por quedarse Bankia, de los que destina 1.179 a dividendos en contra del BCE: Extravagante parece un calificativo muy bondadoso para tantos dislates.
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