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La España de las oportunidades: los vascos tienen el doble de probabilidades de mejorar sus rentas frente a los extremeños

La desigualdad y la pobreza disminuyen a nivel nacional, pero hay grandes brechas de prosperidad, género y edad entre territorios, según un estudio

Un empleado de hostelería, en Sevilla.
Un empleado de hostelería, en Sevilla.PACO PUENTES
Laura Delle Femmine

Se dice que los cuadros se aprecian mejor desde lejos, pero hay algunos que tienen tantos detalles que solo una mirada cercana y un ojo atento los pueden distinguir. Algo parecido pasa en el terreno socioeconómico en España: la pobreza y la desigualdad se han reducido a nivel nacional, pero existen aún grandes brechas entre territorios y dentro de los mismos. Esta es una de las principales conclusiones del informe Distribución geográfica de la renta de los hogares en España: prosperidad, desigualdad y pobreza, elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación Ramón Areces, publicado este martes y en el que se presenta un indicador alternativo de “prosperidad” que mide las oportunidades que tienen los ciudadanos de elevar su renta en función de donde residen. Los habitantes del País Vasco salen como los mejor parados: tienen el doble de probabilidades de mejorar sus ingresos frente quienes viven en Extremadura. Además de la comunidad foral, las autonomías con mejor prosperidad relativa son Madrid, Navarra y Cataluña; en el extremo opuesto están Extremadura, Andalucía, Murcia, Canarias y Castilla-La Mancha.

“Las oportunidades de renta o prosperidad relativa es un indicador que mide la probabilidad que tienen los residentes de un territorio de obtener mejores niveles de renta que los individuos de otros territorios”, explica el informe, que defiende la utilización de este parámetro frente a las deficiencias que presenta el PIB per cápita, que solo refleja el nivel medio de ingresos sin profundizar en cómo están distribuidos, lo que dificulta analizar la concentración de la riqueza y estimar el grado de desigualdad. “El indicador de oportunidades de renta permite distinguir a los individuos por sus niveles de ingresos y características personales y, de esa forma, clasificar a las regiones según el mayor o menor peso de población con mayor renta. Además, proporciona un análisis más profundo del bienestar, porque se centra en cómo los beneficios del crecimiento económico llegan o no a diferentes sectores de la población”, abunda.

Si al País Vasco se le asigna un valor 100 con datos de 2021 —los últimos disponibles, extrapolados del Atlas de Distribución de la Renta de los Hogares del INE—, siendo el territorio con más oportunidades de mejora para sus residentes, pues tiene el mayor porcentaje de población con niveles elevados de renta, Extremadura supera por poco los 50 puntos, con un resultado de 52,7. Castilla y León está en la mitad de la lista, con 73,5 puntos. Por debajo se sitúan Galicia, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Canarias, Murcia, Andalucía y, finalmente, Extremadura, con la menor puntuación.

También hay diferencias destacables si el foco se pone sobre el género y la edad. Los mayores de 65 años son el segmento de la población que en todas las comunidades, salvo en el País Vasco, tienen mejores oportunidades de ingresos, un reflejo de cómo el Estado ha intentado proteger las rentas para este grupo poblacional, principalmente vía pensiones. La mayor brecha de prosperidad entre menores de edad y mayores se produce en Navarra, seguida por la Comunidad de Madrid y Baleares. Las menores son las de Castilla-La Mancha y Extremadura.

Pese a existir aún grandes disparidades, las diferencias de oportunidades de renta entre menores de 18 —los que peor salen en la foto— y mayores de 65 años se han mitigado en los últimos años, un periodo que también abarca la crisis económica causada por la covid-19, pasando de los 25,5 puntos de 2015 a los 20,9 en 2021.

En cambio, sigue habiendo un abismo que separa la prosperidad relativa entre hombres y mujeres, que en lugar de cerrarse se ha ido ampliando en el periodo analizado. País Vasco, Asturias y Navarra presentan la mayor brecha de oportunidades; las menores son las de Murcia, Extremadura y Andalucía, territorios en su conjunto menos ricos que los anteriores.

Pese a estas grandes disparidades por edad y género, la desigualdad a nivel nacional se ha reducido en los últimos años: la distancia que separa el 20% más rico de la población del 20% más pobre se ha recortado en todas las comunidades desde 2015. Entonces, los más acaudalados tenían unos ingresos 2,9 veces superiores a los más pobres. Ahora esta distancia es tres décimas inferior. Aun así, hay grandes diferencias entre autonomías: Andalucía, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana han experimentado las disminuciones más intensas, de medio punto, mientras que en Cataluña solo se ha reducido en 0,1 puntos. Esta comunidad, junto a Madrid, sigue siendo la más desigual pese a tener grandes oportunidades de renta.

También ha habido mejoras en las pobrezas relativa y extrema: en 2021, un 19,6% de la población se encontraba en la primera situación, tres puntos menos que en 2015, mientras que la reducción ha sido de más de tres puntos en el mismo periodo en el segundo caso, del 12,1% al 8,8%. Pero, una vez más, hay diferencias considerables cuando se baja la lupa al detalle. La situación más desalentadora en cuanto a pobreza relativa es la de los jóvenes, aunque haya mejorado con respecto a hace un lustro. En el caso de las mujeres, al contrario, la brecha de pobreza con los hombres ha crecido: el porcentaje se sitúa en el 20,4% —frente al 18,8% de los hombres—, 1,6 puntos más con respecto a 2015.

Ciudad rica, ciudad desigual

El estudio del IVIE también analiza los mismos indicadores por provincia y municipios de mayor renta de cada territorio. La instantánea final deja a Guipúzcoa, Vizcaya, Madrid y Barcelona como las provincias más prósperas, con más oportunidades de renta, con Almería, Badajoz y Alicante a la cola. El alto poder adquisitivo, sin embargo, no coincide con una redistribución igualitaria de la renta. Entre las capitales de más de 500.000 habitantes, Madrid, pese a su prosperidad, es la más desigual, pues los residentes de la parte alta de la distribución ganan el triple de lo que ingresa el 20% más pobre, un patrón cada vez más común en ciudades grandes y ricas. Le sigue Barcelona.

Se registran elevados niveles de desigualdad también en todas las provincias mediterráneas, salvo Castellón y Valencia, en las canarias y navarras. Palencia y Soria son las más igualitarias.

En el grupo de ciudades de entre 300.000 y 500.000 habitantes, la más próspera es Bilbao y Alicante la menos, además de ser la provincia más desigual de esta categoría. San Sebastián es, de las ubres con entre 150.000 y 300.000 residentes, la que mejores oportunidades de renta presenta; en la parte opuesta de la lista están Almería, Badajoz o Santa Cruz de Tenerife. Esta última también es la más desigual de este segmento, junto con Tenerife.

Los autores también han construido una clasificación de bienestar a partir de los cuatro indicadores empleados —oportunidades de renta, desigualdad, pobreza relativa y pobreza extrema—, elaborando un listado en función del tamaño de la población. El primer lugar, en el caso de las ciudades de más de 500.000 habitantes, lo ocupa Zaragoza. Palma es la número uno entre las localidades con población de entre 300.000 y 500.000, y a continuación lo más alto de la lista lo ocupan Burgos (150.00-300.000 vecinos), Toledo (80.000-150.000) y Teruel (menos de 80.000).

“En general, los municipios más grandes son más prósperos, pero también más desiguales y con mayor incidencia de pobreza. La situación de bienestar más equilibrada se da en municipios de tamaño medio”, concluye el informe.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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