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La productividad española se distancia (aún más) de la europea: la diferencia creció hasta el 19,4% en 2023

El alto peso de actividades con menor valor como el transporte o la hostelería contribuyen a ampliar la distancia, según un estudio de BBVA Research

hosteleria empleo
Un camarero trabaja en una terraza de Santander.ROMÁN G. AGUILERA (EFE)
Gorka R. Pérez

La productividad del mercado de trabajo en España sigue siendo una variable capital a la hora de calibrar el verdadero comportamiento del empleo. La drástica reducción de la temporalidad y la creación de miles de puestos de trabajo —que han permitido romper la barrera de los 21 millones de cotizantes medios a la Seguridad Social—, desde la aprobación de la reforma laboral, dan soporte a la robustez de la situación actual, aunque una de las pequeñas grietas que afea la fachada estadística sigue proviniendo de un aumento desacompasado de la productividad. Circunstancia que enarbolan los empresarios a la hora de contener la reducción de la jornada laboral que plantea llevar a cabo el Ministerio de Trabajo. Un estudio de BBVA Research publicado este miércoles compara los registros nacionales con los de la eurozona, y determina que el déficit de la productividad laboral entre España y el resto de países del entorno se ha ampliado en la última década, hasta situarse en un diferencial del 19,4% en 2023.

El informe, titulado Productividad laboral: España vs UEM y elaborado por Juan Ramón García y Camilo Ulloa, economistas del departamento de estudios del BBVA, tiene como objetivo analizar la evolución reciente de la productividad laboral en España y la Unión Económica y Monetaria (UEM) desde la irrupción de la pandemia en 2020 y hasta la actualidad, para determinar si esta “ha sido atípica”, teniendo en cuenta los efectos de la crisis sanitaria, las reformas del mercado de trabajo, la llegada de fondos europeos y el choque energético y de precios de los bienes importados que se han producido en este intervalo de tiempo.

De acuerdo con los análisis realizados por ambos autores, que utilizan el Valor Agregado Bruto (VAB) —un concepto económico que se utiliza para medir la contribución de cada sector de la economía a la producción total—, para establecer las comparaciones, indican que “el déficit crónico de productividad laboral entre España y la eurozona se ha ampliado en la última década, a pesar de que tanto el valor añadido por hora como por trabajador han avanzado más en España desde 2022″. Esto ha sucedido porque “todos los sectores no agrarios exhiben niveles de productividad menores en España que en la UEM”. Además, recalcan que “las actividades más productivas tienen un peso comparativamente reducido en las horas trabajadas, mientras que la participación de las menos productivas es mayor que la de sus equivalentes europeos”. Es el caso de la industria, la construcción, el comercio, el transporte o la hostería, entre otras.

A pesar de esta circunstancia, el estudio también matiza que el diferencial entre España y la UEM se debe también “a las discrepancias en la composición del empleo”. Esto es, a que “los sectores más productivos tienen una participación comparativamente reducida en las horas trabajadas, mientras que el peso de los menos productivos es mayor que el de sus equivalentes europeos”.

El impacto de la pandemia, además de suponer un desafío para las distintas economías, en el caso de España, contribuyó a que se produjera un cambio de paradigma. “Entre 1995 y 2019, el comportamiento contracíclico de la productividad laboral en España se debió, principalmente, a un funcionamiento deficiente de las instituciones del mercado laboral”, recalca el documento. Sin embargo, “la naturaleza de la crisis sanitaria y las políticas adoptadas para combatirla podrían haber alterado este comportamiento”.

Evolución favorable

Al margen de la revisión de la productividad española a escala europea, el estudio reconoce algunas luces singulares en el comportamiento del mercado laboral nacional en los últimos años. “Tanto el valor añadido por hora como por trabajador han avanzado más en España que en la UEM en el bienio 2022-2023″, apunta el documento. “En 2020, la productividad laboral por ocupado cayó como consecuencia, entre otros factores, de los programas de retención del empleo, como los ERTE, pero el VAB por hora trabajada no se resintió. Tras la corrección en 2021, la productividad laboral ha registrado una evolución más favorable en España que en Europa”, remacha.

En uno de los apartados del informe se analiza el comportamiento que tuvo la productividad laboral durante la crisis financiera y en la pandemia, que se distinguen por las diferentes respuestas que se produjeron en ambas situaciones. A pesar de que el comportamiento de la productividad laboral durante la covid-19 y la recuperación posterior fue “similar” al registrado durante la crisis financiera, “la composición difirió”, detalla el texto.

Las actividades menos afectadas por las restricciones de movilidad, como inmobiliarias y construcción, y algunas esenciales, como actividades financieras, sector primario y sector público, “fueron las responsables del incremento de la productividad interna” en el primer semestre de 2020. Mientras que el comercio, transporte, hostelería, actividades profesionales e industria, fundamentalmente, tomaron el relevo durante la recuperación pospandemia.

Dos años después, desde el cuarto trimestre de 2022, el estudio incide en que “la mejora generalizada de la eficiencia, sobre todo en la industria, el sector financiero, el primario y el público, junto con la contribución positiva del efecto composición en el comercio, las actividades financieras, la construcción y las actividades profesionales y artísticas han impulsado la productividad”. En la UEM, el sector inmobiliario, el público y la industria han sido “los principales causantes de la caída reciente de la productividad laboral”.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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