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Tsukiko Tsukahara, consultora: “Las empresas inclusivas y diversas son más innovadoras y competitivas”

La empresaria japonesa fundó en 2018 la asesoría Kaleidist, especializada en crear ambientes laborales donde las mujeres y las minorías tengan mayor representación y responsabilidad

Tsukiko Tsukahara, fundadora y presidenta de Kaleidist, empresa japonesa dedicada al fomento de la igualdad y la diversidad en entornos laborales, en su sede en Tokio, en septiembre de 2023, en una foto cedida por ella.
Tsukiko Tsukahara, fundadora y presidenta de Kaleidist, empresa japonesa dedicada al fomento de la igualdad y la diversidad en entornos laborales, en su sede en Tokio, en septiembre de 2023, en una foto cedida por ella.
Pablo León

Tsukiko Tsukahara (Tokio, 51 años) tiene un compromiso con el feminismo y con el colectivo LGTBI+. Desde Kaleidist, asesoría que fundó en 2018 y que actualmente preside, ayuda a empresas, gobiernos y organizaciones para crear ambientes laborales más inclusivos y diversos. “Muchas corporaciones no terminan de entender por qué es importante para su negocio”, explica desde su cuidada y moderna oficina en Tokio, en el barrio de Minato, donde se concentran los cuarteles generales de muchas empresas. Tsukahara colabora, además, con Catalyst, una ONG centrada en mejorar la realidad laboral femenina; y es una de las representantes japonesas en el G-20 Empower, la alianza del sector privado internacional para impulsar la presencia de la mujer en puestos de liderazgo.

P. Japón se encuentra a la cola en igualdad. Actualmente, se ubica en la posición 125, de 146 países, según el informe de brecha de género de 2023 del Foro Económico Mundial.

R. La brecha entre hombres y mujeres es amplia, con una presencia femenina muy baja en política o en economía. Nunca hemos tenido una primera ministra mujer, ni tampoco al frente de ministerios duros, como Finanzas; y la representación de mujeres en órganos de Gobierno es menor del 10% en la Cámara de Representantes [la Cámara Baja], que sube al 27% en la de Consejeros [la Alta]. Ahora tenemos cinco ministras en el Gobierno [de un total de 16 miembros] y se puede ver como un logro. Todo esto perpetúa la baja participación política de las mujeres.

P. Hace menos de un año, solo eran dos mujeres en el Gabinete.

R. Y si descendemos en el escalafón es aún peor: no hay viceministras. Tiene algo de paradójico que el Ejecutivo obligue a las empresas a desarrollar un plan de igualdad y que en el seno del poder no se aplique una política transversal.

P. ¿Lo podríamos llamar postureo feminista?

R. Quiero pensar que hay un compromiso [político]. Nuestro Gobierno tiene muchos proyectos [relacionados con la igualdad]. A pesar de ello, echo de menos un enfoque general, sistémico. El Gobierno se preocupa mucho por la brecha salarial, pero hay mucho más. Todo esto hace difícil llegar al núcleo de la problemática.

P. Hace décadas, trabajó para el Gobierno, ¿qué recuerda?

R. Estuve en el Ministerio de Transporte cuando tenía unos 30 años. Entonces, no era tan consciente sobre la desigualdad. En el equipo éramos una decena de mujeres y yo era la más joven. Casi todos los días, algún señor del ministerio, con rangos y edades superiores a los que yo ostentaba, me proponía ir a tomar algo. Como recién llegada, no siempre era fácil dar una negativa. Si aceptaba, luego tenía que volver a la oficina a horas tardías, a las 22.30 o las 23.00, para terminar mi trabajo. Es un tipo de experiencia que no recomendaría a nadie. Posteriormente, trabajé en una empresa internacional mucho más inclusiva y diversa, en Boston Consulting Group. Esos contrastes me llevaron a reflexionar sobre la desigualdad de género y acabar dedicándome a ello.

P. ¿Ha cambiado la situación en su país?

R. En 2016, se lanzó una ley para fomentar el empoderamiento femenino que ha obligado a las empresas de más de 300 empleados a desarrollar un plan de igualdad. Como son bastante cumplidoras, más del 95% lo ha realizado. Es un avance, pero creo que no lo hacen de corazón, no lo interiorizan.

P. ¿Se podría relacionar la falta de avances en igualdad con la escasa movilización social y reivindicativa en Japón?

R. El MeToo o la lucha LGTBI+ son buenos ejemplos de movilizaciones sociales que consiguen avances. Pero los movimientos sociales no tienen mucha tradición en Japón, no somos una sociedad movilizada.

P. Tanto el feminismo como el colectivo LGTBI+ se enfrentan al machismo, ¿ambas luchas van de la mano?

R. La igualdad de género y los derechos LGTBI+ pueden abordarse juntos. En el mundo somos, más o menos, mitad hombres y mitad mujeres. Pero en Japón, la mujer sigue siendo minoría en muchos ámbitos laborales. Así, cuando se trata la diversidad en el trabajo, el enfoque se suele reducir a empoderar a las mujeres. Sin embargo, la realidad es más compleja si también incluimos etnias, orientaciones o identidades. Personas trans, lesbianas, no binarias, gais… Todas las personas deberían tener las mismas oportunidades laborales, educativas, y, en general, de desarrollo en la sociedad.

P. La homofobia aún es notable en Japón, pero afecta mucho más las lesbianas.

R. Sufren una doble discriminación: como mujeres y como homosexuales, al igual que los gais. En mi país se han hecho mofas de la homosexualidad masculina; de la femenina, no. Ninguna mención, como si no existiera. Es más fácil cambiar la percepción de una realidad que se conoce que de otra que ni se nombra, que se ha silenciado. Por otro lado, en Japón muchas veces lesbianas y gais no son visibles, según sus vidas se desarrollen en ámbitos laborales, familiares o sociales más o menos tolerantes. Ese ocultamiento fomenta que la homofobia, aunque esté ahí, no se evidencie. Recientemente, se ha aprobado una ley relativa a las minorías sexuales, lamentablemente no da la cobertura suficiente.

P. ¿Qué oportunidades empresariales ofrecen el feminismo y la diversidad?

R. Una corporación que se enfoca solo en una parte de sus trabajadores, deja mucho talento fuera. Por otro lado, el compromiso y la motivación de los empleados son más sólidos, con niveles óptimos de felicidad y reconocimiento. Las corporaciones inclusivas y diversas son más innovadoras y competitivas.

P. Forma parte del G-20 Empower, ¿qué labor realiza?

R. La iniciativa se instauró para fomentar la participación de las mujeres en la toma de decisiones en el sector privado, en alianza con los gobiernos. Yo represento al sector privado en Japón. Todo surgió en 2019, cuando mi país presidió el G-20 [el foro económico] y a propuesta de Canadá. Se lanzó un año después, bajo la presidencia de Arabia Saudí.

P. Menuda presentación: no hablamos del país más feminista del mundo.

R. Hacía poco que en el país se había permitido a las mujeres conducir. Me quedo con que el marco cambió, al menos, un poco.

P. En España hay un Ministerio de Igualdad, ¿ayudaría instaurar uno similar en su país?

R. En Japón, la igualdad se aborda desde una subdelegación que depende de la Oficina del Gabinete [cuya cabeza es el primer ministro y que gestiona el día a día del Ejecutivo]. Parece un nivel alto, pero no tiene tanta capacidad de acción directa. El esquema es un poco débil.

P. ¿Mejorará Japón en igualdad en los próximos años?

R. Soy una persona optimista, pero con respecto a la igualdad [en Japón] no tanto. Aunque España y Japón hayan podido ser sociedades con niveles de machismo altos y similares en el pasado; desafortunadamente, en mi país la desigualdad de género está profundamente arraigada y atraviesa todas las facetas de la vida. No estoy muy a favor de las cuotas en el sector privado; sin embargo, sí que las aplicaría a nivel político: en listas electorales y gobiernos. Hay que abordar la desigualdad de raíz, desde sus causas primigenias. Lidiar con las cuestiones superficiales no basta.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.
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