Siemens Gamesa concretará en “semanas” el recorte de empleo que tiene en vilo a sus fábricas
Su matriz alemana sopesó deshacerse de su división de eólica terrestre, que concentra el grueso de su carga de trabajo en España, pero acabó descartándolo
Los detalles del recorte de personal en Gamesa están al caer: su dueña y guía de su futuro, la alemana Siemens Energy, desvelará en “semanas” los planes para su plantilla. La compañía mantiene que el proceso será lo menos lesivo posible para sus empleados, apostando en la medida de lo posible por recolocaciones. Pero no descarta despidos, lo que más inquieta a los sindicatos, que están en vilo desde hace meses. Con casi 5.000 trabajadores, España es el segundo país con más empleados de Gamesa, tras Dinamarca y por delante de Alemania, India o el Reino Unido. Las tres fábricas españolas están ubicadas en Zamudio (Bizkaia), donde también está su sede; en Sarriguren (Navarra); y en Ágreda (Soria).
“Lo daremos a conocer en semanas. Estamos cerrando los detalles y aún no podemos ofrecer cifras; primero se lo presentaremos a los sindicatos”, ha subrayado el consejero delegado del gigante germano, Christian Bruch, en un encuentro con prensa internacional. “Nuestra intención es mantener el número de trabajadores de Siemens Gamesa lo más estable posible y equilibrar [con recolocaciones] allá donde podamos”. Se da la paradoja de que este recorte de empleo, se salde o no con recolocaciones, se da en un momento de acuciante escasez de mano de obra cualificada en el Viejo Continente. Sobre todo, en los países del norte, con la muy industrial Alemania a la cabeza.
El primer ejecutivo de Siemens Energy reconoce que la venta o el cierre de toda su división de aerogeneradores terrestres, que ha concentrado el grueso de los problemas que la han llevado a una complejísima situación financiera, ha llegado a estar encima de la mesa. Un extremo que habría sido un duro golpe para sus fábricas europeas —y, en particular, para las españolas— que finalmente se descartó. “Hemos analizado todas las opciones posibles, incluida la posibilidad de salirnos del todo...”, ha reconocido en el encuentro con medios, celebrado en Mülheim (Alemania) y al que EL PAÍS ha asistido en calidad de invitado. “Pero, tomando en consideración todos los elementos, como los contratos que tenemos firmados de servicios a largo plazo [con las eléctricas que operan las turbinas] y las atractivas tasas de crecimiento, creemos que no era la mejor opción. Era, de hecho, la alternativa más onerosa“.
La continuidad en el negocio onshore, dice, hace que Europa no vaya a ser la región más afectada por el ajuste: en Brasil, por ejemplo, se ha visto obligada a hibernar una fábrica. A cambio, no obstante, Bruch pide medidas que aseguren una competencia equitativa con los fabricantes de otras latitudes: “Obviamente, si optamos por quedarnos en Europa y, especialmente, en España, necesitamos unas reglas de juego uniformes que incluyan a los fabricantes chinos de turbinas”. La llegada masiva de aerogeneradores “ultrabaratos” procedentes del gigante asiático ha sido el factor determinante para que Siemens Energy haya tirado la toalla en América Latina, en África y en Oriente Medio para concentrarse en el bloque rico: la UE, Estados Unidos, Japón o Nueva Zelanda, entre otros.
“China tiene 25 fabricantes de eólica y es importante diferenciar entre unas y otras: algunos de ellos también dicen: ‘a este precio nosotros tampoco podemos competir”, enfatiza Bruch. El “gran problema y el gran riesgo” del gigante asiático, añade, “es la sobrecapacidad que han construido en los últimos años”. Aunque se muestra contrario a “bloquear por completo el acceso al mercado europeo” y afirma ser “consciente de que es imposible hacer la transición a las renovables sin el concurso de China”, el directivo sí pide un terreno de juego “nivelado”: “Europa tiene que encontrar ese equilibrio”.
Un año sin vender una sola turbina
Tras “más de doce meses” sin vender una sola turbina terrestre, el jefe de Siemens Energy cree que esta línea de negocio seguirá cayendo durante “uno o dos años más hasta que vuelva a recobrar el vuelo”. Su actual plan, que pasa por devolver esta división a la rentabilidad en 2026, es “a cuatro o cinco” años vista.
“Tiene que haber un equilibrio, también, entre la mejora de nuestra estructura de costes, que es algo que tenemos que hacer para ser competitivos, y la preservación de todos los puestos de trabajo que podamos”, apunta Bruch. “Somos conscientes de que nos tomará años llegar al punto al que queremos, que es el de los márgenes de doble dígito. Pero necesitamos ver mejoras desde ya; de ahí las decisiones que estamos tomando”. Aunque el ejecutivo reconoce que cuando Siemens Energy lanzó la OPA sobre la española, en 2022, esperaba “otra cosa”, aún se muestra “convencido de que, pese a los problemas, Siemens Gamesa sabe hacer turbinas eólicas”.
Por fortuna para el gigante alemán, la buena marcha del resto de negocios —muy particularmente, la fabricación de centrales de gas natural y de subestaciones y redes eléctricas— han compensado la reciente mala marcha de su rama eólica. Hasta el punto de haber logrado recuperar todo el terreno perdido en Bolsa a principios del verano pasado, cuando comunicó al mercado nuevos problemas de calidad en uno de sus modelos de aerogeneradores. “Hace cuatro años todo el mundo nos decía que saliésemos del mercado de turbinas de gas [hoy una de las ramas más rentables para Siemens Energy], y lo antes posible. Ahora todos nos dicen que nos salgamos del de eólica. Pero así no es cómo funciona un negocio: necesitamos mantener esta diversificación.
Más optimista se muestra con la división de eólica marina, una tecnología sobre la que descansan buena parte de los planes de descarbonización de varios países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y en el que Siemens Energy tiene contabilizadas subastas por alrededor de 40 gigavatios (GW) de potencia solo para este año. Con todo, la germana posterga la apertura de nuevas fábricas hasta que las ya existentes están “a pleno rendimiento”.
La ayuda del Gobierno español, a punto
Cuando en noviembre del año pasado trascendió que el Gobierno alemán ayudaría a Siemens Energy con avales financieros que permitieran la continuidad de su negocio eólico, la empresa empezó a hablar con el Ejecutivo español para que también arrimara el hombro a cambio de mantener buena parte de sus operaciones industriales en suelo nacional. Medio año largo después, esas conversaciones empiezan dando sus frutos. “Estamos aún en el proceso de negociaciones", se limita a decir Christian Bruch, que espera que todo esté listo: de nuevo, en "unas semanas". "La actitud del Gobierno es muy constructiva: estoy muy agradecido por su colaboración y por el entendimiento de lo que queremos hacer. Estaban interesados en nuestra decisión de [permanecer] en eólica terrestre", afirma el jefe de Siemens Energy. Y apostilla: "No olvidemos que no se trata de recibir dinero de los contribuyentes: al contrario, vamos a pagar por los avales”.
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