Rato juega sus últimas cartas en el juicio por el origen de su fortuna
El exvicepresidente del Gobierno, durante su tercera y última jornada de declaración como acusado, niega el cobro de comisiones irregulares en los contratos de publicidad de Bankia
Rodrigo Rato ha completado finalmente este lunes su declaración como acusado en el juicio sobre el supuesto origen ilícito de su fortuna. El ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ostentó el cargo de vicepresidente del Gobierno con José María Aznar (PP), ha comparecido esta mañana por tercera vez ante la Audiencia Provincial de Madrid para responder a las preguntas de su abogada. En esta tercera jornada dedicada a su interrogatorio, el expolítico popular ha negado que, durante su etapa como presidente de Caja Madrid y Bankia, maniobrara para otorgar contratos de publicidad a las empresas Publicis y Zenith. “No di ninguna indicación, ni estaba capacitado para ello. No soy un experto ni en marketing ni en publicidad”, ha dicho el exbanquero sobre estas adjudicaciones, sobre las que la Fiscalía Anticorrupción ha puesto el punto de mira al sospechar que se amañaron para cobrar comisiones ilegales.
Rato, que estalló la pasada semana contra la Fiscalía y la Abogacía del Estado, ha comenzado su intervención agradeciendo a los magistrados la deferencia de que interrumpieran su declaración el viernes, horas antes de que acabara la sesión —porque se encontraba “cansado”—, y le permitieran acabar este lunes: “Quiero agradecer al tribunal su comprensión y su paciencia por esta tercera sesión”.
Una vez cumplido con ese prólogo, el ex director gerente del FMI ha entrado en materia. A preguntas de su abogada, se ha centrado primero en justificar el origen lícito de los fondos que movieron algunas de sus empresas, señaladas por el ministerio público. A continuación, ha abordado su era como máximo directivo de Caja Madrid y Bankia.
Anticorrupción no solo acusa al expolítico de ocultar parte del origen de su fortuna, sino de haber engrosado su patrimonio con el cobro de comisiones ilegales por la adjudicación de contratos de publicidad a las compañías Publicis y Zenith durante su etapa como presidente de Caja Madrid y Bankia. La fiscal sostiene que, para ejecutar ese supuesto plan, Rato usó como empresa pantalla a la sociedad Albisa, propiedad de Alberto Portuondo, al que señala como su testaferro. Según esta tesis, las comisiones (835.057 euros entre 2011 y 2012) se transfirieron a Albisa, desde donde se hicieron llegar después a Kradonara, una empresa del exdirigente del PP. Desde allí, se movió el dinero presuntamente a las cuentas de otras dos mercantiles (Bagerpleta Gmbh y Arada): “Logrando así difuminar el origen del dinero, de igual modo que hizo con las cuotas defraudadas a Hacienda”.
La defensa del expolítico lo niega todo. “Zenith y Publicis ganaron los concursos sin ninguna intervención de Rato”, apuntó su abogada: “Rato no tenía relación con ninguna de las agencias invitadas a los concursos, no participó en la confección de los pliegos, no evaluó ni falló las ofertas presentadas, y tampoco participó en la reunión del comité de Medios donde se aprobaron las propuestas de la dirección de Compras”.
“Si hubiera querido influir, lo habría hecho”
En este punto, el exbanquero ha manifestado que conocía dichas empresas de publicidad porque son “de primer nivel”, pero ha negado cualquier relación con ellas. Es más, ha indicado que tampoco sabía si estas firmas tenían algún tipo de vínculo con Albisa, como afirma Anticorrupción. En cualquier caso, ha destacado que la contratación de ambas agencias se hizo en un momento “complicado” para Bankia, en el que no solo tenía que cumplir con las exigencias financieras del Gobierno y del Banco Central Europeo, sino que también se encontraba inmerso en la creación de una nueva marca y en un proceso de salida a Bolsa.
Rato ha apostillado que dicha selección de las firmas vino determinado por el comité de Medios creado en el proceso de integración y, que tras recibir el visto bueno de cada unos de las comisiones superiores, fue el consejo de administración, presidido por él mismo, el que avaló la decisión por unanimidad. Aun así, ha precisado que nunca asistió a las reuniones del mencionado grupo de trabajo porque quería “marcar distancia”.
De este modo, el expolítico ha desmentido las afirmaciones de la entonces encargada de la Dirección General de Medios, Pilar Trucios, que en su declaración como testigo señaló que la orden de contratar a Publicis y Zenith vino directamente del presidente de la entidad. “Si yo hubiera querido influir en el concurso, lo hubiera hecho en noviembre de 2010, pero para qué me voy a meter en febrero de 2011 cuando ya estaba decidido”, ha respondido para rebatir esta acusación.
Al hilo, el expresidente de Bankia también ha rechazado que su círculo más próximo en la entidad financiera —como su secretaria Teresa Arellano, que adquirió un enorme poder en el banco, y José Manuel Fernández Norniella, que fue vicepresidente de Caja Madrid y adjunto a la presidencia en Bankia— decantara las adjudicaciones. Al respecto, ha asegurado que estas insinuaciones responden a “declaraciones falsarias” de Trucios por las “heridas abiertas” que aún tiene.
Sobre Arellano, Rato ha indicado que es una persona de su confianza, con la que ha trabajado más de 20 años, incluso en los tiempos en política, y con la que “nunca” ha tenido “ningún problema”. En este contexto, ha apuntado que delegó en ella las reuniones que él debía mantener con la directora de Comunicación y que la decisión no fue de agrado para Trucios. Tras la salida de esta responsable de Bankia, Rato decidió que su secretaria coordinara los trabajos de dicho departamento sin buscar a un sustituto. “En ese momento tenía otras prioridades. Tenía que resolver el real decreto del Gobierno de provisiones, que era muy importante para nosotros. También estaba el tema de las preferentes, tenía que resolver las relaciones con el Ministerio de Economía que era muy malas [...] Y Teresa lo estaba llevando muy bien”, ha remachado.
Con esta declaración, Rato ha concluido su interrogatorio en su tercer juicio, en el que Anticorrupción pide su condena a cerca de 70 años de cárcel por una decena de delitos contra la Hacienda Pública, y otros de blanqueo, insolvencia, corrupción y falsedad documental. El siguiente en comparecer ha sido Norniella, un fiel escudero del exministro, con el que ha trabajado desde la época de Alianza Popular. Norniella ha intervenido por videoconferencia, debido a su delicado estado de saludo, y se ha negado a declarar, como ya avanzó su defensa.
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