Nadie acierta con la economía española: las previsiones de los centros de análisis se desvían entre 0,5 y 1,2 puntos
El grado de éxito entre los analistas sobre la evolución de la inflación, el empleo y el PIB sigue siendo inferior al registrado antes de la pandemia
Saber cómo va a marchar la economía española cada vez se asemeja más al arte mántico que a una ciencia exacta. Desde que estalló la pandemia en 2020, los principales centros de análisis han estado lejos de acertar en sus previsiones sobre el crecimiento del país, la inflación y el empleo. En concreto, el año pasado su pesimismo hizo que de media se situaran cinco décimas por debajo del avance real de la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB). Esto es, un 2% frente al 2,5% que finalmente registró España. También erraron en seis décimas la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que esperaban que cerrara 2023 en un 3,7%, pero que acabó cayendo hasta el 3,1% en diciembre. Sin embargo, sus peores pronósticos fueron para el mercado laboral, que paradójicamente ha sido lo que mejor resiste. Los organismos manejaban una tasa de paro del 13%, es decir, 1,2 puntos porcentuales más de cómo acabó el ejercicio (11,8%). Las cifras, publicadas este martes por la escuela de negocios Esade en su Diana Económica, distan mucho del nivel de acierto que los servicios de estudios vivieron durante los años de bonanza previos a la crisis sanitaria.
Las desviaciones de la mayoría de instituciones y organismos se deben a que la economía se ha comportado de una manera mucho más dinámica de lo esperado. Así lo precisa Omar Rachedi, profesor de Economía en Esade y coautor del informe. Para él, “se ha infravalorado el crecimiento del PIB y sobreestimando el nivel de paro”. “La bajada de la inflación no ha venido acompañada de un incremento del paro y demuestra que el Banco Central Europeo está consiguiendo un aterrizaje suave, es decir, está ganando la guerra a la inflación con mínimos efectos negativos sobre la economía real”, añade. La resistencia del mercado de trabajo se puede comprobar en el número récord de afiliados a la Seguridad Social que registró el país a cierre del año; fueron 20.774.625 trabajadores, según los datos del Ministerio de Inclusión. Se trata del mejor dato de la serie histórica, y se debe a que, solo en 2023, la ocupación incrementó en más de 533.000 personas.
Pese a que la fisura entre la realidad económica y las estimaciones sigue siendo mayúscula, es menor que en los últimos tres años. El otro coautor del documento, André Souza, recuerda que “desde 2020 se observan grandes brechas debido a la enorme incertidumbre generada por la covid, la guerra en Ucrania y la subida repentina de la inflación”. No obstante, en el último año se “ha dado un giro en estas tendencias y hemos vuelto a unas diferencias entre previsiones y datos reales que se acercan a lo que íbamos observando antes de la pandemia, con lo que conjeturamos que, de cara a 2024, las previsiones irán teniendo un nivel de acierto mayor”.
El año pasado, CaixaBank Research y la Universidad Loyola de Andalucía fueron las instituciones que más se acercaron al dato real del PIB, con una desviación de solo 0,1 puntos porcentuales. Su nivel de precisión fue mayor que el del propio Gobierno y el Banco de España, que a diferencia del resto pecaron de optimistas y dieron una estimación de crecimiento de un 2,8% y 2,7%, respectivamente. En cuanto a la evolución de la inflación, las instituciones que más se han aproximado al resultado final fueron BBVA Research, el Instituto de Estudios Económicos (IEE) y la Universidad Loyola de Andalucía; las tres con 0,1 puntos de desviación. Si se analiza solo la subyacente —que descuenta la energía y los alimentos frescos—, Funcas figura como la única institución en prever con exactitud la tasa final, que fue del 3,8%. Este think tank también ha sido el único capaz de predecir con precisión la tasa de paro que registraría la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre del año. El resto daba una cifra superior.
Más allá de los datos, los analistas coinciden en que lo normal es que haya desviaciones en las previsiones, ya que en todos los análisis de coyuntura existen variables desconocidas. Manuel Alejandro Hidalgo, economista y profesor de la Universidad Pablo de Olavide, explica que cuando la diferencia es de más de un punto, lo que hay de fondo es “una serie de fuerzas subyacentes difíciles de prever”. En el caso del mercado laboral, la respuesta podría estar en la contratación de mano de obra extranjera y la paulatina subida del salario mínimo interprofesional. En cuanto a la mayor moderación de la cesta de la compra, el resultado se puede achacar tanto a la reducción del IVA de los alimentos frescos como al abaratamiento de la energía.
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