BBVA Research alerta de la pérdida de fuelle de la reforma laboral para reducir la temporalidad
Economistas y laboralistas calculan que 2,2 millones de los nuevos trabajadores tuvieron un contrato fijo discontinuo en algún momento de 2022
Los últimos datos oficiales del mercado de trabajo medidos según distintos indicadores señalan que aunque la creación de empleo se mantuvo en el último trimestre de 2023, la ocupación avanzó a menor ritmo y creció en esta última fase del año fundamentalmente por el tirón del sector público y los autónomos, según ha advertido este jueves el Observatorio trimestral del mercado de trabajo que elaboran BBVA Research, Fedea y Sagardoy Abogados. Este aumento trimestral osciló entre el 0,1% que se incrementaron los puestos de trabajo en términos desestacionalizados y el 0,8% que subieron los ocupados, según la Contabilidad Nacional en ambos casos. En cualquier caso, la creación de empleo fue menor en el cuarto trimestre de 2023 que en el tercero y “solo el avance de las afiliaciones ganó tracción, algo que se prolongó en el arranque de 2024″, precisa el documento presentado este jueves en Sevilla.
Pero más allá de que alguna de estas cifras reflejen ciertos síntomas de desaceleración, los autores de este análisis alertan de otra circunstancia que se está produciendo en el mercado de trabajo: la pérdida de fuelle de la reforma laboral para seguir reduciendo la temporalidad durante todo 2023. Las cifras oficiales así lo reflejan también, ya que cuando dicha reforma entró en vigor la tasa de contratos eventuales era del 26% (uno de cada cuatro asalariados era temporal) y a finales de 2022 esa tasa se había recortado al 17,9%. Solo un año después el recorte fue de poco más de un punto, hasta el 16,5% actual.
“Los efectos de la reforma laboral de 2021 sobre la tasa de temporalidad se concentraron en su primer año de vigencia (2022), mientras que en 2023 el porcentaje de asalariados con contrato temporal apenas varío en todo el ejercicio”, indican los autores de este estudio, que atribuyen esta pérdida de impacto —que ha llevado a mantener casi inalterable la tasa de temporalidad— a “la caída de las conversiones de temporales en indefinidos, entre otros factores”, aporta este análisis.
De hecho, durante los primeros meses de aplicación de la reforma laboral se llegaron a convertir en fijos 200.000 contratos en un mes, pero en 2023 este cambio de modalidad contractual se usó incluso menos que antes de la aprobación de la reforma (menos de 50.000 al mes). Esto ha hecho que el porcentaje de indefinidos convertidos sobre el total de contratos fijos haya pasado de rondar el 37% en 2022 a situarse en el entorno del 33%.
Desde el Gobierno y los sindicatos, sin embargo, se han mostrado reiteradamente satisfechos con el impacto que ya se ha producido en la reducción de la temporalidad y destacan que la reforma laboral habría cambiado ya la composición del empleo en España, desde que alrededor del 42% de los nuevos contratos que se firman cada mes son indefinidos, rente al 9% anterior a la reforma.
2,2 millones de fijos discontinuos en 2022
Los economistas que elaboran este documento trimestral han hecho, en paralelo, un primer cálculo del uso de los contratos fijos discontinuos que también impulsó la reforma laboral. Esta estimación se produce ante la continuada polémica sobre las estadísticas de estos trabajadores indefinidos, pero con periodos intermitentes de actividad, debido a que las mediciones solo muestran los empleados con este contrato que están activos y dados de alta en la Seguridad Social en cada momento. Sin embargo, deja fuera a todos los que tienen esta relación laboral, pero están en periodos de inactividad.
Así, la afiliación diaria indica un promedio de afiliados con contratos fijos discontinuos en 2022 de 936.000. Sin embargo, los técnicos de este observatorio han utilizado la Muestra Continua de Vidas Laborales de 2022 —que permite hacer un cruce entre cuentas de cotización y trabajadores con un contrato fijo discontinuo— para determinar que en dicho año se habrían registrado 2,2 millones de afiliaciones de este tipo, y el 75% de ellas se habrían iniciado en ese mismo ejercicio. Todo esto apunta a que la diferencia entre ambas cifras situaría en 1,2 millones los trabajadores fijos discontinuos que o bien estaban inactivos o bien sus contratos decayeron en ese año.
Además, siguiendo con este tipo de contratos discontinuos, que según la Seguridad Social representan solo al 5% del total de afiliados (aunque solo recogen los que están activos), este informe observa que las empresas de trabajo temporal concentraron cerca del 75% de este tipo de relación laboral en 2023 a través de contratos de puesta a disposición. Mientras que los fijos discontinuos representaron un 42% de todos los contratos gestionados por estas empresas.
Efectos negativos de la reducción de jornada
En este escenario, este estudio actualiza su análisis sobre el posible impacto de la reducción de la jornada laboral en la economía, señalando también que, con cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA), la reducción de la jornada laboral máxima legal podría afectar a 8 millones de asalariados (el 53%) e incrementará también los costes laborales. Estos datos apuntan igualmente a que el exceso de horas trabajadas, entendido como la diferencia de la jornada efectiva y el nuevo límite propuesto por el Gobierno (37,5 horas semanales), llegaría a 28,9 millones de horas a la semana en el último año, lo que supone el 5,5% del total de horas efectivas realizadas.
Por eso, estos economistas vuelven a insistir en que, sin medidas compensatorias que alivien el aumento estimado de los costes laborales (1,5% del PIB), el recorte del tiempo de trabajo restaría en torno a siete décimas al crecimiento medio anual de la economía durante los próximos dos años y recortaría otras ocho décimas al empleo. “Antes de su aprobación sería necesario hacer una evaluación detallada de los efectos potenciales de la propuesta y hacer partícipes a los interlocutores sociales en el diseño y futura ejecución”, concluyen.
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