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La fabricación de coches en España crece, pero continúa un 14% por debajo de las cifras precovid

Las factorías recuperan normalidad en el aprovisionamiento pero ahora falla la demanda en un mercado con más competencia

Un coche de Seat es introducido en el vagón de un tren para trasladarlo al puerto de Barcelona
Un coche de Seat es introducido en el vagón de un tren para trasladarlo al puerto de Barcelona.
Dani Cordero

La producción española de automóviles empezó el año como un tiro, pero se ha desacelerado y, aunque es mayor que el pasado año, alienta una pregunta cargada de dudas: ¿Cuándo se volverán a fabricar tantos coches como antes de la pandemia, en 2019? La pregunta tiene difícil respuesta. La patronal de fabricantes Anfac ha publicado este martes unos datos hasta septiembre que no permiten ser optimistas: 1,8 millones de coches salidos de las fábricas, un 14% más que hace un año, pero también un 14% menos que en el mismo periodo de 2019, antes del mazazo de la pandemia. La organización no se atreve a fijar el momento en el que se vuelvan a los datos de producción de 2019, con 2,8 millones de vehículos. Para este año prevé situarse en torno a los 2,4 millones de unidades si no se complica el último tramo del año. A día de hoy la pretensión es limitada: superar la producción de 2022 e ir acercándose a las estadísticas prepandemia.

En España, como en el resto de Europa y del mundo, las fábricas han atravesado en tres años un cúmulo de obstáculos. Desde el parón global provocado por la economía causado por la covid hasta el desajuste en el aprovisionamiento de piezas y el choque en la cadena logística posterior, aderezados por la guerra de Ucrania y el embargo a Rusia. Según los fabricantes todo eso está en la vía final de resolverse. Ahora, dicen, falta que se recupere la demanda. Sobre todo la europea, el mercado prioritario al que van destinados los coches made in Spain.

“Existe incertidumbre económica, el conflicto de Rusia y Ucrania y a ver cómo se suma la guerra en Israel y Palestina y falta seguridad sobre qué tecnología automovilística [entre motor de combustión o coche eléctrico] es la buena”, señala Begoña Cristeto, socia responsable de automoción, industria y química de KPMG en España, como los causantes de ese freno de la demanda, que está incentivando el envejecimiento del parque de vehículos y un mercado de segunda mano que nunca había estado tan vivo, con unos precios nunca tan próximos a los de los coches nuevos.

Xavier Ferré, socio responsable del sector automoción y transporte en España de EY, coincide en que la producción española está condicionada por la evolución tanto del mercado interno como internacional, especialmente europeo, ambos muy deprimidos en comparación a lo que sucedió en 2019. “Y además están aumentando mucho las ventas de coches chinos en Europa y estos no se hacen aquí y amplían la competencia”, señala. Ese nuevo tipo de vehículos importados es un hecho diferencial que explica también el momento que viven las fábricas españolas: asumir que el reparto de mercado es mayor y con marcas que juegan en su misma liga de vehículos no premium, sino competitivos en precios. “Es inquietante, porque esos coches son los que más nos perjudican a nosotros”, coincide Cristeto.

Una explicación que explica esa competencia la ha dado el puerto de Barcelona en sus estadísticas de septiembre, en las que se ve un aumento del movimiento de vehículos del 56%. Todavía se embarcan más para la exportación (314.434, un 37%), pero las importaciones crecen a mayor ritmo, del 93% (hasta los 189.491 vehículos), sobre todo después de que Autoterminal se consiguiera contratos para importar coches de la marca Tesla ensamblados en Shanghai y, sobre todo, de SAIC, el mayor fabricante de vehículos de China. Según los datos de Anfac, las exportaciones de coches españoles han crecido un 13,5% en lo que va de año, hasta las 1,6 millones de unidades. Europa compra el 89% de esos envíos. Alemania, principal mercado, ha reducido un 11% su demanda a España.

Más allá de 2024

La producción en España se encuentra en un impasse histórico llamado vehículo eléctrico. Si ahora están frenadas por la falta de demanda, algunas plantas españolas tendrán que frenar su producción a partir del año que viene para adaptar sus líneas de ensamblaje a los nuevos modelos de baterías. Un ejemplo es la planta de Volkswagen en Navarra, en la que a partir de 2026 convivirán dos modelos de combustión y dos eléctricos pequeños que fabricará para las marcas Skoda y Volkswagen. En Pamplona se han fabricado hasta septiembre 198.000 coches, frente a los casi 235.000 de 2019, y se prevé acabar el año en unos 270.000. A causa de las obras para adaptarse y al inicio de los nuevos vehículos, se prevé que en 2024 se fabriquen 256.000, 2015.000 en 2025 y 200.000 un años después. El convenio que se trabaja con los sindicatos reconoce que en 2027 se alcanzarán los 350.000 coches.

Esa tendencia de producción probablemente afectará también a la factoría de Seat en Martorell (Barcelona) y al resto de plantas que tengan que adaptar sus cadenas de montaje. Pero los nuevos techos de fabricación dependerán también de cómo evolucionen los gustos de los compradores. “Seguramente ahora hay un tirón de producción, pero después caerá por el cambio del tipo de vehículo y el cambio conceptual que le espera a la industria del automóvil en el futuro, en el que la gente no va a querer tanto tener un coche propio”, vaticina Jordi Carmona, responsable del sector del motor de UGT-FICA, que quita hierro a la lentitud con la que se recupera el mercado.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.
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