La inflación repunta al 3,5% en septiembre, el mayor nivel en cinco meses por la subida de la luz y las gasolinas
El INE mantiene el dato del IPC en el noveno mes, con la subyacente en el 5,8%
La energía, de nuevo, en el ojo del huracán. El alza de los precios de la electricidad y los carburantes presionó la inflación hacia arriba en septiembre, que acabó con un repunte del 3,5%, tal y como ha confirmado este viernes el Instituto Nacional de Estadística. El dato ya había sido adelantado dos semanas atrás, pero ahora el organismo ofrece la foto completa del comportamiento de los precios, que acabaron al nivel más alto de los últimos cinco meses. La electricidad se encareció en un contexto de subida del gas natural, necesario para producir luz especialmente cuando no abundan el viento ni los recursos hídricos, y es uno de los elementos que más presionan al alza porque en septiembre de 2022 se había abaratado. Y algo parecido sucedió con los carburantes, que acusan la evolución al alza de los precios internacionales del petróleo, pese a que en los importes de septiembre todavía no tenía efecto la última convulsión geopolítica derivada del conflicto palestino-israelí.
En la nota más positiva, el instituto estadístico ha confirmado también que la inflación subyacente se situó en el 5,8% en septiembre. Es un dato elevado, pero este indicador, que no tiene en cuenta ni la energía ni los alimentos frescos, retrocede tres décimas respecto a agosto. Al excluir los precios que se consideran más volátiles, es para los expertos un señuelo que marca la senda que seguirá el Índice de Precios de Consumo (IPC) a medio plazo. Y en este caso muestra que el camino en el noveno mes del año era de retroceso. De hecho, ese es el dato sobre el que pone el acento el Gobierno, destacando que es el menor del último año. “En un contexto inflacionario en toda Europa, España se consolida uno de los países de la zona euro con una menor inflación”, añade el Ministerio de Asuntos Económicos en una valoración remitida a los medios. Tanto el grupo de Ocio y cultura como el de Vestido y calzado fueron los que más tiraron hacia abajo de los precios, según destaca el INE.
Pese a ello, la batalla contra la subida descontrolada de los precios todavía se libra sobre un alambre. La inflación empezó a mostrar las garras durante la recuperación de la pandemia y se disparó hasta niveles insólitos en décadas por la guerra de Ucrania. Ahora, tras más de un año de subidas de tipos por parte de los bancos centrales (que buscan deprimir la actividad económica para relajar los precios) y en medio de ingentes paquetes de ayuda por parte de muchos Gobiernos —en España, sin ir más lejos, bonificaciones de transporte o rebajas de IVA, entre otros— la guerra en Oriente Próximo ha supuesto un nuevo jarro de agua fría, ya que hizo escalar un 12% el precio del brent, el crudo de referencia en Europa, en los días siguientes al ataque de Hamás en Israel. Aunque hay que tener en cuenta que la evolución aún es incierta y que estos importes tardan un tiempo en reflejarse en los monolitos de las gasolineras.
El otro muro contra el que choca el retroceso de la inflación es más previsible. Se trata del denominado efecto base, que es un efecto puramente estadístico: como el IPC anual se mide con respecto al nivel de un año antes, se relaja un poco si entonces estaba repuntando. Es por eso que, como los picos inflacionarios se alcanzaron en verano de 2022, España llegó a rebajar la ansiada barrera del 2% (esa es la meta óptima para el Banco Central Europeo) a principios de este verano. Pero como a partir de septiembre del año pasado sucedió lo contrario, ahora el IPC repunta y muestra más resistencia a la bajada. De hecho, el 3,5% de septiembre es el porcentaje más alto de los últimos cinco meses, aunque son 5,4 puntos menos de lo que marcaba el IPC en septiembre de 2022.
Por efecto de esas diferencias respecto a lo que sucedía un año antes, es el grupo de bienes y servicios relacionados con la vivienda (donde se enmarca la luz) en el que el instituto estadístico encuentra la clave de la subida. En conjunto es un 13,1% más barato que un año antes, pero el diferencial se reduce en cinco puntos y eso tira hacia arriba del índice. Y 2,5 puntos subió el grupo de Transportes, que es precisamente donde se engloban los carburantes. Dicho de otra forma, estos productos hace un año eran más caros, pero se estaban abaratando mientras que ahora se están encareciendo. En el caso de la ropa, sucedió lo opuesto: se encareció (algo normal cuando acaba la temporada de rebajas) pero ayudó a bajar la inflación, como explica el INE, porque “el aumento de los precios por la entrada de la nueva temporada es más moderado que en septiembre de 2022″.
“La tendencia que domina es el repunte de los precios energéticos, que se añade a efectos bases que son desfavorables actualmente”, sintetiza Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas. Pero el analista del centro de estudios de las antiguas cajas de ahorros también subraya que “poco a poco se va extendiendo una cierta desinflación”. Como ejemplo pone que, de los 199 componentes que conforman el IPC, 56 presentaron en septiembre una inflación inferior al 2%. En enero eran 34 y en agosto, 52. “Por tanto, se incrementa el número de componentes con una inflación inferior al 2% y, a la inversa, los que tienen una inflación muy alta, superior al 6%, han pasado de 100 en enero a 73 en septiembre”, completa Torres.
La compra, más cara
El otro grupo sobre el que hace tiempo está el foco puesto son los alimentos. En esta ocasión, la subida anual es del 10,5%, calcando la de agosto. Esto confirma la tendencia a la moderación, pero pone en pausa de momento la senda de descenso. De hecho, es lo que más sube en el último año junto con las bebidas alcohólicas, así que la cesta de la compra siguió escociendo al pasar por la caja. El tercer grupo con mayor subida interanual fue el de Hoteles, cafés y restaurantes, que mantuvo, por tanto, las presiones inflacionarias hasta el final de la temporada alta para el turismo. En el apartado de subclases, que detalla el precio algunos productos, sigue resultando llamativa la escalada del aceite de oliva, con una producción afectada por la sequía. Fue un 10% más caro que en agosto y en septiembre ya resultaba un 67% más caro que en el mismo mes de 2022. No hay nada que haya subido tanto en un año. Y le siguen otros dos básicos de la cocina: el azúcar (un 40,5% más costoso) y las patatas (20,5%).
Curiosamente, entre los productos que más se abaratan se encuentran los otros aceites comestibles. Salen un 32,7% más baratos que un año antes. Solo otro componente ha bajado más: es la electricidad, con un retroceso del 38,3%. Pero esta, si se mide respecto a agosto, subió un 1,6%. Un año atrás se había abaratado un 17%. Así que para los consumidores la factura duele menos, pero para el cálculo de la inflación supone un jarro de agua fría.
En el análisis por territorios, dos autonomías, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana, copian la media nacional del 3,5% en septiembre. En siete se superó ese porcentaje (Galicia, Andalucía, Baleares, Murcia, País Vasco, Cantabria y Canarias) aunque ninguna llega al 5,3% que marca la ciudad autónoma de Melilla, con la inflación más alta de España (la segunda es la de Ceuta, con un 4,6%). Las otras ocho comunidades quedaron por debajo de la media nacional, con Aragón (2,9%) como territorio con un porcentaje más bajo. En una de estas, Extremadura, es donde se produjo el mayor salto mensual: el indicador escaló 1,3 puntos (del 1,8% al 3,1%) entre agosto y septiembre.
“Las previsiones apuntan a que la inflación podría registrar cierto repunte puntual en la última parte del año, como consecuencia del aumento de los precios energéticos”, constata la patronal CEOE en su análisis de los datos de este viernes. La organización destaca que “tras los atentados en Israel y el aumento de la tensión en Oriente Próximo, existe una gran incertidumbre sobre cómo evolucionará el precio del petróleo en los próximos meses”. No obstante, destaca que “se espera que en 2023 la tasa media sea mucho más baja que en 2022, por debajo del 4%”. Por eso, la principal patronal española considera de “especial relevancia” el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva que los agentes sociales firmaron el pasado mayo. En ese documento, sin carácter obligatorio ya que es una especie de guía para evitar la pérdida de poder adquisitivo sin disparar la factura de personal de las empresas, se recomendaba aplicar subidas salariales del 4% este año, del 3% en 2024 y del 1% en 2025.
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