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MACROECONOMÍA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las tripas del malestar social

La inflación y poder adquisitivo mejoran, los alimentos preocupan, y la vivienda se encarece por las hipotecas

Varias personas salen este miércoles de una estación de metro en Madrid.
Varias personas salen este miércoles de una estación de metro en Madrid.Eduardo Parra (Europa Press)
Xavier Vidal-Folch

Hace un mes resumíamos la situación como de “éxito económico” en PIB, empleo, inversión y exportaciones, pero “malestar social” por la erosión del poder adquisitivo, la inflación alimentaria o el coste de la vivienda (17 de junio). Estupendos artículos de Raymond Torres (18 de junio) y de Manuel Hidalgo (9 de julio) profundizaron en la paradoja entre la excelencia macro y los pesares micro.

Ahora surgen nuevos datos para esta discusión, clave para la cohesión, el estado de la opinión y la política económico-social poselectoral. En 6 apartados:

1. Radical mejora de la inflación. En junio bajó al 1,9% (1,6% en la armonizada de la UE). Rebajó un tercio el 2,9% de mayo. Cerca de un tercio del 5,5% de la eurozona: España, subcampeona con Bélgica, ambas tras Luxemburgo (1%). En la subyacente, bajó a un, aún alto, 5,9%, mejorando el de mayo (6,1%). Efectos: menor carestía de la vida, mayor competitividad de las empresas españolas (positivo para el empleo)

2. Preocupantes alimentos. La parte alimentaria del IPC sigue aún muy alta, al 10,3%, aunque inferior al 12% de mayo. Y al 11,7% de la eurozona. Lo positivo es que rozamos el nivel de abril de 2022, recién empezada la invasión de Ucrania; y que la curva desciende, a ritmo lento, desde diciembre (15,7%). Lo peor es que castiga más a la población más vulnerable. ¿Se renovarán los paquetes anticrisis que han ayudado a moderarla? ¿Y cómo?

3. Va mejorando el poder adquisitivo de los salarios. Hubo en 2022 una fuerte caída. El alza de precios (8,4%) se comió la de los salarios nominales (2,9%): una brecha del 5,5%. Pero el pacto salarial sellado (4%, hasta el 5% este año) y 3% (en 2024 y en 2025) debe mejorar el poder de compra de los trabajadores: pues la inflación media sería del 3,2% (Banco de España). Claro que los márgenes empresariales los superan (25% sobre ventas en las eléctricas; 8,4% en las alimentarias, según el nuevo Observatorio del Ministerio de Economía).

4. Los hogares ganan renta real. Los ingresos de las familias (netos de impuestos) entre los primeros trimestres de 2022 y 2023 han crecido el 5% (restando el alza del IPC), según cifras del INE. Por las mejoras en empleo, contratos fijos, pensiones...

5. Posible aumento de la pobreza. Entre 2020 y 2022 “el número de hogares para los que la renta no cubre el gasto esencial” (los que no siguen la pauta del apartado anterior) se habría elevado del 7% al 9%, según el Informe de situación financiera de los hogares (Banco de España, 6 de julio). Pero no es seguro. El propio texto avisa que sus cálculos “no han tenido en cuenta” ni los bonos a las rentas bajas, ni el ingreso mínimo vital, ni el alza de las pensiones, que habrían “amortiguado” la conclusión.

6. Vivienda cara. Es diabólica. Llevamos 8 años con los precios al alza (el último, un 6,3%, según los tasadores), lo que quedaba compensado por los bajísimos tipos de interés del dinero y las hipotecas. Ahora, los precios empiezan a aminorar en serio. Pero los tipos cumplen un año de subidas. Y la banca ha duplicado el coste de las hipotecas. La esperanza es que algún día el BCE suavice su estrategia. Y que cuaje la política de vivienda pública de alquiler.

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