Los mercados esperan que Lagarde aplaque el pánico financiero en la zona euro
Los analistas dudan sobre si el BCE mantendrá su intención de subir los tipos en 0,5 puntos o bien reculará y los aumentará solo en 0,25
Ya estaba todo hecho. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, había avanzado a comienzos de febrero que subiría los tipos de interés en medio punto, hasta el 3,5%. Nada hacía pensar que la institución tendría argumentos para dudar sobre su decisión después de prácticamente atarse de pies y manos. Sin embargo, la inestabilidad financiera que han desatado las crisis de Silicon Valley Bank y Credit Suisse ha irrumpido en el consejo de gobierno de la autoridad monetaria, reunido desde el miércoles en Fráncfort. El consenso entre los economistas se ha roto: si bien unos creen que el BCE no dará marcha atrás para evitar extender una impresión de gravedad, otros ven inevitable que recule y suba el precio del dinero un cuarto de punto. En cualquier caso, Christine Lagarde deberá medir cada palabra para convencer a los mercados de que la situación está bajo control.
Los banqueros centrales europeos tienen ya en sus manos las nuevas previsiones económicas para la zona euro hasta 2025. Ese documento les debía servir para esbozar la ruta del BCE para los próximos meses, si bien varios miembros del consejo se habían anticipado al pedir ya más madera. El gobernador austriaco incluso sugirió llevar los tipos de interés al 5% de aquí al verano, lo cual llevó a su par italiano, Ignazio Visco, a levantar la voz en nombre del sector más heterodoxo, que en los últimos meses ha quedado más descolgado en favor de los halcones.
Hasta finales de la semana pasada, soplaban vientos de cola para el sector más ortodoxo: la economía sigue resistiéndose a entrar en recesión, los mercados laborales se mantienen fuertes y la inflación continúa disparada, en especial la de los alimentos. En plata: la subida de medio punto estaba servida. Pero la crisis de un banco mediano de la Costa Oeste estadounidense lo cambió todo al poner en guardia al Viejo Continente. Posteriormente, el desplome del banco suizo —que incluso ha pedido ayuda al instituto emisor de su país— y la caída generalizada de las acciones de la banca continental han hecho temblar a los mercados financieros, que cerraron el miércoles teñidos de rojo.
El BCE movió ficha al pedir a todos los bancos de la eurozona que evaluaran su exposición a Credit Suisse, según The Wall Street Journal. Los mercados, sin embargo, esperan más. Y lo esperan este jueves. Aguardan de Lagarde un mensaje que actúe como cortafuegos para la banca de las 20 economías de la moneda única, que esta semana no ha hecho sino acumular pérdidas. “Me cuesta mucho ver que el BCE dé marcha atrás en su decisión, porque eso incluso podría interpretarse como una señal de que la situación es peor de lo que imaginamos. Lo interesante será ver el tono y el contenido de la nota del consejo y de la rueda de prensa posterior”, sostiene el catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona Antoni Garrido. El profesor recuerda que, después de la estabilidad de precios, el BCE ha asumido de forma implícita la misión de velar por la estabilidad financiera de la zona euro, y por ahí cree que irá el mensaje de la autoridad monetaria.
‘Too big to ignore’
Hasta el miércoles, todos los analistas coincidían. Ahora ya no. Los economistas de Bloomberg, por ejemplo, creen que el Eurobanco renunciará al medio punto y subirá los tipos solo un 0,25. Su argumento es que no está claro si Credit Suisse es too big to fail (demasiado grande para quebrar), pero sí too big to ignore (demasiado grande para ignorar). El banco de inversión Nomura, en cambio, sigue apostando por una subida de medio punto, pero no ya descarta que Fráncfort se quede a la mitad “como consecuencia de la incertidumbre” generada por las crisis bancarias. El exvicepresidente del BCE Vítor Constâncio afirmó a través de su cuenta de Twitter: “Los bancos centrales no deberían ignorar las señales de los mercados y la recesión más probable que se avecina. Deberían bajar el tono de su campaña de subidas. El BCE debería aumentar como máximo 25 puntos básicos y no los 50 puntos básicos anunciados”.
A partir de ahí, se abren todas las hipótesis. Si la subida es finalmente de 0,25, Lagarde se vería abocada a un tono más agresivo contra la inflación. Y viceversa: si opta por 0,5 deberá dejar bien abierta la puerta a relajar la senda prevista para los próximos meses. Eso dependerá de los equilibrios dentro del Consejo, donde las palomas apenas han conseguido algunos guiños en los últimos meses. “La multiplicidad de riesgos financieros exige cierta flexibilización en la realización del endurecimiento monetario”, sostiene Axel Botte, estratega global de Mercados de Ostrum AM. Las turbulencias en el mercado financiero, podrían obligar también al BCE a aparcar su estrategia de reducción de bonos para evitar cualquier derrape en los mercados de deuda soberana.
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