La inflación de la zona euro se modera en febrero al 8,5%, a pesar de las subidas en Francia, Alemania y España
Los alimentos escalan hasta un récord del 15% y la subyacente marca un nuevo máximo del 5,6%, según Eurostat
La inflación en la zona euro se moderó en febrero al 8,5%, frente al 8,6% de enero, con lo que acumula ya cinco meses consecutivos a la baja. La energía pierde fuelle y ahora son los alimentos y otros productos los que han tomado el testigo, según la oficina comunitaria de estadística, Eurostat. La tasa subyacente, que excluye el efecto de los elementos más volátiles como la energía y los alimentos, escala hasta un récord del 5,6%. Estas cifras servirán de base para que el Banco Central Europeo (BCE) decida si mantiene la vertiginosa subida de tipos de interés emprendida en julio para intentar mantener los precios bajo control.
El componente que más subió en febrero fue alimentación, bebidas alcohólicas y tabaco, que registró en febrero un máximo del 15%, frente al 14,1% de enero, seguido de energía (un 13,7%, comparado con el 18,9% de enero). La moderación del índice general se produjo a pesar de que, en febrero, tres de las grandes economías europeas registraron subidas del IPC armonizado: en Francia aumentó hasta el 7,2%, un 9,3% en Alemania y un 6,1% en España. El dato se modera, en cambio, en Italia, Bélgica, Grecia, entre otros países, aunque el nivel sigue muy elevado.
Con la caída de la cotización del gas en otoño, la inflación emprendió una senda descendente más lenta de lo que sería deseable. Las últimas previsiones conocidas para 2023 mostraban una media para todo el año todavía alta, lo que anticipaba una reducción paulatina. A esto ayuda la retirada de medidas fiscales que fueron aprobándose en 2022 para contener la escalada, como ha podido comprobarse en España con la eliminación de la subvención de 20 céntimos por litro en los carburantes. También el aumento de los alimentos en bastantes países de la UE. En Bélgica, por ejemplo, los huevos han aumentado un 38% en los últimos 12 meses; la leche un 33,5% y la carne y el pescado en torno al 15%. En Francia, la rúbrica alimentos ha subido un 14% anual y en Alemania, casi el 22%, según los datos de sus oficinas estadísticas.
En una entrevista publicada esta misma semana en la web del BCE, su economista jefe y miembro del Consejo de Gobierno, el irlandés Philip Lane, capitán habitual del grupo de las palomas, venía a unirse al equipo de los halcones, según interpreta Goldman Sachs. El banco de inversión estadounidense pronostica que la autoridad monetaria de la zona euro subirá medio punto más los tipos de interés en mayo (ya hay otro medio punto anunciado para marzo). Lane da tres argumentos que debería tener en cuenta Fráncfort para no cambiar su política monetaria: que las previsiones de inflación no mejoren; que la inflación subyacente no afloje su presión, y la lentitud de la transmisión de la política monetaria a la economía.
“Mientras la inflación subyacente se mantenga obstinadamente alta en la zona euro, el BCE seguirá subiendo los tipos y no se planteará futuros recortes. La subida de tipos de 50 puntos básicos en la reunión de marzo ya se ha anunciado y parece un hecho”, han señalado en una nota reciente los economistas de ING. “Los mercados financieros, que hace tan solo un par de semanas seguían apostando por un recorte de los tipos a finales de año, han vuelto a cambiar de opinión y esperan que el BCE suba los tipos un total de 150 puntos básicos en los próximos meses”, apostillan. Si se cumple este vaticinio, en diciembre, el precio oficial del dinero estaría en el 4,5%.
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