Los ‘halcones’ del BCE presionan para seguir aumentando los tipos de interés por encima del 3,5%
“No descartaría más subidas después de marzo. La batalla contra la inflación no ha terminado”, afirma Guindos
El Banco Central Europeo (BCE) subió los tipos de interés la semana pasada en medio punto. Y no solo eso: anunció ya que el mes que viene los subirá hasta el 3,5%. Sin embargo, nada de eso es suficiente para el ala dura del Consejo de Gobierno de la institución que preside Christine Lagarde, que apuestan por seguir enfriando la economía pese a los incipientes signos de relajación de la inflación. Los halcones han empezado ya a mover ficha para que la francesa siga encareciendo el precio del dinero. “No descartaría más subidas de los tipos de interés después de marzo. La batalla contra la inflación no ha terminado”, afirmó el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. En caso de rebasar ese nivel, los tipos de interés se situarían ya en un nivel incluso superior al que había antes de la crisis financiera de 2008.
La inflación encadenó en enero tres meses consecutivos a la baja. El descenso de los precios de la energía dio un respiro al IPC de la zona euro, que todavía está en el 8,5%. Los halcones, sin embargo, creen que el alza de precios está lejos de solventarse y advierten de que las subidas se extienden en toda la cesta de la compra. Además, consideran que las subidas salariales empiezan a cobrar más fuerza. “Los sindicatos pueden tender a pedir aumentos salariales excesivos. Tenemos que ir con cuidado”, afirmó Guindos en una entrevista con el diario alemán Süddeutsche Zeitung.
Si el comunicado difundido por el BCE tras la reunión de la semana pasada dejaba alguna rendija abierta a una próxima moderación de las subidas de tipos, el sector duro de la institución ha acudido enseguida a cerrarla. Isabel Schnabel, que forma parte del Comité Ejecutivo, aseguró que por ahora los movimientos del BCE han tenido poco efecto sobre la economía. “No se puede decir que la política monetaria esté teniendo tal impacto que podamos esperar que la inflación alcance nuestra meta del 2% a medio plazo”, afirmó la alemana.
El BCE empezó la escalada del precio del dinero en julio de 2022, cuando puso en marcha la subida más rápida jamás efectuada por Fráncfort. Desde entonces, la autoridad monetaria ha subido los tipos de interés del 0% al 3% en cinco subidas que ha acompañado del fin del programa de compras de deuda, el anuncio de que empezará a rebajar su cartera de bonos el 1 de enero y la finalización de la liquidez barata a la banca. Los halcones, que después de una década en la sombra vuelven a dominar el consejo, creen que ese endurecimiento de la política monetaria no es suficiente. Y se proponen enfriar la economía cuanto sea necesario para que la inflación a medio plazo regrese a la meta del 2%.
Las próximas previsiones de los economistas se publicarán en marzo. Entonces, Lagarde podrá constatar ya si para 2025 se prevé que el alza de precios por fin regrese a un nivel aceptable. Ante la presión de los halcones, la francesa avanzó la decisión de marzo, pero dijo que a partir de ese momento se evaluaría la situación para determinar la senda que seguiría el BCE. “Soy muy partidario de un alza de 50 puntos básicos en marzo y, después de eso, no veo razón alguna para detener las subidas”, sostuvo el gobernador del Banco de Letonia, Martins Kazaks, en una entrevista a Bloomberg.
Los miembros del sector duro del BCE observan con lupa la inflación subyacente —que excluye la energía y los alimentos frescos— para determinar sus movimientos. “Si las presiones inflacionarias subyacentes no disminuyen, podría estar justificado mantener el ritmo actual de aumentos hasta mayo”, indicó el gobernador del Banco de Países Bajos, Klaas Knot, apostando por otra subida de 50 puntos básicos en la reunión del próximo mes de mayo. Eso situaría la tasa final de los tipos de interés en el 4%.
El dilema de Lagarde antes de la primera subida de los tipos de interés consistía en decidirse entre dañar el crecimiento o atajar la inflación. Hoy, parece que la ecuación está resuelta: el panorama es menos sombrío de lo augurado en octubre y el ala dura del BCE no parece estar preocupado si su actuación enfría la economía. “La desaceleración del crecimiento parece incluso ser menos profunda y más corta de lo que habíamos proyectado... e incluso sin una recesión en el invierno de 2022-2023... ni técnica”, añadió Knot.
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