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Un miembro del consejo de gobierno del BCE admite riesgos “al alza” para la inflación

La alemana Isabel Schnabel advierte de la “incertidumbre” y la “desaceleración” de la recuperación a tres semanas de la reunión que debe decidir sobre el futuro del programa de compras para combatir la pandemia

Reunion urgencia BCE
Isabel Schnabel, miembro del Consejo Ejeutivo del BCE, durante un acto en Fráncfort en 2019.Ralph Orlowski (Reuters)
Lluís Pellicer

El alza de los precios sigue metiendo más presión al Banco Central Europeo (BCE), que en la reunión de diciembre de su consejo de gobierno deberá decidir la suerte del programa de compras de deuda vinculado a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). El diagnóstico sigue siendo que la inflación tiene carácter temporal, pero la miembro del Consejo Ejecutivo del Eurobanco Isabel Schnabel ha advertido por primera vez en una entrevista a Bloomberg que aprecia riesgos “sesgados al alza”. El aviso de la alemana llega a solo tres semanas del cónclave clave del BCE, en el que dirimirá si debe poner fin a las adquisiciones netas de deuda. Sin embargo, Schnabel ha puesto también sobre la mesa otros elementos que el BCE deberá tener en cuenta: el aumento de la incertidumbre, la desaceleración de la economía y la persistencia de los problemas de suministro.

El BCE empieza a modular su tono respecto a la inflación a apenas tres semanas de una reunión clave, en la que la entidad deberá decidir si pone fin a las compras netas de deuda derivadas del PEPP. Los halcones siguen presionando para ir pisando el freno en la política expansiva. El gobernador del Banco Central de Austria, Robert Holzmann, señalaba recientemente en una conferencia que las compras de deuda –también las del programa convencional, conocido como APP por sus siglas en inglés— podrían finalizar en septiembre si la inflación sigue escalando. Las palomas, en cambio, están preocupados por que el fin de las compras a destiempo pueda encarecer la financiación de los países.

Schnabel, que está en las quinielas para substituir a Jens Weidmann al frente del Bundesbank, no fue tan lejos como Holzmann. Es más, apuntó que la política acomodaticia del BCE todavía seguirá después del programa de 1,85 billones de euros para combatir la pandemia, que podría acabar en marzo. “El PEPP no desaparecerá cuando las compras netas se reduzcan a cero. A veces la gente habla sobre el fin del PEPP. El PEPP no va a acabar en marzo. Las compras netas probablemente, pero no el PEPP como tal”, recordó en referencia a que el BCE seguirá aportando liquidez con la reinversión de la deuda que vaya venciendo. Además, la naturaleza intermitente del rebote económico mantendrá anclados los tipos de interés en un entorno negativo. “Me parece que ha quedado claro que es muy improbable que el año que viene se produzca una subida de tipos”, ha añadido la alemana.

La economista ha recordado que la situación actual se ve marcada por los elevados precios de la energía y los cuellos de botella que ha provocado una recuperación intensa, más de lo esperado, que ahora tiende a relajarse. Ello se debe a que esos dos factores probablemente van a prolongarse más de lo previsto. “Hemos preguntado también a las empresas en nuestra encuesta telefónica y bastantes compañías esperan que las disrupciones en la cadena de suministro duren más de lo que pensábamos. Una proporción significativa de ellas incluso cree que va a durar más de un año. Pero diferentes sectores van a verse afectados de diferente manera”, ha apuntado. “Mi punto de partida es que vamos a ver una cierta desaceleración a corto plazo, pero entonces una continuada fuerte recuperación a medio plazo”, ha augurado.

El BCE ve “bastante improbable” que el aumento de los precios que se está produciendo en la zona euro –que Schnabel cree que los economistas de la institución revisen al alza en diciembre— se traslade de forma “automática y generalizada” a los salarios, de acuerdo con una nota publicada en el Boletín económico. Ello se debe a que, según el documento, la inflación no tiene un “papel formal” dentro de las negociaciones salariales de “más de la mitad” de los empleados del sector privado de los países de la moneda única. Los contratos vinculados de una forma u otra con la inflación, de hecho, han caído desde la pasada crisis financiera, destacándola bajada “clave” en España e los contratos cuya remuneración estaba indexada a la inflación con efectos retroactivos. Schnabel confirma en la entrevista a que, por ahora, el BCE no está apreciando ninguna presión generalizada sobre los salarios que pueda conducir a una espiral inflacionista. “Pero sí estamos viendo en nuestra encuesta telefónica a empresas que las firmas esperan que los salarios crezcan con más fuerza en el futuro”, asegura la alemana.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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