Francia negocia una cesta “antiinflación” voluntaria para los supermercados con productos básicos
La propuesta contempla que cada empresa decida qué artículos incluye en la canasta
El Gobierno francés se plantea crear una cesta de la compra “antiinflación” para garantizar productos de primera necesidad a bajo coste y aliviar el impacto del aumento de los precios sobre los consumidores. El Ejecutivo ha insistido en que la medida, parecida a la que propuso la vicepresidenta Yolanda Díaz en septiembre del año pasado, aún está en fase de negociación, pero la idea es que contenga una veintena de artículos y que las cadenas de supermercados se sumen de manera voluntaria. El anuncio llega en un momento de tensión con los distribuidores, que ven con malos ojos un proyecto de ley que busca regular las negociaciones comerciales anuales entre proveedores y cadenas.
“La idea global es que todo el mundo contribuya a la lucha contra la inflación”, dijo el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, en la cadena BFMTV el lunes. “El Estado no puede pagarlo todo y hay que compartir la carga”, insistió. El ministro confirmaba así la información revelada el domingo por el diario Le Parisien: el Gobierno desea sugerir una canasta básica con unos 20 productos esenciales a precios bajos, inspirada en la que Grecia implementó en diciembre. No es la primera vez que Francia ensaya una canasta de este tipo. En 2011, el entonces secretario de Estado para el Consumo, Frédéric Lefebvre, inventó el llamado panier des essentiels (cesta de lo esencial, en francés), que ofrecía productos variados por un precio de unos 20 euros.
La cesta “antiinflación” incluiría artículos de higiene para bebés y adultos, pero también productos lácteos, frescos y pasta, según el gabinete de la ministra de las Pymes, del Comercio y del Turismo, Olivia Grégoire, que propuso la idea. Su equipo trabaja desde noviembre para encontrar soluciones al impacto de las subidas de precios sobre el bolsillo de los franceses. La propuesta es que los distribuidores elijan ellos mismos los productos y que se comprometan a venderlos “casi a precio de coste”, es decir sin margen de beneficio, a partir del mes de marzo, según el Ministerio.
Francia es uno de los países de la eurozona con la tasa más baja de inflación (5,9% en diciembre respecto al mismo período del año anterior), pero como en otros Estados, los precios de los alimentos no han dejado de crecer. De hecho, de acuerdo con datos de Eurostat publicados este miércoles, los alimentos han rebasado a la energía como principal culpable de la inflación en la zona euro. En Francia, según el organismo estadístico del país (INSEE, por sus siglas en francés), estos aumentaron en diciembre un 12% respecto al año pasado. El Gobierno de Emmanuel Macron había anunciado en un primer momento la distribución de un cheque de alimentación a los hogares más vulnerables, pero la medida quedó en punto muerto.
El Ejecutivo francés ha subrayado que no desea imponerla a través de una ley, sino que espera que los distribuidores renuncien de manera voluntaria a una pequeña parte de sus márgenes, ya que la medida solo afectaría a una porción mínima de los miles de productos que venden los supermercados. Los grandes distribuidores aseguran que, de momento, no han recibido ninguna propuesta formal y que no pueden dar su opinión al respecto. La Federación del Comercio y de la Distribución, que agrupa la mayoría de las cadenas como Carrefour o E.Leclerc, ha dicho que estaba “de acuerdo para trabajar” en la propuesta, pero ha recordado que muchas de ellas ya han implementado medidas para luchar contra la inflación.
Esta medida voluntaria dista de la propuesta realizada esta semana por Unidas Podemos en España. La ministra de Asuntos Sociales y líder del partido morado, Ione Belarra, pedía este lunes intervenir el mercado de la alimentación y fijar precios máximos para determinados productos básicos. En España, el establecimiento de una cesta de la compra con precios reducidos es una cuestión que ha ido yendo y viniendo, desde que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, abriese el debate en septiembre del año pasado. Los precios de los alimentos en España llevan tres meses creciendo a un ritmo superior al 15% pese a la caída de la inflación general, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Tensiones con los distribuidores
La propuesta del Gobierno se da a conocer en un momento de tensión con los supermercados después de que un diputado del partido de Macron presentara una propuesta de ley que busca regular las negociaciones comerciales entre cadenas y proveedores. El texto, debatido en la Asamblea Nacional el lunes, busca “garantizar el suministro de productos de gran consumo a los franceses” al reducir el poder que tienen los distribuidores durante las conversaciones con los proveedores sobre los precios de venta. Actualmente, los supermercados compran sus productos a un precio fijado cada año durante unas negociaciones. Pero si estas fracasan, se suele considerar que el precio acordado el año anterior se mantiene durante varios meses, lo que penaliza a los industriales en un contexto de aumento de los precios.
Los distribuidores aseguran, sin embargo, que la norma alentaría la inflación y ven incoherente que el Gobierno les pida luchar contra ella cuando preparan “una ley que la favorece”, según ha dicho a la agencia France Presse Jacques Creyssel, el delegado general de la Federación del Comercio y de la Distribución. De momento, el texto propuesto no genera consenso en las filas del Gobierno. “La propuesta de ley es buena, pero aún no se ha encontrado el equilibrio. En su estado actual, este [texto] debe ser revisado”, declaró el ministro de Economía Le Maire.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.