Poderío europeo
Los europeos nos hemos acostumbrado a energía abundante y a precios asequibles, pero este invierno habrá apagones y escasez de gas industrial y para calefacciones
El pasado día de la Constitución estaba en Bruselas orgulloso de ser español y europeo. Europa se enfrenta a una crisis energética sin precedentes desde los años ochenta. Los europeos nos hemos acostumbrado a energía abundante y a precios asequibles, pero este invierno habrá apagones y escasez de gas industrial y para calefacciones.
La crisis, como la del 2010, es asimétrica. Ahora afecta a Alemania y nadie está pensando que los hombres de negro aterricen en Berlín para resolver su desastrosa política energética de las últimas décadas. Al error de cerrar sus nucleares sin tener garantizado su suministro, los gobiernos alemanes entregaron el gas a Putin.
El plan de la Comisión Europea es RePower UE. Desde 1996 Europa ha desarrollado un mercado eléctrico común. Pero los mix de cada país son muy diferentes y el mercado único está en riesgo. De momento se ha conseguido mantenerlo con enormes presiones de los países, salvo la excepción ibérica que rompe las reglas que rigen para todos. Pero el temor es que cuando lleguen los apagones el consenso acabe y cada país afronte la crisis energética por su cuenta.
Como pasó con la inflación, los políticos europeos siguen pensando que la crisis del gas es transitoria. Pero la crisis comenzó antes de la guerra de Ucrania y continuará cuando acabe. China y los países asiáticos han sustituido el fuelóleo por gas para producir electricidad y, si quieren reducir sus emisiones, tendrán que sustituir también el carbón. Eso ha cambiado estructuralmente el mercado de gas licuado por barco y ha elevado su precio. Sin los gaseoductos de Putin, Europa y, especialmente, Alemania, debe adaptar su hoja de ruta de la transición energética.
Para reducir la dependencia del gas ruso hay que aumentar la oferta de fuentes alternativas y contener la demanda. Se pueden y se deben intervenir los precios de mercado para evitar situaciones de colapso como en agosto pasado. Pero sustituir el sistema de fijación de precios de mercado por uno de planificación es la forma más segura de fracasar en el objetivo.
El aumento de la oferta a precios competitivos para la industria europea será con renovables o no será. La Agencia Internacional de la Energía acaba de publicar sus previsiones de renovables para 2027. China lidera la revolución, seguida de Europa y por detrás EE UU. Pero la Agencia estima que Europa instalará un 40% menos de placas y molinos de lo previsto en Repower.
La clave para conseguir el objetivo es: buena regulación, seguridad jurídica de las inversiones y erradicar la burocracia. España tiene resuelto el gas desde los años ochenta y las mejores condiciones para instalar renovables, especialmente solar, de Europa. Pero en enero vencen permisos de acceso a la red de alta tensión de 80 gigavatios y no se van a ejecutar porque el Estado no ha aprobado las licencias desde hace cinco años. Las renovables suponen el 1,5% del PIB español y son el sector más dinámico en creación de empleo, pero el futuro de esas familias está en manos de burócratas. Veremos.
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