La OCDE recorta al 1,3% el crecimiento de España para 2023 y prevé recesión en Alemania y el Reino Unido
El organismo pide retirar las ayudas generalizadas y avisa de que las medidas para mitigar la inflación no deben poner en peligro la transición verde
El deterioro de la coyuntura se acelera. La guerra en un Ucrania ha desencadenado un efecto dominó que continúa empujando al alza la inflación, frenando el consumo y encareciendo la financiación por las subidas de tipos lanzadas por los bancos centrales. Un cóctel que empaña la previsión de crecimiento de cara al año que viene: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha recortado sus estimaciones para España del 1,5% al 1,3%, por debajo del entorno del 2% que calcula el Gobierno —aunque las eleva para este ejercicio—, y pronostica recesión tanto en el Reino Unido como en Alemania. Todo ello, en un contexto en el que la inflación continuará en cotas inéditas.
“Nuestro escenario central no es una recesión mundial, pero una desaceleración significativa del crecimiento de la economía global en 2023, así como un nivel aún alto, aunque decreciente, de inflación en muchos países”, alerta el informe Perspectivas Económicas difundido este martes por el organismo multilateral. La economía mundial se mantendrá en terreno positivo, con un avance del 3,1% este año y del 2,2% el que viene, aunque la inflación seguirá disparada, por encima del 5%. Asia será el principal motor de crecimiento, pese a que China moderará su avance con respecto a sus tasas habituales. Europa y las Américas avanzarán más despacio. Los países del euro, en concreto, crecerán un 3,3% en 2022, un tímido 0,5% en 2023 y un 1,4% en 2024. “Nos enfrentamos a un panorama económico muy difícil”, insiste el documento.
La OCDE identifica en la inflación la mayor amenaza para el crecimiento y pide que sea la “principal prioridad política” de los Gobiernos. Por ello, anima a los bancos centrales a ahondar en el alza de tipos, sobre todo en aquellos países donde aún no surtido los efectos deseados sobre los precios. A la vez, recomienda retirar las ayudas generalizadas a familias y empresas diseñadas para mitigar el golpe de la inflación. Insiste en que sean sustituidas por apoyos “específicos y temporales”, enfocados a proteger a los más vulnerables y que eviten una subida excesiva de la deuda pública. Asimismo, subraya que no deben poner en peligro la transición verde, sino mantener los incentivos para el ahorro de energía.
La advertencia va dirigida también a España, que ha puesto en marcha ayudas generalizadas —la suspensión de la fiscalidad eléctrica o la bonificación a los carburantes, entre otras— y que tiene que decidir cuáles prorrogar antes de que termine el año. La OCDE prevé, sin embargo, que la economía española se comporte mejor que el entorno. Eleva en tres décimas el pronóstico de cierre para 2022, del 4,4% al 4,7%, y aunque lo vuelva a reducir para el próximo año —en el informe anterior ya lo había recortado en siete décimas—, cree que el PIB avanzará un 1,3%, un porcentaje muy por encima del 0,5% de la eurozona. En 2024 espera algo más de brío, con un repunte del 1,7%. El organismo también mejora el dato de inflación. Estima que el índice de precios al consumo termine este año con un alza del 8,6%, frente al 9,1% que proyectaba en su anterior análisis, y que se modere al 4,8% en los dos años siguientes.
El Ministerio de Economía valora positivamente la previsión. Subraya que los pronósticos de la OCDE para este año sitúan a España muy por encima de las proyecciones del Gobierno, del crecimiento mundial (3,1%), del G20 (3%) y de la zona euro (3,3%). Remarca que el avance del PIB en 2023 también será superior al de las principales economías del entorno, como Alemania (-0,3%), Francia (0,6%) e Italia (0,2%), y que no se han detectado efectos de segunda ronda por la vía del incremento de los costes laborales pese al fuerte repunte de precios.
El crecimiento moderado previsto en 2024 para la economía española se debe sobre todo al impacto de la inflación en los segmentos más vulnerables y a un debilitamiento de la demanda externa. El alza de los tipos de interés en la zona euro pesará sobre las inversiones empresariales y frenará el consumo. En cambio, la OCDE confía en que la inversión pública se mantenga dinámica gracias al tirón de los fondos europeos, y cree que los desequilibrios energéticos causados por la guerra en Ucrania afectarán menos a España que la mayoría de los países de la UE, por depender menos de las importaciones de gas ruso.
El razonamiento contrario vale para Alemania, que el próximo año quedará atrapada en la estanflación: su economía caerá un 0,3%, arrastrada por la elevada dependencia del suministro de Moscú y de las energías fósiles, mientras que la inflación se mantendrá en el 8%. Pero el mayor batacazo entre las grandes economías europeas será el del Reino Unido, cuyo nuevo primer ministro acaba de anunciar una subida de impuestos y de reconocer que el país se enfrenta a una recesión. El organismo dibuja una contracción del 0,4% en 2023 y un estancamiento que durará hasta 2024, con un avance del PIB de tan solo el 0,2%. La India será el país de la OCDE que más crecerá el ejercicio que viene, un 5,7%; Turquía registrará la mayor inflación, del 44,6%. “Una inflación más alta y un crecimiento más bajo son el alto precio que la economía global está pagando por la guerra de Rusia de agresión contra Ucrania”, concluye el informe.
Retos
Los mercados energéticos siguen representando un elemento de incertidumbre para la economía mundial, al menos mientras continúe la guerra en Ucrania y sobre todo después de que Rusia cerrara del todo el grifo del gas hacia Europa. Aunque Bruselas haya acelerado el llenado de sus reservas y negociado planes para reducir el consumo de gas natural, la llegada del frío en los próximos meses supondrá un reto, y según la OCDE la situación podría complicarse aún más el próximo invierno 2023-2024. “Reponer las reservas de gas podría resultar más difícil el próximo año”, lo que causaría “un crecimiento significativamente más débil y una mayor inflación en Europa y en el mundo”, señala el informe.
La incertidumbre sobre el sector energético no es, sin embargo, el único desafío. El aumento de los tipos de interés también supone un riesgo para la economía mundial, en el momento que encare el pago de la deuda para empresas, gobiernos y hogares, y puede suponer un lastre sobre todo por los países de bajos ingresos, que a la vez están viendo cómo el conflicto agrava los problemas de inseguridad alimentaria a nivel mundial.
Por todas estas razones, la OCDE sugiere acompañar las políticas monetarias y fiscales ya en marcha con medidas estructurales que aborden algunos de los problemas más urgentes, como garantizar la seguridad energética y diversificar el suministro de energía, fortaleciendo las renovables y la eficiencia energética. El organismo también pide huir de posiciones proteccionistas para aliviar las tensiones en los suministros, y fomentar el empleo para que la recuperación sea inclusiva, poniendo el foco en la brecha de género. “El fin de la guerra y una paz justa para Ucrania sería la forma más impactante de mejorar la perspectiva económica mundial en este momento. Hasta que suceda, es importante que los Gobiernos implementen medidas a corto y mediano plazo para enfrentar la crisis, para amortiguar su impacto en el corto plazo mientras se sientan las bases para una recuperación más sólida y sostenible”, ha afirmado el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, durante la presentación del informe.
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