Ignorada y creciente clase media
Su empobrecimiento es la otra cara de la concentración de riqueza; los gobiernos democráticos deben ponerse las pilas
La mancha de la crisis se amplía tan deprisa que cada día hay más apelaciones a la clase media, la más extensa y menos estudiada. Estos días se ha publicado el libro del economista Manuel Reventós Bordoy Estudi Econòmic i Social de la Classe Mitjana, escrito en 1935, pero que no ha visto la luz hasta ahora. La obra, distinguida con el premio Patxot i Ferrer, ha sido recuperada gracias al Institut d’Estudis Catalans.
La obra de Manuel Reventós (1888-1942), profesor de Teoría Económica y director general de Comercio y Aranceles durante la Segunda República y padre de Joan Reventós (1927-2004), líder de los socialistas catalanes, constituye uno de los escasos ensayos científicos sobre una materia tan poco estudiada. Algunas de sus tesis resultan de notable actualidad. Destaca el ensanchamiento de la clase media: junto a la vieja (artesanos, pequeños comerciantes y payeses), iba emergiendo una nueva (empleados, funcionarios y profesiones liberales). Advertía que “la clase media se proletariza” y que, a su vez, “el socialismo va perdiendo la intransigencia que contra la clase media había mostrado”. Y cómo “el capitalismo también usa de la clase media como aliado de choque contra el socialismo”.
Es una perspectiva de hace casi 90 años, pero que hoy puede servir de guía para el estudio. Una clase con la que se identifican el 60% de ciudadanos, según la última encuesta del CIS, de junio. Un 5,4% contestó que sentía pertenecer a la clase media-alta; un 49% a la media-media y un 13,9% a la media-baja.
Estas percepciones coinciden con el deterioro salarial. El segmento de trabajadores que percibe entre una y dos veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) crece sin cesar. Ha pasado de representar el 32% en 2015 al 46,35% en 2019, según el INE. Al tiempo, se encoge el colectivo que gana entre dos y cuatro veces el SMI, que ha bajado del 40% al 30%. Mientras, aumenta el de los más pobres (entre 0 y 1 SMI), que en estos años ha pasado 12,6% al 18,8%.
La crisis energética está acelerando este empobrecimiento general. La mayoría de graduados tarda años en lograr salarios superiores a 1.500. La subida de los precios amenaza a los comerciantes, que tiemblan por la luz y los alquileres. E industriales y agricultores temen por su viabilidad ante el coste de materias primas. Algunos organismos internacionales ya incorporan cada vez más al colectivo de clase media como objetivo de protección.
El último informe de la Comisión Europea sobre energía destaca que el alza de los precios está “afectando no solo a los hogares de bajos ingresos, sino también a hogares de ingresos medios-bajos, pymes e industrias”. Son manifestaciones, todavía genéricas, de una sociedad que cae en manos del populismo. El empobrecimiento de la clase media es la otra cara de la concentración de riqueza. Los gobiernos democráticos deben ponerse las pilas. La respuesta es conocida: extender derechos y potenciar la redistribución mediante impuestos.
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