_
_
_
_

Escrivá prepara fórmulas para recortar la brecha de género de las pensiones

El ministro de Seguridad Social busca reforzar la cobertura de las lagunas de cotización, que lastran más a las mujeres, y rebajan la cuantía de sus prestaciones

Jubilados en un parque de Madrid.
Jubilados en un parque de Madrid.Gema García

El Gobierno, con el Ministerio de Seguridad Social al frente, busca la manera de mejorar las pensiones de las mujeres. Para lograrlo, baraja diversas fórmulas con las que combatir los años de desempleo que suman mayoritariamente las trabajadoras en sus carreras profesionales —las conocidas como lagunas de cotización—, y que terminan por rebajar la cuantía final de la prestación de jubilación que reciben.

Los mecanismos que se contemplan en el despacho del ministro José Luis Escrivá, según confirman fuentes conocedoras del proyecto, son varios: desde ampliar el número de mensualidades que la Seguridad Social cubre en caso de estar en el paro, por lo tanto, sin cotizar; hasta mejorar las cuantías con las que lo hace.

En la actualidad el máximo son 48 mensualidades, en las que el sistema aporta el 100% de la base mínima de cotización (1.166,7 euros) de manera ficticia para que no se reduzca demasiado la cuantía de la pensión. A partir del 49º mes (cuatro años), se completa con el 50% de esta base, unos 583 euros. Elevar este porcentaje es otra de las posibilidades. La propuesta, todavía por definir, será sometida a debate con sindicatos y empresarios, y deberá resolverse antes de final de año, al estar enmarcada dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Los datos recabados por el Ministerio de Seguridad Social alertan de la existencia de una brecha de género dentro del sistema de pensiones. Una desviación que se origina, según entienden, por la propia composición del mercado de trabajo, donde se constata un sesgo notable en favor del hombre (hay más asalariados y menos parados). A pesar de que se trata de un desequilibrio histórico sobre el que ha impactado, ligeramente, la última reforma laboral —aunque se espera que sus efectos correctores se manifiesten más adelante—, desde el Gobierno consideran necesario establecer ya remiendos que atajen este trastorno más rápidamente.

Parchear estos años sin cotización se antoja imprescindible para nivelar las pensiones entre hombres y mujeres, especialmente cuando la morfología de las carreras laborales ha ido cambiando con el paso de los años. Si tradicionalmente estas dibujaban una curva al alza, que arrancaba con cotizaciones más bajas y terminaba en los valores más elevados —dentro de una proyección laboral en la que el trabajador iba mejorando su situación con el paso de los años, casi siempre dentro de la misma empresa—, episodios como la crisis financiera de 2008 han roto abruptamente con este estilismo estadístico, y han perjudicado muy notablemente a una generación hoy muy próxima a la jubilación.

Muchos trabajadores en el último tramo de sus carreras, y singularmente las mujeres, han visto cortada su progresión, vaciándose los que deberían ser sus mejores años laborales. Lo que se pretende en el gabinete de Escrivá es “ofrecer un seguro” para los trabajadores frente a cualquier alteración inesperada del panorama laboral.

Estos huecos en el tramo final han afectado a una multitud la hora de determinar la pensión de jubilación, puesto que la cuantía final se define de acuerdo con la media de la base reguladora (lo que el trabajador ha cotizado) durante los últimos 25 años. Para lograr que estas trayectorias alcancen los años necesarios, la Seguridad Social cubre en la actualidad esas mensualidades que faltan con cotizaciones virtuales que ahora el ministerio quiere ampliar.

En las estadísticas del Ministerio observan que un porcentaje mucho más elevado de mujeres presenta un mayor número de años sin cotizar (22%) que los hombres (7%). Al mismo tiempo, entre los trabajadores con al menos cuatro años sin cotizar, las mujeres suman, de media, 113 meses vacíos (más de nueve años), por 97 de los hombres (poco más de 8); y son también ellas quienes presentan carreras laborales más cortas: 34,2 años por 40,2 años.

Según los últimos disponibles en las estadísticas públicas del Ministerio de Seguridad Social, en el mes de septiembre se contabilizaron un total de 9.015.737 pensionistas, de los cuales 4.557.293 eran hombres (50,8%) y 4.438.402 mujeres (49,2%). Mientras que ellos recibieron una pensión media de 1.366,99 euros, la de ellas fue de 1.038,64 (un 31,6% más baja). Esta diferencia de género se agranda aún más en el caso de las pensiones a mínimos —las que reciben un complemento del Estado para alcanzar un importe suficiente—, puesto que hay 500.000 mujeres más que las perciben que hombres (1.460.024 y 734.519, respectivamente). En el caso de las pensiones de jubilación, tomando como referencia los últimos datos de agosto, las mujeres ingresaron, de media, 466 euros menos que los hombres.

Esta brecha agrandaría su profundidad si se produjese un aumento del periodo de cómputo de las pensiones (en 2022 se ha elevado hasta los 25 años), en el caso de que el Gobierno decidiera activar esta palanca, con el objetivo de mejorar la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social. Una idea que el ministro Escrivá ya ha planteado en alguna ocasión, junto con la posibilidad de poder descartar algunos de los peores años laborales. Ante esta perspectiva, las mujeres volverían a encontrarse en una situación de desventaja por contar con un mayor número de años malos. De ahí que la voluntad del Ministerio sea corregir esta circunstancia para que no se acentúe en mayor medida este desequilibrio.

Encaje jurídico

Dentro del gabinete del ministro Escrivá, sin embargo, hay dudas con la forma en la que hacerlo. Especialmente, por las repercusiones jurídicas que pudiera tener si, a partir de su redacción, pareciera que se trata de una medida dirigida exclusivamente a las mujeres, y, por tanto, se desprendiera algún tipo de exclusión entre trabajadores por condición de género. Una incorporación errónea de este “atajo” podría devenir en un nuevo tirón de orejas del Tribunal de Justicia de Unión Europea, como sucedió recientemente con las trabajadoras del hogar por no tener derecho a cotizar por la prestación de desempleo, y que fue considerado como discriminatorio.

De ahí que entre las alternativas normativas que se manejan, cobre fuerza la idea de modificar el reglamento de manera que su impacto recaiga sobre el núcleo de trabajadores de forma general, aunque, en la práctica, vaya a resultar una mejora superior para las mujeres.

Con este fortalecimiento de las lagunas de cotización, serán las personas con carreras más precarias las que vean mejorada su situación, al mismo tiempo que se atenderá a un problema estructural muy próximo en el tiempo: en la siguiente década, los baby boomers —los nacidos entre finales de los años cincuenta y finales de los setenta del siglo XX—, que conforman una de las generaciones más numerosa, se jubilarán, elevando la tensión sobre el sistema de pensiones.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_