El BBVA prevé que España entre en recesión, pero cree que acabará el 2023 en positivo

La economía española entrará en recesión técnica —dos trimestres seguidos en negativo— a finales de este año y durante principios del año que viene, según el último informe sobre la situación económica elaborado por BBVA Research. El servicio de estudios apunta a una caída del 0,3% en el cuarto trimestre de 2022, y otra igual para el primero de 2023. De cumplirse, sería “la recesión más corta de los últimos 30 o 40 años”, ha afirmado Miguel Cardoso, economista jefe para España, en la presentación del informe este martes. El estudio, que revisa al alza la variación del PIB para 2022 (4,4%), y a la baja para el 2023, prevé que, a pesar de contraerse a principios del año que viene, la economía remontará y acabará creciendo ligeramente (+1%).

A pesar de que la ministra de Economía, Nadia Calviño, afirmó el pasado martes que no había señales de desaceleración, el servicio de estudios no es el primero que revisa a la baja sus previsiones de crecimiento para el año que viene: el Banco de España las rebajó este miércoles hasta el 1,4%. La OCDE hizo lo propio a finales de septiembre, hasta el 1,5%. Sin embargo, el Ejecutivo mantiene que España crecerá un 2% en 2023. “El periodo de estancamiento será corto y la recuperación se reactivará a partir de los primeros meses del siguiente año”, ha señalado el director de BBVA Research y economista jefe de Grupo BBVA, Jorge Sicilia. Las previsiones del servicio de estudios para España son mejores que para la Eurozona, donde prevé una recesión para el año que viene, después de aumentar su PIB un 3,1% en 2022.

En cuanto a la inflación, que se encuentra en el centro de todas las previsiones económicas, el servicio de estudios considera que ya se percibe un punto de inflexión en el Índice de Precios al Consumo (la variación interanual de septiembre fue del 9%). Según el informe, las perspectivas de ralentización de la economía ya se notan en el coste del petróleo, que se encuentra en niveles anteriores al comienzo de la guerra en Ucrania. Además, las medidas para limitar los precios de la electricidad en Europa, la debilidad de la economía china —que ha ayudado a abaratar el gas— y la mejora de los cuellos de botella en el comercio internacional están empujando los precios hacia abajo. Sin embargo, apunta, la tasa se mantendrá elevada: los expertos del BBVA han revisado al alza la previsión de variación promedio en el IPC durante 2022, desde el 7,9% hasta el 9,3%, y desde el 3,2% hasta el 4,9% para 2023, aunque consideran que podría acabar el año en torno al 3%.

Una de las claves por las que el “periodo de estancamiento” no será tan acusado es el ahorro acumulado durante los confinamientos. Esto, apunta el informe, “permitirá suavizar el efecto del incremento de precios sobre el gasto de los hogares”. Por lo que respecta a la política monetaria contractiva tomada por los bancos centrales para luchar contra la inflación, el estudio considera que podría comenzar a impactar de manera negativa en el consumo a partir del cuarto trimestre de 2023. El servicio de estudios del BBVA considera que el Banco Central Europeo podría llegar a subir los tipos hasta el 2,75%.

Pacto de rentas

El estudio recoge que la contención de la subida de precios dependerá de cómo se distribuya su coste entre los diferentes actores económicos. Por un lado, señala que, hasta ahora, tanto los salarios como los márgenes han contribuido a moderar la transmisión del encarecimiento en el coste de la energía hacia los hogares. Por el otro, reivindica la necesidad de formalizar un pacto de rentas que, si bien “en la práctica, es un hecho”, esto no garantiza su continuación.

Preguntado por la revalorización de las pensiones conforme al IPC, el responsable de Análisis Económico, Rafael Doménech, ha señalado que el servicio de estudios “siempre ha defendido que uno de los objetivos del sistema de pensiones es que se revaloricen con el IPC”, pero que lo haga “una vez se han resuelto los problemas de sostenibilidad”. Para cumplir ese objetivo, ha insistido Doménech, hay que “tomar medidas compensatorias que reduzcan el déficit que presenta el sistema contributivo”. Uno de cada dos euros de los Presupuestos presentados este jueves en el Congreso de los Diputados va a pensiones, funcionarios e intereses de la deuda.

El informe señala que persiste un elevado desequilibrio estructural en las cuentas públicas, por lo que cada reducción en la carga impositiva o aumento en el gasto “debe llevar asociado una contrapartida” que asegure, al menos, la compensación de ese gasto. Los Presupuestos para 2023 prevén un gasto global y unos ingresos tributarios récord.