La industria pide una rebaja de precios a las energéticas para no parar: “No pedimos regalos, solo que ganen un poco menos”
Los elevadísimos precios del gas y de la electricidad obligan a muchas plantas industriales a detener o recortar la producción. Dos de cada tres plantas de cogeneración están detenidas
La industria representa el 14,7% del Producto Interior Bruto, pero consume el 55,9% de la energía que devora la actividad económica española. Pocos sectores son tan sensibles a la espiral alcista de los precios energéticos. Por ello, cada vez son más las empresas industriales que paran o recortan su producción: la metalúrgica Ferroatlántica paró el martes los dos hornos que tenía en funcionamiento en su fábrica de Cantabria, después de parar en julio los que tiene en A Coruña; Azuliber, uno de los principales productores de arcilla del grupo Pamesa, comunicó el miércoles el cese total de su producción; la siderúrgica ArcelorMittal anunció el jueves la parada temporal de uno de sus hornos en Gijón.
Son tres ejemplos representativos de un escenario incierto. “La industria lo está pasando mal, sometida a una incertidumbre total por los costes energéticos y una demanda que se contrae cada vez más por la inflación”, señala Fernando Soto, director general de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE). Esa caída de la demanda ha empujado a Michelín a recortar la producción en su planta de Vitoria.
“Hace un momento hablaba con un compañero y comparábamos precios eléctricos: en 2020 el precio final para la industria electrointensiva era de unos 50 euros por megavatio/hora; el año pasado estaba en 130 y ahora está en torno a 290. Y en el gas hemos pasado de 10 euros a 200 y pico. Es insostenible”, añade Soto. Por ello, reclama a las empresas energéticas que sean “solidarias”: “No pedimos que nos regalen la energía, pero sí que ganen algo menos. Les beneficiará que la gran industria no pare”. Las pausas en la producción se dan en algunas fábricas desde hace meses, en algunos casos desde el año pasado.
Con estos precios hay industrias que pierden dinero por estar abiertas. Es el caso de Azuliber, que achaca el parón de su producción a “la insostenible situación actual, ocasionada por los elevados precios del gas”. La empresa asegura que el coste de atomizado de una tonelada de arcilla, materia prima utilizada para la producción de azulejos, ha aumentado un 1.047%. Azuliber es una de las empresas asociadas en el colectivo Gas Industrial, que reclama una caída de los precios.
“Está habiendo parones de industrias químicas, alimentarias, siderúrgicas... De todo tipo”, explica la presidenta de esta asociación de empresas, Veronica Rivière. “En junio detectamos una caída del 20% en la demanda de gas respecto al año pasado. En julio fue de un 31% y en agosto, de un 37%. Estas bajadas tan bruscas no se deben a medidas de eficiencia, sino a caídas en la producción”, añade. Rivière advierte de que algunas multinacionales puede compensar la caída de la producción en España con refuerzos en países que no sufren el alza de precios energéticos, como China o Estados Unidos.
Las plantas de cogeneración, las más vulnerables
Hay sectores especialmente vulnerables, como los que dependen de la cogeneración (el desarrollo en un mismo proceso de energía eléctrica y calor útil, aplicable en industrias que utilizan vapor). La Asociación Española de Cogeneración (ACOGEN) asegura que unas 400 de las 600 plantas de cogeneración de España han parado su producción. Esta tecnología se quedó fuera de la excepción ibérica, de manera que sus precios están obsoletos. “Hemos pasado de aportar el 11% de la producción energética al 3%. Al quedarnos fuera del tope al gas hemos dejado de ser competitivos”, señala Javier Rodríguez, director general de ACOGEN. Pone como ejemplo a la papelera Saica, que ha parado sus cuatro plantas de cogeneración. “Afrontamos una degradación industrial sin precedentes”, añade Rodríguez, que este viernes se ha reunido con el Ministerio para la Transición Ecológica. “Confiamos en que van a encontrar soluciones eficaces pronto”, apostilla Rodríguez.
La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, recordó el miércoles que el Ejecutivo ya ha destinado este año 480 millones de euros a la industria electrointensiva mediante subvenciones para compensación por costes de CO₂ y la reducción de los impuestos de electricidad y producción. El Gobierno aún no ha especificado las medidas del Plan de Contingencia de consumo energético, pero puede contener ayudas adicionales a la industria electrointensiva para paliar los altos costes de precios de la luz.
Los parones en la producción están forzando Expedientes de Regulación Temporal de Empleo en varias empresas. “No quiero ser agorero”, contesta Soto a la pregunta sobre la amenaza de posibles cierres que desemboquen en ERE. “Los ERTE son una solución transitoria para una situación específica, así que los puestos de trabajo no corren riesgo. Quiero pensar que las medidas que se adopten en España y a nivel europeo van a ayudar a frenar esta espiral en la que hemos entrado”. La Comisión Europea y los Estados miembros negocian una “intervención de emergencia” del mercado eléctrico para escapar de los elevadísimos precios actuales. Entre otras medidas, Bruselas estudia limitar el precio de las energías renovables para abaratar la factura.
“Ventana de oportunidad”
Si los precios se reconducen, Soto cree que se abre una “ventana de oportunidad” para la industria española: “No tenemos un problema de suministro de energía, como sí pasa en países como Alemania. Los parones se deben a los precios, no a que no tengamos suficiente energía, como va a pasar allí. En ese escenario, si bajan los precios, nosotros podemos ser capaces de asumir actividad industrial que no puedan afrontar otros países. El Gobierno debe ser inteligente y ofrecer esas capacidades”.
En comparación con otros países europeos, la industria manufacturera española no se encuentra en el peor escenario. Según el índice PMI que calcula S&P Global, España se quedó en agosto muy cerca del valor que indica expansión, con 49,9 puntos, mientras que Alemania marcó 49,1 y el conjunto de la zona euro 49,6. A partir de 50, este índice representa crecimiento de la actividad, que sí alcanzó Países Bajos (52,6).
Rodríguez hace un diagnóstico parecido al de Soto: “Tenemos el suministro garantizado, así que veo una oportunidad para evitar deslocalizaciones y que se apueste por la industria de país. A largo plazo, con la infraestructura gasística tan desarrollada que tiene España, la cogeneración y la fuerza de las renovables hay una oportunidad para reindustrializar”.
Esos deseos están condicionados a la caída de los precios energéticos. “Todo depende de la evolución de los precios, condicionados por una variable que no puedes cuantificar como es una guerra energética”, comenta Rivière. A corto plazo, Rodríguez anticipa más paradas en fábricas: “Vamos a un declive generalizado de la industria en Europa. En los próximos meses es esperable que la producción siga cayendo y haya más ERTE”.
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