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La sequía, el calor y los abonos caros recortan la cosecha de cereales

Los precios se sitúan en niveles récord y amenazan las cabañas ganaderas

Cosecha de cereales
Recogida de cereales en un campo de la provincia de Córdoba.ASAJA (Europa Press)

El fuerte calor de las últimas semanas, la sequía y la reducción en el uso de fertilizantes por su elevado precio se traducirán esta campaña en un fuerte recorte de la cosecha cerealista en España. Las previsiones de una gran recolección por las importantes lluvias de abril, hasta superar los 24 millones de toneladas, se han truncado por las condiciones climatológicas de mayo, según los datos sobre superficies y rendimientos elaborados por las Cooperativas Agroalimentarias. A esas previsiones a la baja se añade el riesgo de un grano de mala calidad con un bajo peso específico, de acuerdo con los estudios de mercado de la consultora Infomarket.

En este escenario, y a punto de iniciarse la recolección en las zonas más adelantadas, los precios ―con ligeras oscilaciones― han alcanzado los niveles de las cifras récord de 1990, según datos de la FAO, la agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura. El repunte se ha notado especialmente en los trigos como consecuencia de una mayor demanda, a lo que se suma la invasión rusa de Ucrania y la mala situación de los cultivos en Estados Unidos. El incremento en los precios de los cereales y su repercusión en los costes de producción animal también se están traduciendo en un ajuste en los censos de las cabañas ganaderas, ante la dificultad para trasladar el alza a los precios de venta.

Para las Cooperativas Agroalimentarias, la cosecha cerealista ascenderá a unos 21 millones de toneladas, una cifra inferior a los 22 millones de media de los años comprendidos entre 2016 y 2020, a los 23,4 millones de toneladas de media entre 2018 y 2020 y muy lejos de la cosecha de 2020, con 27 millones de toneladas. El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha avanzado una cosecha de entre 21 y 23 millones de toneladas. Las condiciones climatológicas negativas han afectado en especial a los cultivos del centro de España y en determinados territorios en el sur de Castilla y León y Aragón.

En el caso del maíz, las estimaciones de las cooperativas contemplan una importante reducción de las superficies de cultivo. Sus previsiones apuntan a una reducción de 350.000 a unas 250.000 hectáreas ―unas 300.000 para Infomarket― por la falta de disponibilidad de agua para los riegos, especialmente en Aragón, Extremadura o Castilla y León. Esta situación supondrá una importante caída en la producción, con un recorte de más de un millón de toneladas frente a los 4,2 millones de la campaña anterior, lo que obligará a mayores importaciones. En muchas zonas, esas superficies y otras de barbecho que no se obligó a abandonar se han destinado a la siembra de girasol.

Dependencia del exterior

Con una demanda total de cereales entre los 36 y los 38 millones de toneladas para alimentación animal y humana, España mantiene una fuerte dependencia del exterior. Las importaciones de maíz oscilan entre los cinco y los nueve millones de toneladas, según campaña, y hasta los cinco millones de toneladas en el caso del trigo blando.

Los precios, ya elevados desde el inicio de la campaña pasada en todos los mercados por la mayor demanda mundial, se dispararon hasta cifras récord a raíz de la invasión rusa de Ucrania. En el caso del mercado interior, han llegado a duplicarse en menos de un año: se han situado en un máximo de 370 euros para la cebada, 549 euros para un trigo duro y 420 para los trigos blandos y el maíz.

Parte importante de esa subida para los cerealistas se la han comido sin embargo los incrementos de hasta un 200% en los precios de algunos fertilizantes, la maquinaria, el gasóleo y la energía. La previsión de Infomarket es que las subidas en los precios de los cereales sigan, especialmente en los trigos. En el caso del maíz, hay que añadir los efectos del acuerdo de aprovisionamiento de Brasil a China, aunque habrá que ver qué impacto tendrá en la demanda la reducción de cabañas como vacuno o avicultura, y la estabilización de la misma como el porcino.

En la Unión Europea, las previsiones apuntaban a una cosecha de 291 millones de toneladas, una cifra ligeramente superior a la de la campaña pasada (130 millones en trigos y 70 millones de maíz). Sin embargo, la situación de sequía que sufren también otros países, como Italia o Francia, apuntan a un ajuste y con ello más tensiones en los mercados.

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