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Los jóvenes descubren el contrato indefinido: “Me siento mucho más tranquilo”

En enero, durante el primer mes de vigencia de la reforma laboral, 238.672 personas firmaron un contrato fijo, la cifra más alta en un comienzo de año de la última década; casi 35.000 tenían menos de 25 años

Natalia González teletrabaja desde su piso en Granada
Natalia González trabaja en su oficina en Madrid.

En enero de 2022 el paro aumentó su volumen, algo que sucede habitualmente a comienzos de cada año, aunque lo hizo con la cuantía más baja para este mes (+17.173 personas) desde 1998. Las particularidades estacionales inherentes a este periodo ―terminan los contratos de Navidad―, y el hecho de que la variante ómicron extendiera el coronavirus por todo el territorio se esconden detrás de este aumento. Sin embargo, enero también fue el primer mes en el que estuvo vigente la reforma laboral pactada por el Gobierno con los sindicatos y la patronal ―que este jueves busca quedar convalidada en el Congreso―. Según algunos miembros del Ejecutivo, como el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, esto justifica que se firmaran 238.672 contratos indefinidos, la cifra más alta para este mes en la última década.

Los datos del Ministerio de Trabajo dibujan un perfil concreto del nuevo trabajador fijo: residente en la Comunidad de Madrid (donde más contratos indefinidos se firmaron) o en Cataluña (donde se convirtieron más contratos temporales); de entre 33 y 40 años; y que se desempeña en el sector Servicios. Esto no quiere decir que no existan casos que, o bien no reúnen todas estas características, o directamente se escapan de esta tipología. Es el caso de los trabajadores más jóvenes, los menores de 25 años, entre los que se han firmado 34.923 nuevos contratos fijos, 6.204 más que hace un mes, y 11.479 por encima de los que se acordaron en el mismo mes de 2021.

Antes de conseguir su primer contrato indefinido, Natalia González (25 años) conoció de primera mano las trabas de la precariedad laboral. Tras finalizar un máster en Comunicación Corporativa y Publicitaria se lanzó en varias prácticas en asociaciones y agencias de comunicación, aunque todas esas experiencias fueron muy breves. “Hay mucha inestabilidad y es costumbre de las empresas tirar mucho de becarios y pagarles poco”, cuenta.

En noviembre dejó su trabajo temporal en el departamento de marketing de la cadena de cafetería Tim Hortons, porque las condiciones laborales no eran las mejores. “Me quedé un mes sin hacer nada y tenía ansiedad de volver a ser becaria, aunque yo creía contar ya con bastante formación porque tenía un año de prácticas acumuladas después de estudiar encima una carrera y un máster”, añade. Cuando hace dos semanas su antigua jefa de Medialuna —una consultora de comunicación donde trabajó el verano pasado— le propuso un contrato indefinido como ejecutiva de cuentas júnior, saltó de felicidad. El hecho de tratar con clientes de diferentes áreas y de poder organizar eventos es lo que más que le gusta, porque le permite crecer en muchos aspectos a la vez como profesional.

Consciente de que la puerta de entrada al mercado laboral es una lotería para todos sus coetáneos, se considera afortunada. “Hay gente muy preparada que se tira un año en el paro. El hecho de que yo estuve solo un mes sin trabajar me parece magia”, zanja.

Sara Abellán (22 años) firmó la semana pasada su primer contrato indefinido como monitora de extraescolar en Valencia. Da clase de inglés a niños de quinto de primaria a través de obras de teatro. “Preparo pequeños espectáculos, dramatizo con ellos y a la vez vamos aprendiendo el idioma”, señala. Nada más acabar su carrera de magisterio de Educación Infantil en Castellón, se puso las pilas para actualizar su currículo en Infojobs y buscar activamente empleo.

Aunque el empleo es de solo ocho horas a la semana, defiende que contar con un contrato fijo es un paracaídas que le hace sentir muy fuerte. “Los jóvenes lo tenemos muy difícil para encontrar trabajo. Sin contrato indefinido ya no te alquilan pisos y, en vez de hacérnoslo fácil, nos ponen cada vez más obstáculos”, apunta. Abellán compagina este puesto con otro trabajo en la hostelería y ya le han avisado de que la harán indefinida el mes que viene. Además, se está preparando para opositar como maestra de educación infantil. “A ver si en un futuro puedo trabajar como educadora en colegios a tiempo pleno”, comenta ilusionada.

Gorka Ledesma (21 años) está contento, y se le nota. A mediados del mes de enero, el día 16 concretamente, firmó su primer contrato indefinido en el sector del transporte de Bilbao. “Los únicos trabajos que había conseguido eran por medio de distintas ETT [empresas de trabajo temporal]. El último que tuve, por ejemplo, fue limpiando trenes en una empresa distinta de la que estoy ahora, y fue durante tan solo dos meses”, comenta por teléfono. A pesar de su juventud, asegura que conoce casos similares al suyo. Amigos o conocidos que también han logrado dejar atrás la precariedad en el comienzo de este nuevo año. “Hasta ahora me pasaba el tiempo rezando por ver si después del tiempo que tenía comprometido me podía quedar trabajando. Y con este contrato, la verdad es que me siento mucho más tranquilo”, confiesa.

Elena Galán (27 años) consiguió un contrato indefinido con una empresa extremeña que produce y comercializa productos de alimentación. Después de acabar el doble grado en Administración de Empresas y Turismo, se centró en aprender idiomas, japonés y coreano entre otros, porque siempre le ha fascinado la cultura oriental. Hasta que un día un conocido que ya trabajaba en la firma le avisó de que estaban buscando trabajadores. En noviembre de 2020 firmó un contrato temporal y en enero le propusieron el indefinido. “Me dijeron que me había convertido en una parte importante de la empresa y me sentí muy valorada, porque me cogieron sin tener experiencia laboral seria. De hecho, este fue mi primer empleo”, relata. Dentro de la compañía empezó gestionando pedidos y atendiendo a los clientes, mientras que ahora ejerce de gestora de comunidades, trata con los comerciales y presenta informes de venta. “En un futuro me gustaría buscar trabajo en Corea o en Japón en algo relacionado con publicidad y con marketing, pero de momento estoy contenta aquí”, concluye.

Según los datos de los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, 2021 terminó con casi nueve millones y medio de trabajadores (9.400.823) acogidos a un contrato indefinido, 388.388 más que con los que comenzó el año. En enero de 2022 la cifra ha ascendido hasta los 9.819.783. El objetivo principal de la reforma laboral es terminar con la temporalidad e imponer el contrato indefinido como el modelo habitual de relaciones laborales. Las empresas disponen de un plazo de entre tres y seis meses para adaptar a la nueva ley los contratos temporales vigentes. Actualmente, hay unos cuatro millones de trabajadores con contrato eventual.

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