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La inflación de la zona euro bate un nuevo récord, pero da signos de ralentización

Los precios se situaron en diciembre en el 5%, solo una décima más que en el mes anterior

Clientes de un supermercado en Dusseldorf (Alemania), en abril de 2020.
Clientes de un supermercado en Dusseldorf (Alemania), en abril de 2020.Wolfgang Rattay (REUTERS)
Álvaro Sánchez

La era de la violenta escalada de precios en Europa puede haber empezado a decir adiós este viernes. La inflación se situó en la zona euro en el 5%, según el dato adelantado de Eurostat. Se trata de la cifra más alta de la serie histórica, que arranca en 1997, pero el ascenso muestra signos de agotamiento: el avance de solo una décima es el menor desde junio, y la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, cree que la evolución de la inflación se asemeja a la de una joroba a cuyo nivel más alto se ha encaramado Europa ahora. Y que en 2022 tocará bajar la pendiente ya subida.

Los precios acumulan así seis meses consecutivos de crecimiento en los Diecinueve, donde nunca antes desde que se empezara a hacer el cálculo en 1997 se había llegado a estos umbrales. La ralentización de la fuerte tendencia al alza, sin embargo, es un hecho. En agosto la tasa anual se incrementó ocho décimas, en septiembre cuatro, en octubre siete décimas y en noviembre otras ocho décimas. El avance en diciembre de una única décima se debe sobre todo al retroceso en Alemania, donde los niveles de precios han pasado del 6% al 5,7%. Y a la estabilidad en Francia, donde se han mantenido intactos en el 3,4%. En el lado opuesto, Estonia, Lituania, España, Holanda e Italia son los países donde más han repuntado en diciembre. En total, los precios se rebajan en cinco países, no se mueven en uno y crecen en 13 Estados.

La agencia estadística europea achaca la subida del último mes del año, como en los anteriores, al encarecimiento de la energía (+26%), aunque se ha moderado ligeramente frente a noviembre. Le siguen los alimentos, el alcohol y el tabaco (+3,2%), que por el contrario aceleran su revalorización. La inflación subyacente, que elimina del índice de precios los alimentos no elaborados y los productos energéticos a causa de su volatilidad, se mantuvo sin cambios en el 2,6%.

Las voces que como Lagarde hablan de que los precios podrían haber tocado techo en Europa o estar próximos a hacerlo son cada vez más audibles. El gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, afirmó en una nota publicada en la web de la entidad con motivo del inicio del nuevo año que los precios en Francia y en la zona euro están cercanos a su pico. “Aunque permanecemos muy atentos, creemos que las dificultades de suministro y las presiones energéticas deberían disminuir gradualmente a lo largo del año”, aseguró. Francia puso fin en diciembre a una racha de cuatro meses de subidas de los precios.

Para los analistas de ING, el fin del efecto de la rebaja del IVA alemán durante la pandemia, que dejará de ser palpable en enero, y las perspectivas de que la energía modere su escalada, pueden contribuir a deshinchar los precios. “¿Es este el pico de la inflación? Depende en gran medida de la evolución de los precios del gas, que han sido increíblemente volátiles en las últimas semanas y un factor dominante del reciente aumento de la inflación. Teniendo en cuenta los futuros actuales para el gas natural y el petróleo, es probable que la inflación energética haya alcanzado su punto máximo y se establezca una tendencia a la baja desde aquí”, sostienen.

Aunque el cambio de tendencia se antoja cercano, el nivel del 5% ha superado ligeramente las expectativas de los analistas, y todavía da argumentos a los halcones —partidarios de políticas menos expansivas— para pedir una retirada de estímulos más rápida. La normalización hacia los niveles del 2% que el Banco Central Europeo (BCE) aspira a conseguir aún parece lejana. El Bundesbank dijo el mes pasado que estima que los precios en Alemania se mantendrán por encima de esa cota hasta 2024. Y una de las grandes incógnitas es cómo de vertical será la bajada.

Dado que la variante ómicron empezó a hacer estragos ya bien entrado el mes de diciembre, los cálculos sobre cómo puede impactar a la inflación son todavía poco concluyentes. Lagarde ha restado importancia a sus efectos sobre la economía alegando que Europa se ha adaptado bien a la convivencia con la pandemia. Y el BCE no había sido ajeno a la posibilidad de una explosión de casos por una nueva variante: incluía esa opción en el escenario adverso de sus proyecciones.

Como Europa, otras economías desarrolladas tampoco se están librando del zarpazo de la inflación. A falta de conocer sus datos de diciembre, los precios se situaron en EE UU en el 6,8% en noviembre y en el 5,1% en el Reino Unido. Las soluciones sin embargo, son distintas. Mientras el BCE confía en su carácter temporal y rechaza tocar los tipos de interés en 2022 para tratar de atajar la inflación, ante el temor de que ese paso dañe la recuperación, EE UU, que a comienzos de diciembre abandonó el calificativo de “transitoria” para referirse al fenómeno, ya ha anunciado tres subidas para este año, y el Banco de Inglaterra elevó los tipos al 0,25% a mediados del mes pasado.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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