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El FMI cree que el paro no regresará al nivel prepandemia al menos hasta 2027

El déficit público español se mantendrá por encima del 4% anual los cinco próximos ejercicios, y la deuda de las Administraciones oscilará entre el 115% y el 120% del PIB

Varias personas esperan en las inmediaciones de una oficina del SEPE de la Comunidad de Madrid.
Varias personas esperan en las inmediaciones de una oficina del SEPE de la Comunidad de Madrid.Europa Press
Ignacio Fariza

Si las cosas marchan como prevé el Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB español regresará a niveles prepandemia en la primera mitad de 2023, un poco antes que el italiano y bastante más tarde que el resto socios del euro. Pero en el mercado laboral las piezas del puzle tardarán bastante más en recomponerse: España no recuperará los niveles de paro prepandemia hasta, como muy pronto, 2027, al menos un año después de lo que preveía hasta ahora. Y eso a pesar de que la efectividad de los ERTE ha permitido contener el zarpazo en el empleo mejor de lo que cabría esperar para una recesión de la magnitud de la acontecida en 2020, cuando la actividad se despeñó casi un 11%, y de que el desempleo cerró el año pasado incluso mejor de lo que pronosticaba hasta ahora el organismo con sede en Washington.

Los últimos datos del Fondo apuntan a un escenario de empleo ligeramente más sombrío del que esbozaba el pasado otoño, cuando preveía que el desempleo regresase a los niveles precrisis a lo largo de 2026. En el corto plazo, el escenario varía poco: desde el 14,1% inmediatamente anterior a la crisis sanitaria y económica, el paro cerrará este 2021 en el 16,8%. En 2022 y 2023, la mejora seguirá siendo abultada —un punto porcentual y ocho décimas, respectivamente—, pero a partir de entonces el ritmo de creación de empleo empezará a dar muestras de agotamiento. 2025 será cuando la tasa de paro quedará más cerca del nivel en el que estaba antes de que el virus llegase para cambiarlo todo. Pero, entonces, aún seguirá casi tres décimas por encima, según el set de datos con el que el Fondo acompaña sus proyecciones de primavera.

En 2026 la tendencia incluso podría cambiar, con el mercado de trabajo destruyendo de nuevo empleo. Un giro en la trayectoria de paulatina mejoría para el que los técnicos del Fondo no aportan ninguna explicación y que llama aún más la atención habida cuenta de que, pese al menor vigor económico, su pronóstico de crecimiento del PIB seguirá siendo positivo ese ejercicio: del 1,4%.

Según los últimos datos de paro, publicados este mismo martes, los 12 primeros meses tras la pandemia se saldaron con 440.000 puestos de trabajo menos y 400.000 desempleados más. Y con más de 740.000 personas todavía cubiertas por ERTE. Aun siendo enorme, la caída en el número de ocupados ya es ligeramente menor a la registrada a esta altura de la Gran Crisis iniciada en 2008, como recuerda el economista jefe para Europa de Oxford Economics, Ángel Talavera. Y, a diferencia de aquella hidra de las mil cabezas azuzada por varios errores gruesos de gestión —como una austeridad mal entendida y aplicada mucho antes de que tocase—, esta crisis será mucho más aguda pero también mucho más corta.

La deuda pública no bajará del 116%

Con los tres dígitos de deuda sobre PIB ya normalizados y el déficit firmemente anclado por encima del 4% de aquí a 2026 —mientras que Alemania, por ejemplo, regresará al rigor fiscal en apenas dos años—, la trayectoria de esta variable dibujará una curva similar a la del mercado de trabajo, es decir, la de un descenso lento. Pese a la fuerte recuperación de la economía —España liderará este año el rebote global junto con Estados Unidos—, los todavía potentes planes de gasto fiscal para contener el impacto de la crisis sobre hogares y empresas seguirán provocando un importante boquete en las cuentas públicas. Según los cálculos del FMI, el desequilibrio entre gastos e ingresos de las Administraciones públicas españolas superará el 9% del PIB en 2021, algo por debajo del 11% contabilizado en 2020 pero todavía en niveles históricamente altos. Esa cifra es equiparable, por ejemplo, a la registrada en 2010, en plena salida de la crisis financiera global.

El año que viene, ya con la recuperación bien encarrilada y la actividad a un paso de recuperar el brío previo al estallido sanitario y económico, el déficit fiscal español seguirá registrando cifras inusualmente elevadas. Ese año el desfase en las cuentas públicas ascenderá al 5,8% del PIB para posteriormente moderarse hasta el 5% en 2023. En los ejercicios siguientes, con la economía ya en fase de normalización pospandemia, el déficit del conjunto de las Administraciones seguirá cabalgando notablemente por encima del 4%, un número grueso en clave histórica. La negociación de la reforma de las reglas fiscales europeas, que en Bruselas se espera para el año que viene, cobra más importancia que nunca para los intereses de España.

Con esa descompensación entre ingresos y gastos del sector público, y pese a la paulatina alza del PIB —el denominador en la fracción del déficit—, la deuda pública se instalará el próximo lustro en el rango de entre el 115% y el 120% del PIB tras sufrir en 2020 el incremento más abrupto de la democracia. Esas cifras aún no tienen en cuenta los 35.000 millones de euros en pasivos del banco malo que la oficina estadística comunitaria, Eurostat, acaba de obligar a traspasar al Estado.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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