Hacienda busca cómo gravar el plástico y el transporte aéreo
El Gobierno abre el debate sobre una reforma fiscal verde para aumentar la recaudación y reducir los impactos medioambientales
Más ingresos. La Comisión Europea ha advertido a España esta misma semana de que tiene un agujero en la recaudación. Solo ingresa por impuestos un 34,7% del PIB frente al 39,2% que se obtiene en la media de la UE y el 40,6% de la zona euro. Además, ha empezado ya con la aprobación de subidas en pensiones y sueldos de funcionarios que incrementan el gasto en unos 5.000 millones cuando debería bajar el déficit. La idea no es recuperar esa brecha en la recaudación de golpe. Si así se hiciese en un momento de ralentización, se podría lastrar más la economía. El horizonte es ir mejorándolo a lo largo de la legislatura. Para eso el Ejecutivo subirá las bases máximas de cotización, probablemente el próximo martes. Y ha lanzado este viernes una consulta pública para que los sectores afectados debatan cómo se puede subir parte de la tributación verde, que también se encuentra muy por debajo de la europea. En estos momentos suponen el 1,8% del PIB frente al 2,4% de la UE.
En concreto, el Ministerio de Hacienda quiere poner en marcha dos tributos: un impuesto a los envases de plástico de un solo uso y otro impuesto especial sobre el transporte aéreo. El departamento de María Jesús Montero ha explicado este viernes que se trata de "un paso en la dirección de abrir un debate en torno a la fiscalidad verde y reflejan la intención de modernizar el sistema tributario español para adecuarlo a la mayor concienciación social respecto al cambio climático".
La reforma verde es una de esas tareas pendientes en España desde hace años. España está muy retrasada en el uso de estos instrumentos y organismos internacionales como el FMI o la OCDE insisten cada vez que evalúan las políticas fiscales nacionales en que el Gobierno tiene en ese campo margen de maniobra para poder incrementar esa recaudación y generar al mismo tiempo efectos positivos para el medio ambiente. La Comisión Europea ha vuelto a marcarle ese camino a España esta semana. "Los impuestos medioambientales en España siguen estando por debajo de la media de la UE", ha recordado Bruselas.
La Comisión ha señalado que España, a través del plan de energía y clima que ha enviado a Bruselas, se ha comprometido a afrontar una reforma fiscal para favorecer la eliminación de los gases de efecto invernadero de su economía. El informe de Bruselas apunta hacia uno de los caminos a seguir: gravar más el transporte, por ejemplo, a través de los combustibles. "Los impuestos especiales sobre el diésel y la gasolina son relativamente bajos en España", señala la comisión.
Sin embargo, en el seno del Gobierno, al igual que en la Comisión, existe un cierto temor al impacto social de este tipo de impuestos. Por eso Bruselas también advierte de que se debe analizar bien cómo se utilizan "los ingresos fiscales adicionales para compensar a los hogares de bajos ingresos".
El Ejecutivo español ha elegido una fórmula poco habitual para lanzar su propuesta fiscal: una consulta pública. Este modelo es similar a la forma en la que se desarrolla el proceso legislativo en las instituciones europeas. Primero se lanza el debate para que todos los agentes involucrados aporten sus puntos de vista en una fase que puede tomar unos tres meses. Luego se pasa a la etapa de audiencia pública, que dura otro trimestre y en la que se recoge un articulado sobre el que los sectores pueden alegar. Y a partir de ahí se elabora el proyecto de ley que el Gobierno remite a las Cortes. Esto supondrá que las nuevas figuras tributarias no estarán listas para recaudar este año.
Aviones y plásticos
Para justificar el futuro impuesto especial sobre el transporte aéreo, el ministerio ha recordado que "los aviones son una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global". Ha manifestado que el objetivo del gravamen —que el Ejecutivo sostiene que deberá tener en cuenta el hecho insular— es "fomentar el uso de medios de transporte más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente". También empujar a que se desarrollen "nuevas tecnologías y carburantes menos contaminantes".
Un impuesto sobre la aviación puede levantar las reticencias del sector turístico. Sin embargo, Hacienda defiende que países como Alemania, Reino Unido, Países Bajos y Austria lo aplican. "También Francia, principal potencia turística del mundo, ha incorporado en su legislación un impuesto de estas características", ha añadido en un comunicado el ministerio.
El otro tributo, en principio, menos conflictivo, es el que de los envases de plástico de un solo uso. El gravamen busca reducir el consumo de estos envases y se alinea con las políticas que ha puesto en marcha la Comisión Europea para luchar contra la contaminación por plástico.
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