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La Navidad atípica de las mariscadoras

El sector, acuciado por la mortandad en los bancos de Ferrol, urge planes de regeneración y empleos

Pontevedra -
Una mariscadora en la Ría de Arousa, el pasado mayo.
Una mariscadora en la Ría de Arousa, el pasado mayo.Cristina Andina (GETTY)

La pandemia ha sido una vuelta de tuerca para el vulnerable sector marisquero gallego. Pese a su enorme potencial económico del que dependen miles de familias, una especie de tormenta perfecta de factores medioambientales han llevado al agotamiento bancos estratégicos como los de la ría de Ferrol, donde la mortalidad provocada por el parásito Perkinsus olseni ha puesto a los mariscadores al borde de la desesperación.

El paréntesis de la Navidad ha dado una tregua a los mariscadores de la zona por los estímulos de las ventas en lonja, donde, por ejemplo, la almeja babosa ―especie estrella amenazada en estos bancos― ha doblado su precio. Esto alivia las pérdidas económicas de un sector que en los dos últimos años ha venido denunciando la caída en más de un 50% de la producción de bivalvos. Aunque este ha sido un año complicado para las mariscadoras, el sector está viviendo una Navidad atípica con precios en algunos productos incluso más altos que otros años porque al haber menos productos el valor de las capturas sube. Por eso, aunque los precios del marisco gallego han estado este año un poco más contenidos, han experimentado una fuerte subida en las últimas semanas por la campaña navideña.

“Estamos ante la demanda de unas fechas que siempre han sido un tirón económico para nosotros, pero también lo es para el furtivo y hay que combatirlo”, dice la patrona mayor de la Cofradía de Pescadores de Ferrol, Isabel Maroño. “Aun así, llevamos mucho tiempo sin poder remontar y llegar a las cifras de otros años, ya que, en 2016, el promedio de las subastas diarias era de una tonelada de marisco, y hoy a duras penas se ponen 100 kilogramos a la venta”, incide.

En la ría de Ferrol, en 2009, la producción global de bivalvos fue de 148,4 toneladas y el volumen de negocio de 1,4 millones de euros por ingresos en lonja. En 2019, se extrajeron 225,9 toneladas y el beneficio fue 1,8 millones. Sin embargo, en el mismo período, la extracción de almejas pasó de 124,3 toneladas a 110,6, lo que supone una bajada de ingresos de 1,3 millones a 1,1, según datos de la Xunta.

“Vivimos una situación muy complicada de problemas y cambios medioambientales que puede llevarnos a la desaparición del marisqueo si no se determinan las causas de la mortandad para acertar con la solución”, advierte Maroño. “Son un cúmulo de factores porque tenemos una ría muy industrializada y no se han medido bien los impactos”, subraya.

La patrona alude a la construcción del puerto exterior de Ferrol que se concluyó en 2009, o a las obras de saneamiento de la ría. “Había que hacerlas, pero han generado un cambio de corrientes y de aportes de agua dulce que, sumado a la aparición del parásito, que no hay manera de erradicarlo, veo el futuro muy negro para la industria del marisqueo en esta zona”, sostiene Isabel Maroño.

Unas 500 familias de las cofradías de Ferrol, Barallobre y Mugardos viven de las tareas extractivas. Las restricciones impuestas por las medidas anticovid y el descenso de las capturas de almeja han obligado a muchos mariscadores a faenar con otras especies alternativas para subsistir.

“Si no hay solución para los bancos de bivalvos, los mariscadores con permiso de explotación, que ya buscan otros recursos como el pulpo, calamar o el percebe, abandonarán este y las cofradías desaparecerán”, advierte Maroño.

En esta línea, la conselleira de Mar, Rosa Quintana, avanzó hace dos semanas ante el Parlamento de Galicia, su apuesta por la competitividad del sector que pasa por la formación, el relevo generacional y el empleo. Además, la ampliación de la Formación Profesional dual y un plan de pesca y marisqueo para ahondar en el rescate de las zonas improductivas están en la agenda del Ejecutivo como prioritarios.

Quintana anunció más inversiones en la ría de Ferrol ―1,5 millones en obras de saneamiento―, un proceso de recuperación que en parte ha sido cuestionado por la dirigente de la cofradía por falta de conclusiones. “El dinero de las inversiones se esfuma porque casi siempre está mal gestionado, apunta Maroño. Y ha recordado que, en septiembre de 2018, la Delegación del Gobierno en Galicia anunció a las cofradías que iba a encargar un informe al Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) sobre sedimentos en la ría. “Un estudio que ni se ha iniciado”, lamenta.

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