Renfe registrará este año las mayores pérdidas de su historia
Las restricciones por los rebrotes del coronavirus truncan las perspectivas de recuperación de viajeros de la empresa pública
Renfe no tiene peligro de quebrar como las aerolíneas porque cuenta con el salvavidas del Estado gracias a los impuestos del contribuyente. Pero como las compañías aéreas atraviesa una situación muy delicada debido a las consecuencias de la pandemia del coronavirus. La empresa pública presentará este año los peores resultados de su historia reciente con pérdidas récord que pueden acercarse a los 400 millones de euros tras varios ejercicios en beneficios, según las prospecciones que maneja la empresa y que han sido trasladadas a los sindicatos, informaron fuentes del sector.
Los tres meses de confinamiento estricto en todo el país decretados por el Gobierno entre marzo y junio pasado fueron un duro golpe para sus cuentas, ya que, a diferencia de las aerolíneas, la compañía mantuvo la mayor parte de su programación pese a que el número de viajeros cayó más de un 90% y no aplicó ningún expediente temporal de empleo (ERTE) a su plantilla.
De esta forma, siguió computando casi los mismos gastos que en una situación de normalidad mientras veía como se desplomaban los ingresos. Como consecuencia de ello, registró unas pérdidas netas en el primer semestre de 210 millones de euros, frente a los beneficios de 37 millones que obtuvo en el mismo periodo del año anterior. Los ingresos cayeron hasta junio un 28,8% y el resultado bruto de explotación (Ebitda) pasó de un beneficio de 240 millones en 2019 a unas pérdidas de 13 millones, según datos de la compañía.
Tras el levantamiento de la alarma, Renfe decidió cambiar su política, ajustando la oferta de trenes y plazas a la verdadera demanda (“ir poniendo trenes por detrás de la demanda”, según fuentes de la empresa), lo que mejoró las perspectivas económicas al punto que preveía volver a beneficios (después de subvenciones por Cercanías y Regionales) en 2022. Además, Adif le dio un balón de oxígeno al aplicarle una rebaja en el canon que paga el uso de las líneas ferroviarias, uno de principales costes de la transportista.
Pero la segunda oleada del virus está truncando estos planes de recuperación, sobre todo en los servicios comerciales de AVE y Larga Distancia, los únicos que no tienen subvención pública. Así, la cifra de viajeros por ferrocarril cayó en agosto pasado un 47% pero la del AVE cayó un 64% las del AVE. En el acumulado del año hasta agosto, Renfe ha perdido el 61% de los viajeros del AVE, con tan solo 5,7 millones. Y es que las nuevas restricciones a la movilidad como, por ejemplo, el confinamiento de Madrid capital y otras ciudades de la Comunidad madrileña decretados por el Gobierno de Pedro Sánchez han vuelto a hundir la ocupación de los convoyes.
Con estas cifras, será difícil que la empresa presidida por Isaías Táboas cumpla las previsiones de un estudio interno de demanda encargado en pleno estado de alarma, que prevé casi volver a la situación precovid a finales de 2021. Y es que el objetivo de alcanzar en los servicios comerciales 18,1 millones de viajeros en 2020 y 28,5 millones para 2021 se antoja complicado si se tiene en cuenta que en los ocho primeros meses de este año apenas nueve millones de viajeros usaron el AVE y los servicios de Larga Distancia.
Los efectos del teletrabajo y la crisis
Como el mismo informe interno admite, la generalización del teletrabajo y la crisis económica con un alto índice de desempleo, tendrá un efecto muy negativo en la demanda, que Renfe espera compensar con los pasajeros que consiga arrebatarle al avión. Pero el documento no tiene en cuenta las ofertas con fuertes descuentos que las aerolíneas ya están aplicando para recuperar la demanda. Y también obvia la entrada de la competencia en el AVE, con el desembarco ya en la primavera de 2021 de Ouigo, la alta velocidad de bajo coste francés, que le quitará una importante cuota al mercado más rentable de Renfe, la línea Madrid-Barcelona. La compañía pública suspendió el estreno de Avlo, su servicio low cost, cuando estalló la pandemia y no se conocen los planes para su reactivación.
“Las previsiones que hasta ahora manejaba Renfe se basan en un escenario muy optimista, de descenso de contagios y recuperación de la actividad económica que nada tiene que ver con la situación actual, en el que la virulencia de los rebrotes está ya provocando nuevos confinamientos y medidas restrictivas de la movilidad, tanto en el ámbito laboral como educativo, que se pueden intensificar aún más durante el invierno y el periodo navideño”, señalan fuentes del sector.
Por el lado de los gastos, la decisión de mantener toda la plantilla de 14.000 personas sin aplicar un ERTE pese a que la programación de AVE y Larga Distancia esté por debajo del 50%, hace también difícil un recorte sustancial de los costes de personal, que superaron los 900 millones en 2019, más allá de la supresión de los pluses por productividad, una medida muy contestada por los sindicatos.
Renfe registró en 2017 un beneficio neto de 69,8 millones de euros, siendo el primer año desde que se creó la actual Renfe operadora en 2005, dedicada solo al transporte de viajeros y mercancías, que la compañía obtiene un resultado consolidado positivo gracias a su gestión, y no debido a recursos extraordinarios. En los dos años posteriores siguió manteniéndose en beneficios que ahora se verán truncados por la pandemia.
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