China readmite las exportaciones de camarón ecuatoriano tras supervisar sus protocolos contra la covid-19
Solo una de las tres empresas vetadas por Pekín tras haber detectado rastros de coronavirus en el embalaje queda pendiente de reevaluación
Ecuador ha tachado esta semana una de sus preocupaciones económicas de la lista de temas pendientes con China. El gigante asiático, que es uno de sus mayores socios comerciales y a la vez financista, vetó a mediados de julio la llegada de camarón ecuatoriano de tres de las exportadoras más grandes del país por haber detectado el coronavirus en el embalaje. Este lunes, Pekín levantó la prohibición que afectaba a la compañía de más peso en el sector camaronero, Pesquera Santa Priscila, tras un proceso de supervisión de los protocolos anticovid de la cadena de exportación. Y, un día después, Empacreci, la sexta empresa de más peso, recuperaba también el aval para exportar. Ese paso allana el camino a la tercera firma afectada, Edpacif, la octava más relevante, que espera que en los próximos días se anule la suspensión.
“Se ha ratificado que nuestros productores de camarón cumplen con los estándares de bioseguridad” defendió Lenín Moreno, al replicar las “buenas noticias” del ministro de la Producción y Comercio Exterior, Iván Ontaneda. “Para lograr el levantamiento de la suspensión se hicieron revisiones virtuales en las plantas, las empacadoras y los puertos de pre y pos embarque del camarón, evidenciando que el producto cumple con los protocolos que el mercado internacional exige”, precisó el ministro.
La reanudación del comercio con China será inmediata, según la Cancillería ecuatoriana, que atribuyó el fin del impasse al despliegue diplomático y a la “sinergia” público-privada. José Antonio Camposano, representante del sector, explicó a EL PAÍS que tras la suspensión se iniciaron auditorías virtuales con la autoridad china para mostrar todas las precauciones que se habían adoptado contra la covid-19. Destacó entonces que los rastros de coronavirus encontrados en los envíos de marisco estaban en las cajas de embalaje externas –no en el marisco ni en su empaquetado de presentación– y en las paredes del contenedor que los transportaba. Dieron positivas seis de las 227.934 muestras tomadas en el puerto chino, remarcó el empresario, dejando ver la disconformidad del sector con un veto que se consideraba desproporcionado.
El impacto era mayúsculo, según calculó el gremio. Ese trío enviaba al gigante asiático el 27 % de las ventas de camarón que Ecuador destina a China, un socio con el que se mueven 2.000 millones de dólares al año. Además del daño en la reputación de la industria, se estimaba que el veto castigaría la producción y la exportación en un 20 % y, también, golpeaba a los distribuidores en territorio chino, que debían mantener en bodega el producto o retirar lo que ya se había vendido hasta que la autoridad volviera a autorizar su comercialización. La situación no se normalizará completamente hasta que se confirme el visto bueno para Edpacif.
Ese roce comercial entre Ecuador y China, ahora templado, fue el preludio de otros dos episodios notorios entre ambos países en el mismo mes de julio. El Gobierno de Moreno denunció la presencia de una flota de 260 barcos chinos que acechaba la riqueza marina de las islas Galápagos, cuando a la vez tenía que renegociar su deuda externa con Pekín. El primer asunto sigue sin solución definitiva, aunque China se haya comprometido a iniciar una veda de pesca a partir de septiembre; en cambio, las cuotas del crédito pendiente se aplazaron hasta octubre del próximo año, aliviando en 356 millones de dólares los pagos inmediatos que Quito debía asumir por el capital y los intereses.
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