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El escaso margen fiscal complica que el Gobierno dé más ayudas por la crisis

Los planes de impulso presentados por el Ejecutivo esta semana se basan en líneas de crédito y no en inversión directa

Hugo Gutiérrez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados el pasado miércoles.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados el pasado miércoles.Ignacio Gil / Pool (Europa Press)

El Gobierno ha acelerado en las últimas semanas la desescalada. Tras tres meses de parón, la economía pedía ayuda a gritos. Por ello, el Ejecutivo se apresuró en lanzar los planes de impulso de la automoción y del turismo. Ambos fueron criticados por las empresas, especialmente en el caso del sector turístico, por escasos. Muchos créditos y pocas subvenciones. Esto se explica por el estrecho margen fiscal de España, lo que dificulta que haya ayudas más generosas, concluye Fedea tras analizar las ayudas de otros países europeos.

España se ha encontrado con un tsunami económico en este 2020 que se ha sumado a las tareas que arrastraba pendientes. El embate de la crisis del coronavirus ha impactado en sectores clave como el turismo, la hostelería o la industria, lo que ha supuesto un golpe de gracia para una economía que ahora retrocede de forma brusca. La situación exige poner toda la carne en el asador, pero las arcas públicas no están boyantes. De hecho, la emergencia sanitaria ha pillado a España con un exiguo margen fiscal con el que jugar tras años de ajustes sin realizar.

Para tratar de reactivar la economía, el Gobierno lleva un mes de grandes anuncios: vuelve la movilidad entre provincias, se reabren las fronteras y, en una sola semana, se han presentado dos planes para impulsar la industria de la automoción y el turismo. Pese a ello, las estrategias parecen quedarse cortas ante tal reto y muy lejos de lo dispuesto por otros países europeos.

“Las diferencias entre los países analizados guardan sobre todo relación con el distinto margen de política fiscal con que contaba cada uno de ellos al comienzo de la crisis, quizá con la única excepción de Italia que, a pesar de presentar altos niveles de déficit y deuda pública con anterioridad a la pandemia, ha establecido programas de financiación a las empresas y autónomos que pueden calificarse como ambiciosos”, publicó ayer el grupo de trabajo sobre la covid impulsado por Fedea. En cambio, la política española se está guiando por la cautela, como recoge el documento. “Se debería evaluar si cuando llegue la confirmación de nuevos recursos fiscales desde la Unión Europea, y aprovechando el cierto momentum comunitario favorable, deberían plantearse de manera más decidida medidas de apoyo directo a las empresas”, insiste.

Las tensiones presupuestarias han llegado a su punto álgido en los últimos meses por un evidente desajuste en las arcas públicas: el gasto durante la pandemia se ha incrementado a marchas forzadas, mientras que la recaudación cae sin freno. Esto hace que la deuda ya coquetee con el 100% del PIB. Y se espera que el déficit se dispare al 10%. Por ello, los últimos planes de ayuda lanzados por el Gobierno reciclan medidas anunciadas previamente o priorizan las líneas de créditos más que las transferencias directas para evitar sobreendeudarse más. Ante esta tormenta económica, Fedea reclama al Gobierno un esfuerzo mayor contra la crisis derivada del coronavirus. Que sea valiente, ya que solo ha dedicado un 2,3% del PIB en medidas de impulso fiscal inmediato, lejos del 10,1% de Alemania, el 9,1% de EE UU o el 4,8% del Reino Unido.

El grupo de expertos también pide que se amplíe la cuantía de los avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y que se estudie su extensión a 2021, según argumentó en su informe. El documento recoge que España está en una situación “modesta” en cuanto a las medidas lanzadas hasta el momento, tanto en volumen de recursos dedicados durante la pandemia como en cuanto al tiempo dispuesto. “Parece esencial la flexibilidad de los programas de avales, de modo que si se agotan puedan extenderse en importe y en el tiempo. De lo contrario, es probable que sean insuficientes”, recoge el informe, Es decir, se priorizan las líneas de crédito para reducir la exposición del Estado, pero se hace de forma tímida.

La fundación de estudios recomienda también que se facilite la reestructuración de la deuda de las compañías para evitar la muerte por falta de liquidez de firmas viables. “La reestructuración de la deuda con los bancos podría facilitarse mediante quitas tanto de deudas fiscales como a la Seguridad Social”, añade el texto.

Dos planes cargados de avales

Si se analizan los dos últimos planes anunciados por el Gobierno —el de la industria del automóvil y el del turismo—, se comprueba que ambos se basan en líneas de crédito y avales para empresas y no en inversión directa. En el de la automoción solo 350 millones irán a la compra de vehículos, un 9% del total. Y en el de turismo, para este 2020 se comprometen 126,43 millones en ayudas directas, un escaso 3%. En el plan del automóvil, las líneas de crédito suman un 72% del plan; en el del turismo, un 93%.

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Sobre la firma

Hugo Gutiérrez
Es periodista de la sección de Economía, especializado en banca. Antes escribió sobre turismo, distribución y gran consumo. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS tras pasar por el diario gaditano Europa Sur. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, Máster de periodismo de EL PAÍS y Especialista en información económica de la UIMP.

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