Aerolíneas Argentinas espera unas pérdidas de 900 millones de dólares en 2020
La compañía, de propiedad estatal, apuesta por el transporte de mercancías para aliviar la crisis
Aerolíneas Argentinas se enfrenta a unos años muy difíciles. En 2020 las pérdidas ascenderán a unos 900 millones de dólares, tras un mal ejercicio en 2019 (pérdidas de 680 millones), y la compañía estima que los vuelos de pasajeros tardarán bastante tiempo en recuperar los niveles previos a la pandemia. Aerolíneas, de propiedad estatal, ha decidido apostar por el transporte de mercancías para aliviar la crisis.
Aerolíneas ha realizado ya 15 vuelos especiales a China para transportar hacia Argentina productos médicos y sanitarios. A finales de mes llegará a los 32 vuelos. Se trata de operaciones complejas, por las rutas seguidas (en cuanto se declaró la pandemia, dada la competencia mundial por hacerse con material sanitario, había que evitar determinadas escalas para no exponerse a incautaciones) y por la propia naturaleza de la carga.
Un portavoz de la empresa señala que esos vuelos proporcionan una experiencia muy importante de la cara a la unidad de transporte de mercancías que está desarrollándose a partir de Aerolíneas Cargo. “Hay poca oferta regional en el transporte de carga y queremos poner un pie en esa industria”, dice el mismo portavoz. Aerolíneas también ha creado una unidad de mantenimiento.
La diversificación debería suponer ingresos adicionales. La fusión de Aerolíneas con Austral, una compañía que hasta ahora funcionaba de forma autónoma, permitirá un ahorro de unos 100 millones de dólares al año, según los cálculos de la dirección. Pero las perspectivas a medio plazo no son optimistas. El presidente de Aerolíneas, Pablo Ceriani, declaró a la agencia Bloomberg que el tráfico de pasajeros tardaría al menos dos años en recuperarse, y que a partir de ahí costaría unos cinco años más alcanzar resultados positivos.
Aerolíneas fue nacionalizada en 2008, durante el mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, tras siete años de gestión caótica (y, según dictaminaron posteriormente los tribunales, delictiva) por parte del grupo español Marsans. Desde entonces, la empresa ha dependido de los subsidios estatales para su funcionamiento. Ya antes de la pandemia se acumularon los problemas financieros por la continua devaluación del peso (hace dos años, un dólar se cambiaba a 25 pesos; ahora el cambio oficial es de 70 pesos y en el mercado libre el dólar se paga a 120) y por una inflación superior al 50% anual, lo que elevó sustancialmente el coste de los aviones y de los combustibles.
Aerolíneas se comprometió a no realizar ningún despido a causa de la paralización por la pandemia. La dirección negocia estos días una suspensión de empleo de dos meses, junio y julio, para 7.500 de sus 12.000 empleados. La empresa justifica la medida por el desplome de los ingresos (del orden del 97%) desde la declaración de la pandemia. Los trabajadores afectados recibirían durante esos dos meses aproximadamente el 75% de su salario. El sindicato Asociación de Argentina de Aeronavegantes (tripulantes de cabina) llegó el viernes a un acuerdo con la dirección que permitiría a sus afiliados cobrar la totalidad del sueldo en junio y julio porque la pérdida acarreada por la suspensión se vería compensada por “una asignación no remunerativa”.
Los otros cinco sindicatos presentes en Aerolíneas (APLA, APA, APTA, UALA y UPSA) siguieron oponiéndose a la suspensión en los términos planteados por la empresa, aunque admitieron “avances” en la negociación y anunciaron que seguirían reuniéndose con la dirección durante la próxima semana.
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