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“No podemos saber si habrá demanda, pero volveremos a volar en julio”

Ryanair retomará el 40% de sus operaciones este verano sin restringir el número de billetes a la venta por vuelo para asegurar la distancia social, según explica a EL PAÍS su consejero delegado, Eddie Wilson

Ignacio Fariza
Ryanair gana 1.002 millones en su último ejercicio pero prevé pérdidas de 200 millones en el primer trimestre
Aviones de Ryanair en el aeropuerto de Dublín.PAUL FAITH (AFP)

El gigante aéreo europeo de bajo coste Ryanair reanudará el 40% de sus vuelos este verano. El regreso de la aerolínea irlandesa a la actividad a partir del 1 de julio, anunciada este martes, estará sin embargo condicionada a que las autoridades levanten las restricciones de vuelo y a la aplicación de nuevas medidas de salud pública en los aeropuertos. Los planes del grupo con sede en Dublín pasan por operar unos 1.000 vuelos diarios a partir de esa fecha, frente a los 30 actuales, con la reapertura del 90% de las rutas que cubría antes de la crisis sanitaria. En otras palabras, optará por reducir más frecuencias que rutas, ante la expectativa de un tráfico menor en cada conexión.

La dirección de la compañía no aplicará restricciones en la venta de billetes para asegurarse de que quedan espacios libres entre pasajeros, según ha afirmado su consejero delegado, Eddie Wilson (56 años), en conversación con EL PAÍS. Sí restringirá, sin embargo, el movimiento en el interior de la cabina, realizará controles de temperatura, obligará al uso de mascarilla —tanto a pasajeros como a tripulación—, fomentará la distancia social en los aviones “siempre que sea posible” y los desinfectará todas las noches. “En algún punto nuestras economías tendrán que reiniciar la actividad de nuevo”, remarca Wilson en conversación telefónica con este diario. “Vamos a hacerlo poniendo en marcha muchos cambios en los procedimientos y medidas para mantener a la gente segura”.

Eddie WIlson (izquierda), el verano pasado.
Eddie WIlson (izquierda), el verano pasado.

Con todo, e incluso tras la denuncia cursada por la Guardia Civil a Iberia Express después de que un vuelo que cubría la ruta Madrid-Gran Canaria fuese casi completamente lleno y de que las autoridades españolas hayan pedido un asiento vacío entre pasajeros, la aerolínea irlandesa descarta tomar medidas en ese sentido: “Nos sorprendería vender la totalidad de los billetes en estos vuelos: los niveles de ocupación no estarán en esos niveles, ni siquiera cerca. Pero no vamos a limitar artificialmente [el número de billetes a la venta]. No hay evidencia científica y la mayoría de aerolíneas no podrán volar reduciendo el número de pasajeros a bordo”, subraya el directivo desde su despacho en Dublín.

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Pese a sus palabras, la comunidad científica no las tiene todas consigo y algunos especialistas, como Joan Ramón Villalví, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), remarcaba horas antes a este periódico la “mucha incertidumbre” existente al respecto: “Los vuelos se han interrumpido porque hay indicios de transmisión en los aviones. Sabemos que el virus se transmite por unas gotitas que se forman al toser, hablar o estornudar y que se desplazan hasta un metro. Además, en un avión la renovación del aire es limitada”. En línea con lo defendido por la patronal del sector, IATA, Wilson subraya que el sistema de renovación del aire alcanza los niveles de un hospital y elimina el 99% de las partículas. “La gente no podrá moverse [normalmente] por la cabina, no se utilizará dinero en metálico y tampoco habrá revistas a bordo. Creo que es la manera responsable de hacerlo: no hay forma de estar 100% libres de riesgo. Haremos todo para facilitar un equilibrio entre las medidas sanitarias y un cierto grado de retorno a la normalidad”.

La disposición de los clientes a volar tras la pandemia es una de las grandes incógnitas para los grupos aéreos, que atraviesan una tormenta mayor que la sufrida tras los atentados del 11-S o tras la Gran Recesión. “No estamos seguros de si habrá demanda”, apunta el directivo de Ryanair. Estamos, dice, en un mundo “completamente diferente” en el que “los restaurantes reabren sin saber cuántos clientes tendrán el primer día” y en el que las aerolíneas tendrán que dar por descontado que el movimiento de pasajeros seguirá desplomado durante al menos uno o dos años. “No va a ser darle al interruptor para que regrese la actividad. Pero tenemos que dar pasos cortos, pequeños, para volver a un determinado nivel de normalidad en todo. No podemos decir ‘no vamos a volver a salir de nuevo’. Lo que tenemos es que hacerlo de manera sensata”.

Wilson cree que Ryanair será una de las últimas aerolíneas en caer

Para las aerolíneas, remarca Wilson, es perentorio volver a ingresar: de ahí el regreso a los cielos en julio. Pero incluso si la situación se alargase, cree que la low cost que dirige sería una de las últimas en caer en un sector abocado a la consolidación. La firma irlandesa sigue siendo muy crítica con los rescates a otros grandes grupos aéreos por parte de varios Estados europeos y personaliza sus invectivas en Lufthansa, “que ha pedido dinero primero a Alemania y luego a Austria y Suiza”. “Son tiempos extraordinarios y los Gobiernos hacen bien en poner en marcha estímulos”, reconoce. “Pero no de manera discriminatoria: todas las aerolíneas deben poder acceder a ellos al mismo tiempo”. Preguntado por qué hará la compañía tras el varapalo cosechado hace poco más de dos semanas en la Audiencia Nacional, que tumbó el ERE que le permitió cerrar tres bases en Canarias y una en Girona mucho antes de que el coronavirus hiciese acto de presencia, el ejecutivo deja la puerta abierta a presentar un recurso, una decisión que aún está en proceso de estudio.

Ryanair también vierte sus críticas contra la decisión del Reino Unido, secundada este martes por España, de aplicar una cuarentena de 14 días a quienes aterrizan en el país para cerrar todas las vías de acceso posibles al virus. Si este martes por la mañana su primer ejecutivo, Michael O’Leary, tachaba la medida de “idiota” e “inaplicable” en la BBC, Wilson rebajaba el tono poco después: “Lo que creo que quiere decir es que muchas veces estas medidas se ponen en marcha para que la gente se sienta segura, sin base científica. Es muy importante que cualquier movimiento en ese sentido sea coordinado en Europa”. El directivo confía, sin embargo, en que antes de que la actividad de la aerolínea vuelva a repuntar en julio, esas medidas ya se hayan levantado. Si no es así, su propio plan de desescalada y vuelta a la vida estará en entredicho.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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