Un ‘bazooka’ alemán para España, ¡ya!
Necesitamos medidas similares a las aprobadas por Alemania si no queremos que el virus deje a millones de trabajadores en la miseria
España necesita un bazooka de ambición alemana, ya. El martes mejor que el miércoles. Si queremos que el virus no cierre miles de empresas y deje en la miseria a millones de trabajadores.
¿Como Alemania? Sí. A tamaño. Copiemos a la canciller Merkel, que el 11 de marzo proclamó una consigna revolucionaria —para la tradición austeritaria de la CDU—: “No nos vamos a preguntar continuamente el efecto de una medida sobre el déficit, estamos en una situación extrema y haremos todo lo que sea necesario”.
En 48 horas, el viernes 13, sus ministros de Economía, Olaf Scholz, y Energía, Peter Altmaier, alumbraron el bazooka. Tiene tres cañones. Uno es flexibilizar su equivalente a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), el kurzarbeit (jornada reducida). Se hizo antes, el martes día 10, en España: se otorgó el seguro de paro, al instante, a los obreros afectados. Pero hay 4,2 millones de temporales, con carencias requeridas a las que muchos no llegan: bastantes pueden quedar en la calle sin nada. Hay que protegerlos.
El segundo es el aplazamiento de impuestos para pymes y autónomos, en que España se adelantó, el día 12: en principio se prolongará seis meses. Ahí vamos bien.
Pero vamos fatal en el tercer cañón, la liquidez a las pymes vía Instituto de Crédito Oficial: 400 millones de euros nuevos. Hay que seguir la senda de Berlín; darles “un escudo protector de volumen ilimitado”, como proclama el documento alemán (A Protective Shield for Employees and Companies, MBWi).
Graben a fuego: ilimitado; usando el apoyo europeo (presupuesto común y BCE), pues nuestra potencia financiera y capacidad de endeudamiento no son ni de lejos las alemanas.
El Gobierno alemán se compromete a “proteger las empresas con nuevas medidas para proporcionarles liquidez, en un volumen ilimitado”, reitera ese texto, pues dada la alta “incertidumbre” ha “decidido deliberadamente no fijar ningún límite al volumen de esas medidas”. Pero ya ha encargado a su pariente del ICO, el KfW (un banco público de desarrollo creado en 1948, ay, para vehicular el Plan Marshall), flexibilizar sus condiciones para usar los 460.000 millones de euros que le garantiza el presupuesto federal. Y que ha decidido aumentar en ¡otros 93.000 millones!
Quien apele hoy a la frugalidad fiscal no se entera de lo que se cuece. España tiene algún margen. Su deuda es del 95,5% del PIB; casi cuatro puntos menos que en el pico de marzo pasado (99,02%): unos 50.000 millones. Empléense. Que el rigor fiscal no devenga rigor mortis.
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