Tiempo de actuar
Es el momento de dejar de pensar que puede hacer el planeta por ti y pensar qué puedes hacer tú por el planeta
Las Naciones Unidas han conseguido en cuatro años que la marca Objetivos de Desarrollo Sostenibles forme parte de nuestras vidas, sin duda un gran éxito. En el mismo periodo que Donald Trump ha debilitado significativamente el sistema multilateral. Bolsonaro renunció a celebrar la Cumbre del Clima de 2019 en Brasil y ha dado concesiones para nuevas prospecciones de petróleo y tala de arboles en el Amazonas. Chile asumió el reto y ha tenido que renunciar al no poder garantizar la seguridad. Y gracias a España se ha salvado la Cumbre in extremis.
Los países que explican el 100% del aumento de emisiones en 2018 no estarán presentes en la Cumbre de Madrid. Pero no estar no significa no hacer. Solo China explica la mitad del aumento de la producción de energía solar del mundo el pasado año. Y en EEUU aumentó más la producción de energía solar que en toda la Unión Europa. La gestión de la electricidad la controlan los estados y Trump no pinta nada en esas decisiones. En Europa hablamos mucho pero hacemos poco. Cuando empezó el nuevo milenio sólo el 0,1% del consumo mundial era solar. En 2018 ya era el 4%. El consumo de energía solar crece a tasas del 30%, se dobla cada dos años y en 2030 será la principal fuente primaria de energía.
La primera Cumbre del Clima fue en 1972. Hoy, gracias a los científicos e ingenieros, tenemos tecnología para solucionarlo. Los jóvenes han sustituido a las asociaciones ecologistas y, gracias al desarrollo tecnológico, se comunican de forma viral en las redes sociales. Si los líderes juveniles le exigieran cada viernes a sus padres y a los directores de sus colegios que pongan placas solares en los tejados se reducirían significativamente las emisiones contaminantes.
El 75% de los españoles ya estamos concienciados de los riesgos del cambio climático. Y la mayoría de partidos votaron a favor del decreto de autoconsumo fotovoltaico. Por lo tanto, si los políticos pasaran a la acción poniendo placas fotovoltaicas en todos los tejados de los edificios públicos reduciríamos significativamente las emisiones contaminantes. Los ciudadanos temen perder su empleo y poner placas en los tejados generará millones de empleos en el mundo. Por lo tanto, además de dejar un pequeño planeta tierra más habitable, haremos más resilentes nuestras democracias en crisis.
Si las empresas, en vez de gastar millones de euros en comunicar que son muy verdes, invirtieran en estimar los riesgos del cambio climático sobre sus activos y tomaran medidas para mitigarlos harían un gran favor a la humanidad. Si los inversores exigieran a los gestores de las empresas que evalúen esos riesgos el proceso iría más rápido. Si los reguladores exigieran que esas evaluaciones de riesgos a las empresas fueran públicas iríamos más rápido aún.
Los protagonistas de la Agenda 2030 de Naciones Unidas somos los ciudadanos. Es el momento de dejar de pensar que puede hacer el planeta por mi y pensar qué puedo hacer yo por el planeta. Ponte placas.
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