Mario Draghi reacciona al frenazo y prepara un paquete de medidas de estímulo
El Banco Central Europeo anticipa otra posible rebaja en los tipos de interés y sopesa reiniciar el programa de compra de activos y redefinir su objetivo de inflación
Está en la recta final de su mandato, pero Mario Draghi no tiene la más mínima intención de convertirse en lo que se conoce como un pato cojo, un líder con poco margen de maniobra por pasar sus últimos días en el cargo. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) lanzó el jueves un mensaje clarísimo: sigue inmóvil, pero tiene en la manga un potente cóctel de medidas listo para septiembre. Entre estas, rebajas de tipos, retomar el programa de compra de activos o incluso la posibilidad de reformular el objetivo de inflación. En resumen: más estímulos durante más tiempo para apuntalar una economía renqueante. Draghi repitió hasta cuatro veces la frase que resume su estado de ánimo actual: “No nos gusta lo que vemos”. Y está decidido a actuar.
El panorama que pintó Draghi es bastante sombrío. El italiano al que aún le quedan tres meses al frente de la política monetaria europea reconoció que ya no confía en la recuperación que antes esperaba para el segundo semestre del año. “Las perspectivas son peores y peores”, dijo en la rueda de prensa que se celebró tras el Consejo de Gobierno del BCE en Fráncfort. Se refería sobre todo al mal dato de las manufacturas, que arrastra el crecimiento de los países como Alemania donde este sector es más importante. Pero que también contagia al resto de la eurozona de unos datos decepcionantes. La inflación, en el 1,3% el pasado mes de junio, continúa lejos de donde debía estar. Y no parece que vaya a acercarse a su objetivo en el corto plazo.
Hace tiempo que a Draghi le preocupan los débiles datos de crecimiento e inflación que arroja la zona euro. El presidente del BCE ha avisado en sus últimas intervenciones de que los riesgos para la economía crecen poco a poco, ligados a las tensiones geopolíticas, las amenazas proteccionistas y los problemas de los países emergentes. Si el año pasado el problema era cómo ir volviendo poco a poco a la ortodoxia monetaria, ahora es lo contrario: cómo ir incrementando las políticas extraordinarias que rescataron a la unión monetaria de la crisis y que ahora deben volver a usarse.
Mensaje pesimista
Pero Draghi este jueves elevó el tono. Su mensaje fue más pesimista del habitual. “La prolongación de las incertidumbres es en sí misma una materialización de los riesgos”, dijo. Poco después insistió en su descontento con la situación actual: “No nos gusta lo que vemos en el frente de la inflación”. Y negó que por debajo del 2% de inflación el BCE se sintiera cómodo: tan malo es que el objetivo se desvíe por arriba como por abajo, lo que ocurre ahora.
Muchos analistas vieron la reunión como un cambio de tendencia en el BCE. “El debilitamiento económico en la zona euro no le deja otra opción que impulsar una política monetaria aún más expansiva. El BCE dará a conocer en septiembre un paquete completo de medidas”, asegura Marcel Fratzscher, presidente del think-tank alemán DIW. Este economista pronostica que Draghi reducirá la facilidad de depósito ya en septiembre y que dejará un nuevo programa de compra de deuda para los meses siguientes.
Pese a la amplitud de las medidas anunciadas, el jefe del BCE admitió de forma implícita que él no puede hacerlo todo, y que necesita la colaboración de los Gobiernos. “La política monetaria ha hecho mucho para apoyar la zona euro. Pero si el deterioro continúa, la política fiscal se convertirá en esencial”, dijo, un mensaje teledirigido a Berlín, especialmente a la canciller Angela Merkel.
A Draghi le bastó con añadir una breve coletilla, tan solo dos palabras, a la parte inicial de su discurso. Con ese mínimo cambio pretendía sacudir la economía de la eurozona. Hasta ahora, el BCE sostenía que los tipos de interés continuarían en “los niveles actuales” al menos hasta el primer semestre de 2020. Pero en su comunicado de este jueves, el Consejo de Gobierno añadió que los tipos seguirán en sus niveles actuales “o inferiores” hasta el próximo año. Un cambio que abre la puerta a una rebaja en los intereses que podría producirse tan pronto como el próximo 12 de septiembre.
Tipos bajo cero
Los tipos de referencia se mantienen intactos por ahora. El precio oficial del dinero lleva en el 0% desde 2016, y ahí parece que va a continuar. La facilidad de depósito, lo que el BCE cobra a los bancos por tener su dinero guardado e inactivo, lleva cinco años en terreno negativo. Desde 2013 está en el -0,4%. Y los analistas creen que en su reunión de septiembre, Draghi podría bajarlo al -0,5%. Esta medida promete llenar de descontento al sector financiero. El objetivo de cobrar más es que las entidades faciliten que el dinero circule, y que no se quede guardado en las arcas del BCE.
La reunión veraniega del eurobanco deja aún más mensajes al mercado. Draghi quiere que se examinen todas las opciones. Entre las que menciona el comunicado, también está la idea de retomar el programa de compra de deuda que acabó el año pasado y que supuso la inyección de 2,6 billones de euros en la economía de la zona euro.
Teóricamente, nada cambia por ahora. Pero Draghi deja claro que sí va a actuar antes de marcharse. La política monetaria laxa va a continuar “por un periodo prolongado de tiempo”. Dijo además que en la reunión se trató la idea de reformular el objetivo de inflación, que ahora es el de que esté “por debajo pero cerca del 2%”, algo que ha sido machaconamente incumplido. No parece haber consenso aún en un cambio que implicaría admitir en el futuro mayores tasas de inflación, como compensación a esta época en la que ha estado tan baja. Pero el debate seguro que va a volver. Es sintomático que en el comunicado publicado tras la reunión ya no aparecía la fórmula que Draghi ahora quiere cambiar.
Los mercados este jueves cerraron en rojo. Otra mala noticia para el hombre que tiene tres meses para pensar cómo saca a la zona euro del lío en el que anda metida.
Bienvenida a Lagarde
Pese a que le quedan tres escasos meses al frente del BCE, Mario Draghi no quiso este jueves dar ninguna pista sobre cuál será su ocupación a partir del próximo 1 de noviembre. Sí dio, en cambio, una calurosa bienvenida a su sucesora, Christine Lagarde, de la que dijo estar seguro de que será una presidenta “espectacular”. “Y digo esto con el conocimiento que da el conocerla desde hace más tiempo del que ella y yo nos gustaría recordar”, bromeó. Por si había dudas, Draghi dijo no estar disponible para cubrir el hueco que deja Lagarde como directora gerente del FMI.
El Consejo de Gobierno del BCE también aprobó por abrumadora mayoría la propuesta del nombramiento de Lagarde, de la que dijo que, como exigen las normas europeas, “es una persona de reconocido prestigio y experiencia profesional en asuntos monetarios o bancarios”. Era un mero formalismo, pero también un paso necesario para el desembarco en Fráncfort de la exministra de Finanzas francesa.
Mensaje para el BBVA
Otro tema más espinoso se coló en la rueda de prensa del BCE: la situación que atraviesa el BBVA. La Fiscalía Anticorrupción anunció esta semana que solicita su imputación como persona jurídica por presuntos delitos de cohecho, revelación de secretos y corrupción entre particulares en la investigación abierta al comisario de Policía jubilado José Manuel Villarejo.
El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, que en otras ocasiones había reclamado al BBVA que aclarara su posible implicación en el caso Villarejo lo antes posible, le dio un respiro. El caso, dijo está bajo “investigación de la Justicia española”. Habrá que esperar a que los jueces “tomen una decisión”, concluyó, sin querer entrar en otras consideraciones.
Jornada convulsa en Bolsa
Los mercados han vivido una jornada extraña y han acabado registrando pérdidas. Tras una mañana de poca actividad, comenzaron a subir al son de los mensajes del banco central. Poco después del comunicado oficial del BCE, donde ya se daban señales de posibles nuevos estímulos, el conglomerado Eurostoxx subía casi el 1%. El Ibex, el selectivo español de referencia, escaló de golpe hasta el 1,2%. Sin embargo, tras la rueda de prensa de Draghi, todo se torció. Ante los mensajes pesimistas sobre la marcha de la economía, los selectivos se dieron la vuelta. El Ibex perdió más del 0,4%, el Eurostoxx el 0,5%. Fráncfort, Londres, París, Ámsterdam... Todos terminaron la jornada en rojo.
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