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Entrevista Vincent Reinhart, economista jefe de Standish

“Trump es mejor identificando los problemas que resolviéndolos”

El menor potencial de crecimiento explica el triunfo de los movimientos populistas

Economista jefe de Standish (BNY Mellon). Desde 2015 trabaja en la filial de BNY Mellon, tras 20 años en la Reserva Federal. Reinhart piensa que Europa debe imitar a Estados Unidos a la hora de subir los tipos de interés

Vincent Reinhart, economista jefe de Standish, durante su reciente visita a Madrid.
Vincent Reinhart, economista jefe de Standish, durante su reciente visita a Madrid.Inma Flores

Vincent Reinhart (Nueva York, 1957) trabajó durante más de dos décadas en la Reserva Federal de EE UU. Se pasó al sector privado en 2011, pero su lenguaje y su visión de la economía le delatan como banquero central. Desde 2015 ejerce como economista jefe de Standish, filial de la firma de inversión BNY Mellon. Recientemente visitó Madrid para acompañar a su esposa, Carmen Reinhart, en la entrega del premio de Economía Rey Juan Carlos.

Los organismos internacionales pronostican una ralentización de la economía mundial en 2019. ¿Cuán pronunciada será?

Estamos ante un cambio sustancial en las expectativas. A principios de año la mayoría de las economías del mundo crecían saludablemente y de manera sincronizada, pero en el segundo semestre esa sincronía se ha roto. La economía estadounidense se expande en estos momentos a un ritmo mucho más rápido que la europea, y la política monetaria está todavía menos sincronizada. La Reserva Federal sigue teniendo motivos para subir los tipos de interés. Habrá que ver cómo va a empezar a hacerlo el Banco Central Europeo (BCE). Habrá una ralentización económica, aunque en EE UU será ligera. Creemos que crecerá a un ritmo del 3,1% este año, del 2,5% en 2019 y un poco menos en 2020.

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¿Qué opinión le merece la política económica de Trump?

Trump ha puesto el foco en problemas a los que no se solía dar mucha importancia. Es sorprendente cómo muchos empresarios se han dado cuenta ahora de que China no estaba comerciando limpiamente y de que quizás fue un error admitirla en la Organización Mundial de Comercio (OMC) en los términos en que lo hizo. Trump concluyó que el impuesto de sociedades era demasiado alto, que era injusto tener el tipo marginal más alto de la OCDE. Es mejor identificando los problemas que resolviéndolos, y eso es un problema: reconocer un problema y no solucionarlo lo puede empeorar.

¿Qué consecuencias puede tener un agravamiento de la guerra comercial entre EE UU y China?

Puede empeore antes de mejorar. Lo que está claro es que las tensiones comerciales desincentivan las inversiones. El Gobierno de EE UU está utilizando la amenaza de los aranceles para conseguir un mejor resultado en las negociaciones. Estamos jugando al juego del gallina [en el que los jugadores hacen algo mutuamente perjudicial, esperando que el oponente se retire primero], y a veces esos juegos salen mal. Pero no solo está creando incertidumbre la política comercial estadounidense. Lo que sucede en Italia también desincentiva la inversión. Está poniendo a prueba la determinación de la UE, y las cosas podrían salir muy mal, igual que en Reino Unido.

El euro cumple 20 años en enero. ¿Qué peligros afronta la moneda única?

El euro sobrevive porque todos sus miembros se benefician de su existencia, aunque de manera distinta. El problema es que subsisten actitudes nacionales muy diferentes ante la inflación o la deuda, y eso crea tensiones periódicamente. La gran amenaza son las diferencias en el crecimiento económico. Italia y Grecia todavía no han recuperado el nivel de PIB per cápita que tenían en 2008. La ausencia de normas comunes sobre el negocio bancario y los capitales augura que el terreno de juego seguirá siendo muy desigual, y eso va a ser una fuente permanente de problemas.

¿Qué cambios vislumbra en la política monetaria europea?

Mario Draghi tiene que encontrar la forma de replicar el último año de Janet Yellen en la Reserva Federal.

¿Qué hizo exactamente?

Janet Yellen [presidenta de la Reserva Federal entre febrero de 2014 y febrero de 2018] es un ejemplo muy interesante de transición. En 2015 y 2016 convenció a sus colegas para no subir demasiado rápido los tipos de interés. Siempre encontró un motivo: las estadísticas salariales, unas elecciones en Europa... Subió los tipos dos cuartos de punto en diciembre de cada año. En 2017 encontró la manera de subirlos cada trimestre, y lo hizo alertando a los inversores en la reunión anterior. Era consciente de que había elecciones a finales de 2016 y de que lo más probable era que su sucesor fuera más halcón que ella. ¿Y qué hizo? Limitó el margen de maniobra de esa persona. Draghi tiene que empezar a subir los tipos de manera similar, gradualmente. Sabemos que su sucesor será más halcón que él, pues casi seguro será un europeo del norte. Lo que debe hacer es subir los tipos de una forma y con un lenguaje que ponga difícil a su sucesor hacerlo con más rapidez.

Europa vive un auge de movimientos populistas y de extrema derecha. ¿Hay una explicación económica del fenómeno?

Todo tiene que ver con el crecimiento potencial. Las economías avanzadas tienen poblaciones cada vez más envejecidas, con tasas de participación laboral cada vez menores y una productividad que crece muy despacio. Por consiguiente, el crecimiento potencial se está ralentizando. En las economías de mercado firmamos un acuerdo con nuestros ciudadanos según el cual empleamos los recursos de la forma más eficiente para obtener el mayor beneficio posible, pero cuando las circunstancias cambian, tenemos que mover a la gente de un trabajo a otro, aprovechando la apertura de los mercados al comercio o los avances tecnológicos. Cuando eso sucede, hay ganadores y perdedores, pero los ganadores nunca compensan a los perdedores. Somos muy malos a la hora de formar a quienes han perdido su trabajo o de ayudarles a reubicarse.

Se trata, entonces, de una cuestión de expectativas...

Vivir en una economía de mercado que crece un 4% al año despierta la expectativa de un aumento significativo de los ingresos a lo largo de la vida, y eso te lleva a suscribir ese acuerdo, incluso si en algún momento te encuentras entre los menos beneficiados. Pero con la ralentización del crecimiento potencial dejan de verse los beneficios que la economía de mercado trae para el ciudadano y para sus hijos. El auge del populismo es básicamente un intento de renegociar ese contrato, porque los beneficios no son tan evidentes como lo eran antes. En todas las economías avanzadas nos preguntamos si a nuestros hijos les va a ir mejor que a nosotros, y la respuesta en estos momentos es bastante deprimente. Es una de las razones por las que los británicos votaron a favor del Brexit sin una alternativa clara, por eso los franceses votaron por un presidente con un partido que no existía dos años antes y por eso Italia está gobernada por extremos del espectro político... El menor crecimiento potencial explica el auge del populismo, que crea un círculo vicioso, una especie de derrota autoinfligida. Lo hemos visto en América Latina: los Gobiernos populistas ponen en marcha medidas que acaban perjudicando a quienes votaron por ellos: gasto público descontrolado, impuestos confiscatorios y otras que, al final, no propician un crecimiento de la economía.

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