Dudas en la Reserva Federal
La Fed y las bolsas temen lo mismo: desaceleración en 2019
Las decisiones de la Reserva Federal (Fed) estadounidense constituyen uno de los factores económicos decisivos para calcular la evolución de la economía mundial durante 2019. Pero las decisiones de la Fed están a su vez intensamente condicionadas por la agitación del presidente Donald Trump, hostil a cualquier subida de tipos que pueda obstaculizar el crecimiento de la economía estadounidense, y por los mercados bursátiles. El juego de presiones estalló el pasado miércoles: la Fed subió los tipos en un cuarto de punto, hasta situarlos en una banda entre el 2% y el 2,5%, y las bolsas, desde Wall Street hasta los mercados europeos, reaccionaron con fuertes caídas reveladoras de una inquietud que va más allá de los vaivenes de la política monetaria.
Jerome Powell, presidente de la Fed, sigue la lógica de los bancos centrales; quiere volver a la normalidad monetaria, coherente con la recuperación de la economía norteamericana. Powell percibe lo mismo que los mercados que tan mal se han tomado la subida de tipos: a corto plazo, en 2019, se detecta una caída del crecimiento (las previsiones avanzan una tasa de aumento del PIB del 2,3% en 2019, frente al 3% de este año) que demostrará el agotamiento de la política económica de Trump. Sería un grave problema para la economía global que aflorara una fase recesiva con tipos de interés en torno al 2%. Pero mientras el presidente de la Fed busca recuperar la ortodoxia monetaria para disponer de un instrumento eficaz en caso de recesión, los inversores consideran que la normalización va muy deprisa y que debería ralentizarse en función del crecimiento y el empleo.
Powell ya ha sugerido, de la manera sibilina que lo hacen los bancos centrales, que en lugar de tres subidas de tipos en 2019 puede haber dos; y que quizá estén vinculadas a los datos económicos. Es un problema de difícil solución para un banco central, porque la política irresponsablemente expansiva de Donald Trump genera la necesidad de modular subidas de tipos para frenar el calentamiento económico. Como puede apreciarse, el trasfondo es político. Para la economía mundial, en especial para los países emergentes, es crucial que los tipos de interés estadounidenses no suban de manera brusca y pronunciada. Este era el compromiso de Janet Yellen, aunque está claro que la expresidenta de la Reserva no contaba en su despliegue normalizador con la controversia política Trump-Fed.
La economía mundial el año próximo va a sufrir probablemente un efecto intenso de desaceleración económica. La subida de tipos de EE UU es uno de los factores que provocarán esta pérdida de ritmo, junto con la guerra comercial impulsada e intensificada por el propio Trump y, presumiblemente, el mantenimiento del crudo en precios entre 70 y 80 dólares por barril. En el caso de Europa, la incertidumbre provocada por el Brexit baja un poco más la previsión de crecimiento. En España, el crecimiento también se va a moderar por el empeoramiento de los factores externos. Por eso es tan importante que la Reserva Federal aclare sus objetivos y transmita un calendario moderado de subida de tipos.
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